domingo, 29 de abril de 2012

El cuento que te cuento y que no es cuento


Hasta ustedes ha llegado la luz

         La polvareda invade la mañana clara. Abandonamos el asfalto, entramos en una senda de tierra flanqueada por cañaverales. Seguimos la tromba que dibuja la comitiva oficial.  Con las ventanillas cerradas avanzamos, el chofer y yo, amparados en esta capsula, la cabina de la camioneta.

         A las 6 de la mañana, con rostros dormidos, nos mezclamos civiles y militares para presenciar el izamiento de la bandera. El gobernador, enfrascado en su traje de general, nos explicó a los periodistas la actividad conjunta, de la cual seríamos testigos en las próximas horas. Su gabinete, con él a la cabeza, relevaría las necesidades y acción de distintos municipios de la provincia. Además la travesía sería aprovechada para dos inauguraciones.

         Tromba y polvareda impresionan como si el mundo se hubiese perdido, somos una ráfaga dentro de la nada, estamos en un túnel que parece tener como destino el olvido. Observo al chofer, aparte de mí, es lo único humano que ha quedado. Su visión, adherida al parabrisas, se petrifica vigilantemente como si existiese un horizonte. Sus manos se aferran al volante y sobre él, recuesta los antebrazos, ejerciendo fuerza, tratando de que el traqueteo no lo aleje de una huella invisible. Su rostro cetrino y tenso, culmina en una frente chata surcada por arrugas que simulan ser heridas.  Caigo en cuenta, que hasta ahora, no tengo registro de su voz. Tanto el saludo, como alguna frase empobrecida dicha en el camino, fueron respondidas con un movimiento positivo o negativo de cabeza. Creo que desconfía de mí, a lo mejor es solo una ocurrencia.

         No sé de donde, nos llegan compases de marcha militar. Bruscamente, sobreviene la frenada. El torbellino se aquieta, el polvo, compacto como telón teatral se precipita flotando cual velo de  odalisca. A la izquierda, otra vez como un muro, diviso los cañaverales, del otro lado, una hilera de chicos, agitando banderas argentinas, luciendo guardapolvos almidonados pero llenos de polvo. Detrás de ellos, mientras la nube se disipa brotan dos maestras semejantes a fantasmas verdaderos.

         Descendemos de los vehículos, atrás de los anfitriones una casa de paredes muy blancas, escuela lista para estrenar. La directora espera a la comitiva en la puerta de entrada. Un funcionario dice que estamos atrasados, que debemos apurarnos. El gobernador sonríe, inaugura para las fotos en un breve recorrido por las dos aulas y decide, suspender su discurso.
         Llega una orden, efímeros apretones de manos, otra vez los acordes militares preanunciando la partida. Los que quedan, reciben nuevamente la tierra suspendida, que convaleciente, anida sobre esos cuerpos, prácticamente sobrentendidos.
         Nosotros corremos hacia los transportes asignados. En total, la claridad no llegó a perdurar cinco minutos, permitiendo que las banderas flamearan. Luego se taparon en sus tumbas.

         Los zapatos se me han poblado de polvo. En tanto somos tragados por la sequedad, mis retinas abandonan remisamente la estela de unas máscaras sonrientes, muy parecidas a la de una niñez asombrada. ¿Que es todo esto?, es como avanzar sin ojos, descubrir a los que para uno no han existido nunca. Es un simple parpadeo de evidencia, de un rayo que no llega a ser lúcido, para borrar sin dificultad lo que es fugaz, o a lo sumo, imaginarlos como espectros, ausentes en el mundo real.
         Detengo mi pensamiento en la mirada del conductor. Me alcanza un trapo de rejilla húmedo señalándome el calzado. Los zapatos vuelven a brillar. Transitamos un túnel de cenizas renegadas, no noto el avance, en cambio tengo la certeza, que nuevamente, música militar se nos acerca. Otra vez la frenada ordena mis sentidos. Una vez más escolares, banderitas, mujeres marchitas y algunos paisanos descalzos. Ahora, en lugar de escuela, un hueco ganado al cañaveral y una tarima de madera, sobre ella un interruptor en un poste, y arriba, una lamparita. Mientras los chicos agitan los colores celeste y blanco, y los mayores son invitados a aplaudir, el gobernador, solemne asciende a la plataforma. Practica su venia con el público, marcialmente les da la espalda, su mano derecha se posa y activa la llave. Se quita la gorra, mira hacia el cielo, pero detiene su horizonte en el milagro de la lámpara encendida.

         La fanfarria, ataca con lo más tachín de su repertorio. El gobernador se relaja para pronunciar palabras improvisadas. Alguien le alcanza un megáfono, su primera frase es épica por lo grave del tono, por el estruendo, por el eco y sobre todo porque narra la epopeya:
         -Mis queridos compatriotas, hasta ustedes ha llegado la luz.
 Su silencio y el aplauso son prolongados, los chiquilines chillan alborozados, la cámara del canal de televisión local, rodea el rostro adusto del militar, quien se encuentra listo para proseguir:
         -Desde ahora en más, van a disfrutar de las ventajas que les otorga la civilización. A partir de hoy, ampliarán la sobremesa nocturna por este prodigio que llamamos electricidad. Gracias a ella se mirarán los rostros a través de la mesa familiar, gozarán del televisor y la nevera, en sus casas se alargará la vida.

         La gente, ha quedado con la mirada estampada en la lamparita encendida. Nos siguen rodeando los cañaverales, desde este camino arenoso no llego a distinguir ninguna construcción. Las palabras del General, parecen provenir de una serie de televisión doblada por puertorriqueños. Los parroquianos, son un puñado de semblantes con piel añeja, no me permiten traducir sus emociones, si las hay.

         La epopeya, narrada por el militar a cargo de la gobernación languidece, pero no se nota. En su ayuda acude la charanga musical, esa banda de uniformados, que a su modo, nos ordena a abordar los vehículos estipulados.

         La luneta trasera, muestra el fenómeno. El grupo de lugareños se desmaterializa, esos que de cerca confundía con personas, se desintegran hasta transformarse en partículas microscópicas invadidas por la tierra.
         Me pregunto: ¿de dónde sale esa gente que siempre parece la misma? Hemos recorrido kilómetros y kilómetros en un paisaje de cañaverales acuartelados en el desierto, pero las mismas fisonomías aparecen en cada acto, esperando a esta comitiva, que siempre arriba precedida por un remolino y se aleja provocando otro.

         -Que suerte que esta gente pueda tener luz.
Concreto mi pensamiento en voz alta.
         -Sí, el día que tengan plata para comprar cable y llevarlo hasta su rancho.
El conductor se manifiesta. Me sorprende con voz grave, me cuesta identificar que aquellas palabras provienen de su boca, sigue arqueado sobre el volante, sin parpadear, con la vista fija en el parabrisas. Sin embargo, siento que el horizonte que persigue, no se encuentra en aquel amasijo de polvo que golpea intermitente contra el vidrio, es como si hurgara hacia él mismo. Esta vez noto con claridad el movimiento de sus labios:
         -¿Quién sabe dónde tendrán sus ranchos?, seguramente están a muchas leguas de la torre que acabamos de inaugurar, perdidos en los matorrales. Lo que obtienen por la zafra ya lo tienen comprometido por la comida y vicios adelantados.
         Sus pocas muelas son marrón caramelo, seguramente, es la huella forzosa de haber mascado caña.
         Nos quedamos callados, a mi se me quemó la lamparita. 
Eduardo Wolfson

viernes, 27 de abril de 2012

No es moco de pavo



Nuevo fragmento de 


"Espéculo para armar"


 libro inédito de
 Eduardo Wolfson.

En esta ocasión se publica parte de las declaraciones de José Gólgota, empresario funerario, a la prensa.

El pibe me resultaba simpático.  Lo que se dice hablar con él, yo no lo había hecho nunca. Me caía simpático, porque siempre lo veía pasar en pedo por la puerta del local. Era para la hora que nosotros teníamos que organizar el despacho de los clientes para el cementerio. No creas que es nada fácil, lograr que cada uno salga en el horario previsto. Siempre se atrasan en las despedidas ¿Viste? Y uno no puede forzar las cosas por la clase de trabajo que es. Pero el asunto se complica. Se te empieza a llenar de coches la cuadra, los vecinos se quejan, los que van con su vehículo se equivocan de fila. Y uno no puede ordenar el avance si todavía el cajón no está en el fúnebre. Tuve casos que hasta se equivocaron de cortejo y fueron a parar a otro cementerio. Sí, no te rías, es como te la cuento. Por eso, en mitad del despiplume, a eso de las 7 u 8 de la mañana, el Bernardino pasaba con una curda de no creer por la puerta de la cochería. Y a mí me caía simpático. Porque era como cuando chicos, los payasos sin pensarlo se daban una cachetada, y a uno le producía una risa bárbara. 
Esto, en los últimos años ha cambiado mucho, en aquel tiempo todavía era un barrio, ¡bacán!, pero barrio nada más. Así que recién entré en relaciones con él, un día que pasé por su casa, ¡Que digo casa!, era un palacio eso, los viejos tenían mucha guita. Me acuerdo que el pibe estaba sentado en la puerta, tenía pinta de perdido, que sé yo. El asunto es que me dio lástima y frené el coche. Me contó que se quedó solo y que no tenía un mango, que los padres se habían ido a Europa por un montón de tiempo. Me parece que la hermana vivía en Francia con un viejo milico. Sí, voy a tratar de hacer una síntesis: vi que el pibe no tenía rumbo, ni sustento, viste lo que es la desunión familiar, la falta de amor. Mirá, puede haber mucha guita, pero si falta el amor, es como tirar manjares a los chanchos. Así que decidí ayudarlo, después de todo era un vecino del negocio. En esos tiempos el trabajo andaba muy bien, la demanda superaba a la oferta de salas velatorias existentes. Creo que fue una de las mejores épocas que tuvo la cochería. Pensá que nosotros, aquí en Devoto, estamos desde 1909, mi bisabuelo fundó el negocio. En aquel entonces, casi todas eran quintas y calles de tierra.
            Cuando vi la mansión tuve la idea. Hicimos una sociedad de palabra, él ponía las habitaciones de la casa y yo traía los clientes y ponía el servicio.     Trabajamos a full todos los días. Y si la memoria no me falla, una noche llenamos el comedor con un montón de clientes, victimas de un accidente.       Después, la verdad, no sé muy bien que pasó. Un día Bernardino desapareció, después vino el padre y como loco quemó toda la mansión. En ese tiempo ya estaba el lisérgico ¿viste? Para mi que el viejo se enguyó algo de eso. Entre nosotros, tenía alguna fama de degenerado. Todavía están las ruinas. Si querés cuando te vayas, acá la vuelta las podés ver. Del pibe, tuve noticias otra vez en la AFA. Ya habían pasado más de tres años. Claro, los Gólgota somos miembros fundadores de la AFA ¿No sabías? Yo de vez en cuando voy a las reuniones, pero no me gusta la política. Aquella vez metí la pata como un estúpido, pero me sirvió para enterarme. Resulta que los dirigentes de la Asociación funeraria querían mandar una solicitada, para despegarse de las cosas raras que hacía el Bernardino. Claro..., ¿pero en que estás pensando? Yo te hablo de AFA, “Asociación Funeraria Argentina”, y no la Asociación del fulbo, ¡Belinún!. El asunto es que cuando lo nombraron, yo que no tengo idea en que estaba pensando, dije: -a ese lo conozco, fue socio mío, es un pibe macanudo.
            ¡Vos no sabés!, se me vinieron encima. Uno, viejo enemigo de mi padre, que entonces vivía, aprovechó mi desliz para pedir mi expulsión. Después del revuelo, se calmaron los ánimos, entonces un colega de Urquiza, aprovechó para contarme. Yo no lo podía creer, sabía que el pibe era imaginativo, pero lo de licenciado en ciencias mortuorias, me pareció descabellado, y el disparate de la trascendencia, creo que colmó el vaso. Medio avergonzado todavía, firmé la solicitada. Por suerte como eran muchas las firmas, la mía, no tuvo lugar para aparecer en el diario, se supone que estaba en ese continúan las firmas. Digo por suerte, porque a mi no me gusta quedar mal con nadie y menos con un ex socio y vecino, por es
            En la AFA, tenemos un código de ética y conducta que seguimos al pie de la letra. Un artículo dice que todo cliente que elija nicho, tierra, mausoleo o crematorio, o sea, que en definitiva, sin importar su último destino, debe ser identificado y contar con su correspondiente certificado de defunción. Imagínate, parece ser que Bernardino, cuando se instaló, no fue muy afecto en seguir estas disposiciones. Y las malas lenguas cuentan que utilizó terrenos que adquirió con créditos blandos, para dejar memorias enterradas sin lápida, para transformarlas en olvido. Vos me entendés

lunes, 23 de abril de 2012

Manual práctico del discurso


DISCURSOS PARA MÉDICOS (primera parte)






            Queridos profesionales de la salud: así como muchos jueces suelen decir que hablan por sus sentencias, ustedes pueden hacerlo a través de su parte médico. Si bien este modo de expresarse, puede parecer ético, honesto y apropiado al juramento hipocrático hecho en su momento, resulta totalmente improcedente para el marketing y promoción de sus facultades. Es decir: que si usted opta por callar se expone a juicio por mala praxis sin haber existido jamás. Si usted opta por hablar, se expone al mismo juicio, pero firmando autógrafos y ganando millones.
            Supongamos doctor, que usted es directivo de un afamado sanatorio privado, de esos que tienen un servicio de hotelería y gastronomía de cinco estrellas. Siente su ego más que satisfecho, al experimentar que su actividad profesional dispone de una base sólida para el desarrollo. Pero ¡ojo! estimadísimo galeno, ya lo dijo un anciano, célebre,  de barba blanca: "lo sólido, a veces se esfuma en el aire".
            Usted no puede dormirse en los laureles cuando su vida y trayectoria se encuentran en permanente amenaza. Suponga que un fin de semana cualquiera, su imponderable nosocomio es elegido, por una vedette famosa que ha caído en desgracia, para internarse de urgencia. O peor aún, que el lugar de la vedette lo ocupe un ex jugador internacional de fútbol, amado y odiado por distintas Barras bravas de club's. ¿Está usted seguro que tanto su establecimiento, cómo sus recursos humanos, se encuentran habilitados para contener semejante situación? De no ser así, su servicio cinco estrellas, se convertirá sin etapas y en un segundo, se lo garantizo, en un servicio cinco cruces.
            Vamos, no lo tome a mal y veamos que variables debemos sopesar:
1) seremos invadidos por: periodistas, público, parientes, cholulos, otros internados, parientes de otros internados y por supuesto, la o el paciente.
2) Batería que disponemos para manejar la invasión: partes médicos, voceros, especialistas, personal de seguridad, de limpieza, enfermeros.
            Doctor, si usted se queda relajado porque sabe que dispone de todos estos recursos humanos para frenar el pandemonium, permítame que le diga, y no se ofenda, pero usted mi distinguido facultativo se ha quedado en la medicina del 45. Tenga en cuenta la época que nos toca transitar. Antes, el pase a la inmortalidad de una figura trascendente lo anunciaba una voz engolada por la radio, y al día siguiente, en las necrológicas de los matutinos se destacaba una semblanza llena de ternura y de tristeza sobre el vacío que provocaba la ausencia del finado o finadita. Pero en la actualidad, mi garboso catedrático, el mundo comienza a planificar el desenlace, aún antes que se produzca la insinuación del primer callito en la personalidad, que algún día, acogerá un lecho en su notoria corporación. Lo que deseo explicarle, y tiene que entender, mi noble sacerdote del arte de curar, es que su éxito, no pasa por la defensa de la vida, sino por el mantenimiento de la propiedad, que las candilejas y las luces del centro, que otrora, le han hecho mal a alguna jovencita de los arrabales, hoy encandilan todo el escenario, y por más crisis energética que haya, no se apagan nunca. Por eso, para estar a salvo, debe cambiar en un abrir y cerrar de ojos sus criterios de elección. Deseche sin pestañear al mejor de los cirujanos, y en su reemplazo, emplee los servicios de un escenográfo con experiencia, de un buen iluminador y sobre todo, un coreógrafo full-time que contribuya a la estética de la circulación en escena.
Resultará indispensable que el personal bajo su mando, ya sean estos, profesionales o auxiliares, luzcan impolutos. Este exabrupto, solo se obtiene con atuendos, hábilmente diseñados, para ser capaces de exhibir una imagen corporativa potente y vigorosa, por lógica consecuente, también saludable.
No es conveniente que la sala de conferencias de su establecimiento, sea tomada por asalto por los medios de comunicación. Para ello, recomiendo colocar una cartelera sumamente extensa, anunciando exposiciones a toda hora, a cargo de personalidades internacionales del mundo de la medicina. Con esta medida y dos guardaespaldas, la prensa, no tendrá otra alternativa que quedarse en la vereda, incluso cortar la calle, lo que provocará un efecto multiplicador de miradas, que traducido a un lenguaje publicitario: diré que le redituará “el más bajo costo por punto de contacto”.
Cuando se tenga que hablar con la prensa, siempre sea usted el vocero, pero  rodeado por su equipo de especialistas. Las primeras palabras, serán hilvanadas, reconociendo el esfuerzo de los movileros por informar, y al mismo tiempo, excusándose por no poder brindarles una información lo suficientemente clara, debido a las circunstancias coyunturales de la terapia
Ejemplo <Comprendemos la necesidad que tienen ustedes por informar, por eso ordené que se les entregara un parte médico sobre la evolución que registra la salud de nuestro querido paciente. Por las pocas horas que han pasado desde el suceso, no puedo ampliarles mucho más de lo ya escrito
Dentro de su estado delicado, experimenta una sólida mejoría, encontrándose lúcido. Su estado de ánimo, es controlado desde el momento de la internación, por el equipo exclusivo de terapeutas del establecimiento. Debo aclararles que el celebre deportista, recibe de parte del equipo del nosocomio (con su mano, dibuje un abanico abarcando a los colegas que lo rodean), la misma atención que cualquier otro ser humano, fieles a la filosofía que siempre nos ha guiado, la cual podemos resumir en estas palabras “Servicio y amor a nuestra comunidad”. >

            Un médico que se precie de tal, puede ignorar las claves de la salud, pero lo que no puede dejar de lado en el siglo XXI es su habilidad con el marketing. 
Eduardo Wolfson

sábado, 21 de abril de 2012

No es moco de pavo


Prólogo de "Trascendencia foco manifiesto", libro de Bernardino Espéculo, rescatado por Eduardo Wolfson  en "Espéculo para armar", proximamente en las mejores librerías...
El fenómeno Espéculo se ha impregnado en nuestra sociedad, casi naturalmente. Por eso mismo, nos resulta difícil vivir en ella, y aislar científicamente nuestro objeto de estudio. ¿Quién, a esta altura de los acontecimientos, no cuenta con un conocido, un familiar o un ser querido, que haya trascendido científicamente? Es más, ¿Quién de nosotros, blanco o negro, rico o pobre, religioso o agnóstico, peón o profesional, no se encuentra todavía, integrado a alguno de los múltiples planes para su propia trascendencia? Sin embargo, en el siglo XXI, como excepción, existen herederos de aquella inquisición española, que expande su hegemonía, hasta hace días. Una etapa larga, donde todo germen de renacimiento filosófico fue abortado. Hablo del oscurantismo de la humanidad, propiciado por una calaña entramada en el doble discurso, ese que niega que debe creerse en lo absurdo e irracional, y por otra parte, dice que la razón es solo auxiliar de la fe. A ellos, se asocian los que pretenden negar la intuición y el éxtasis, como herramienta para producir conocimiento. Son adherentes de estas cofradías, los que a fines del siglo pasado, acusaban literariamente, y sin sentido, a nuestro precursor, Licenciado Bernardino Espéculo, de: “enterrar memorias sin lápidas”.  Y ¿si fuera así?, ¿Cuál sería el daño infringido? Las memorias, aún las mejores, como ya decía Allport en 1942 de la era cristiana, suelen tener demasiadas intenciones y pretensiones estéticas. Sostenía el autor, que son demasiado personales para ser representativas de un pueblo o una cultura. Concluimos, que las memorias solo están inspiradas por la vanidad. Es por ello, que para la trascendencia científica, nuestro objeto de estudio, no nos interesan las memorias, y mucho menos las anónimas, ellas, bien enterradas están.
Sí bien el grupo especuliano concluye, que no nos proporciona ningún valor hacer memoria, no se niega a incorporarla como simples recuerdos a la realidad. Pero alude, a que no son lícitas las asociaciones complejas. Por ejemplo: todos sabemos que el Turkmenistán es un Estado de Asia central totalmente desértico, y que en lugar de proliferar la industria extractiva, se desarrolla la extracción de la industria. Sería inútil, buscar el origen de este fenómeno en la década del 90 del siglo XX en Argentina, simplemente porque hubo allí un presidente con protocolo particular y apellido singular, que de alguna forma refiere a la región de los acontecimientos.

Sería de Perogrullo, recordarles, que ““Trascendencia, foco manifiesto”.”, es un libro de consulta inacabable. En fin, “El que evocarum se revocarum”
Jesús Oswaldo Tu tanka Carlés
Shamán
Presidente vitalicio ad-honoren de la
(FIT) Federación Internacional de Taumaturgos.
Gran Maestre, en condición de autóctono del
(CON) Caballeros de la Orden Nigromante

jueves, 19 de abril de 2012

El cuento que te cuento y que no es cuento


            
             Exiliada del paraíso 
            Se impresionó al verla en su escritorio. Ella hojeaba un libro extraído de la biblioteca. La presencia de esa desconocida lo desorientó. Sintió hasta el lugar, como extraño. Rescató su realidad, cuando con acento extranjero, la mujer pidió disculpas. Atinado, él se acercó hasta el gran ventanal y corrió las cortinas, con actitud de dueño. La observó detenidamente, como lo hacen ciertos propietarios con sus obras de arte recién adquiridas. Sin dudas, reconoció a la inmigrante que su esposa tomó para la limpieza, la había visto fugazmente esa mañana cuando bebió su café. Rodeó el escritorio, se detuvo frente a ella, se apoyó en el estante y en su inglés de Oxford, la interrogó acerca de su lectura. Ella comentó apocada, que repasando con una franela los libros, le llamó la atención esa versión inglesa del Quijote que desconocía. Y agregó: “Por cierto, creo que no es la mejor traducción”. Sir John asintió con una media sonrisa y quedó pensativo. Ester continuó desempolvando lomos de colecciones.
            Mientras Ester servía el consomé, Mary, la esposa de John, se la presentó formalmente: “ella viene de Sudamérica, de la Argentina, pero conoce y habla muy bien nuestro idioma” le dijo. John, con aire distante asintió. Sin embargo, algo lo preocupaba. Su esposa, últimamente, había descubierto ese mercado ventajoso de inmigrantes, para disponer de un buen servicio, pagando salarios muy módicos. Es cierto que Mary le explicó aquello del doble esfuerzo: “Si bien les pago poco, no olvides que invierto mi tiempo en enseñarles nuestra lengua”. Recordó que si bien no se sentía muy a gusto con esa teoría, tampoco tuvo voluntad, en aquel momento, de armar una argumentación que la invalide. Pero ahora, el recurso humano obtenido por su cónyuge, no solo conocía el idioma, sino que sabía distinguir en una lectura, una mala traducción, pero el salario seguía siendo el mismo.
            A John, siempre le disgustó la posibilidad de aprovecharse de las desigualdades. Tenía perfecta conciencia de vivir en un mundo asimétrico, y de ocupar un lugar privilegiado en él. Antes de conferenciar con Mary acerca del problema, e indicar su solución, decidió darse unos días para el análisis, realizar una investigación minuciosa, y adoptar la medida correctora necesaria, pero sin precipitarse.
            Aprovechó cuando Ester le sirvió el desayuno, su ritual solitario, para conocer algo de su historia. El relato fue corto:
             “Cuando desapareció mi esposo,-dijo Ester- mi situación se volvió insostenible”. John la vio acomodar sobre una bandeja, potes de mermelada, manteca y una lechera. También advirtió que Ester se mordió los labios, y no se equivocó al deducir, que el dolor, retornado por aquellas palabras, ponía fin a la confesión. Esa misma tarde, revisando unos papeles en su escritorio, Ester entró para servirle su té. Apenas la miró, y con la vista baja, le preguntó por qué eligió Londres como destino de su exilio. Ester, confusa, no respondió de inmediato. Pensó que entre su empleador y ella, la distancia no era cuestión de clase sino de comprensión. Cuando él levantó la vista, ella habló: “no fue elección, o trepaba por tierra, eludiendo vaya a saber cuantos controles, para llegar a México, o tomaba el primer avión que salía. Y fue para Londres”  John tomó distraídamente su pipa, entonces Ester, mirándolo a los ojos, agregó: “Escapaba señor”.

            Aquel contexto, John lo conocía en general por los diarios: “Dictaduras, persecuciones, torturados, desaparecidos, exiliados, etc.” Sin embargo, las pocas palabras pronunciadas con dolor, pero no sumisas, por Ester, no le eran suficientes para asociar su información con aquellas vivencias.
            John, sabiendo que Mary contrataba a esta gente sin pedirles referencias, preguntó a Ester por su experiencia laboral. Ella lo observó, él pudo notar que le brillaban los ojos, y que con cierta resignación y firmeza, sostuvo: “Soy licenciada en letras y doctora en filosofía”. John aprisionó los labios en el borde de la taza de té. Entonces Ester intentó retirarse, pero volvió a escuchar la voz de su empleador: “Esos conocimientos, ¿le sirven para realizar los quehaceres, para los cuales, mi esposa la empleó?”.
            Para Ester, sacudida, la escena se paralizó. Se repuso cuando John colocó taza y plato sobre la bandeja, entonces manifestó: “Esos conocimientos no. Pero desde chica hice quehaceres domésticos en mi casa”
            Esa noche, en la cena, John le comentó a Mary que tenía la sensación de ser cómplice de un hecho que atentaba contra sus buenas y legítimas costumbres. Mary, dejó en reposo su tenedor de pescado, posó la servilleta suavemente sobre las comisuras de los labios, y al fin, expresando  incomprensión, miró a su esposo, que comentó: “No podemos tener como mucama a una licenciada en letras y doctora en filosofía”. Entonces Mary parpadeó, exhibió apenas un gesto de alegría, lucido en su dentadura blanca y bebió un sorbo de champagne: “Pero si es un amor, y aprende muy rápido las labores que debe cumplir” sostuvo satisfecha.
            John advirtió la ignorancia de su mujer. Decidió mantenerse callado el resto de la comida, para no desarmonizar con una trama traída de afuera aquella hora de encuentro.
            Al día siguiente, cuando Ester le sirvió el desayuno, John preguntó: “¿Por qué no busca alguna colocación, donde usar sus conocimientos?”   
La respuesta fue cortante: “No tengo papeles señor”. John aspiró la humeante taza de café para adivinar su aroma. Le incomodó que Ester se quedara como para continuar el diálogo, interrumpiendo su ritual solitario de las mañanas. Entonces dijo: “Seguramente en una universidad, o en alguna oficina estatal le pedirían documentación habilitante, pero tal vez, a alguna casa editora, o algún medio especializado en América Latina, no les importaría” . Ester, diseñando una sonrisa, con tono amable expresó: “Agradezco su preocupación señor, pero me siento muy cómoda con esta actividad”. John quedó pensativo, trató de saborear su café, pero fue inútil, esa mañana no le encontraba gusto. Cuando Ester le daba la espalda escuchó su voz:”piénselo, seguramente tendrá una mejor retribución”. Ester al retirarse, refutó: “Pero no como la de un inglés, realizando la misma actividad”.
            John le comunicó a Mary, que después de cenar, no tomarían juntos el café en el salón como de costumbre, y le pidió, que transmita a Ester, que se presente a esa hora en su escritorio para mantener una conversación privada. Mary notó en su esposo un gesto no habitual, pero que ella conocía muy bien, era la actitud que lo expresaba tomando decisiones.
            Cuando Ester entró al despacho, encontró a John parado junto a la biblioteca, examinando distraídamente un volumen.  La mujer permaneció parada sin delatar su presencia, hasta que John levantó la vista y la invitó a tomar asiento. Luego de un corto silencio, inició una indagación amable: “Usted me dijo que sus títulos son…” / “Licenciada en letras y doctora en filosofía”, intrigada, contestó Ester. John encendió su pipa, se lo veía pensativo. Vino la bocanada de humo y la segunda pregunta: “¿Cuáles son las tareas que desempeña en nuestro hogar?”. Ester encontró su mirada cuando se desvaneció el humo. Sintió que el hombre volvía sobre un tema que conocía pero fingiendo ignorancia, o tratando de confirmar una realidad. “Tareas domésticas generales”, sostuvo Ester, y agregó: “Sí el señor lo desea puedo enumerarlas”. John asintió. “Sirvo los desayunos, almuerzos y cenas. Aseo las habitaciones y los baños. Envío la ropa de cama al lavadero, plancho sus camisas. En el tiempo restante, y según un cronograma que me ha sugerido su esposa, reviso la limpieza de otras estancias de la casa, como por ejemplo el ámbito en el que estamos. Si existiese alguna irregularidad debo componerla, como quitarle el polvo a los libros”. Ester cruzó sus piernas, apoyó las manos sobre la falda y calló. John hurgaba el fogón de una de sus pipas, con un adminículo para limpiarlo. Raspó todavía un poco más hasta la interrogación corta: “¿creé que su salario es justo para su actividad?” / “No me quejo por lo acordado” / “no contestó mi pregunta, ¿es justo?” / “No, no es justo, pero me arreglo” / “Entonces, ¿como algo que considera injusto puede conformarla?”.          En la transparencia de los ojos de Ester, John adivinó rabia.  Ella solo hizo un breve silencio y respondió con severidad: “Mi vida estuvo en juego y ahora estoy a salvo”. Ambos sostuvieron sus miradas sin hablar, pero ninguno pudo obligar al otro, a bajarla.
            En el desayuno, John, contraviniendo una vez más su rutina, le solicitó a Ester que se sentara a su lado para conversar. Ester Imaginó que aquella ceremonia traía un aumento de sueldo. “Ester sus condiciones son excelentes”, dijo sin preámbulos John, y prosiguió:” realmente su preparación e inteligencia, nos ha deslumbrado, debo felicitarla”. La interrupción para beber café, sirvió a Ester para agradecer sus conceptos. El silencio de John mantuvo un rato más el suspenso, al fin explicó: “lamento mucho tener que despedirla”. Ester pensó que tal vez, aquel idioma que no era el de su origen, le jugaba una mala pasada. John la notó desorientada, y volvió a repetir pausadamente: “lamento mucho tener que despedirla”. Ester trató de ocultar su angustia, y exigió motivos. “Usted es licenciada en letras y doctora en filosofía, sostuvo John adustamente. “¿Acaso no hago bien los quehaceres domésticos?” preguntó Ester. John respondió con severidad: “No es eso, no podemos dejar que una persona de sus quilates desperdicie su talento y sabiduría, realizando tareas domésticas, para las cuales está sobre calificada. “¿Sobre calificada?” intervino Ester con asombro. John prosiguió como si no la hubiera escuchado: “Usted nos ha causado un gran contratiempo. Mi esposa, tendrá que buscar quien la reemplace”. “Y yo trabajo” sostuvo Ester abruptamente. John lamentoso expresó: hemos confiado en usted, y arrancarla de nuestras vidas nos producirá zozobra. A Mary puedo achacarle su apresuramiento, esa ansiedad que posee, que la lleva a tomar decisiones antojadizas, y la falta de orden, que le impide pedir referencias. Pero fue usted Ester la que cometió el error, al ofrecerse en los clasificados para tareas domésticas. Es un engaño, justificado a lo mejor, pero engaño al fin. En su país, es comprensible que unos defrauden a otros, pero en el Reino Unido, mi querida amiga, no”.
Eduardo Wolfson  

lunes, 16 de abril de 2012

No es moco de pavo


Estos poemas pertenecen a Bernardino Espéculo, protagonista de mi novela "Espéculo para armar". En otras entregas, y fragmentariamente, daré a conocer diversos documentos (biografías, guiones cinematográficos, documentales, cartas, entrevistas a estudiosos y testigos, y al mismo Licenciado Espéculo),  posibilitando al lector estructurar con coherencia a este rompecabezas para la trascendencia. 

Voy hasta allá,
dónde están las águilas y los tigres.
Escucho un canto,
contemplo una flor que no se marchitará.
Mi omnipotencia no terminará
en la paz de los sepulcros. 

Los especuladores
buscarán involucrarse
para producir tu último día.
Te esperaré con tiempo.
Juntos diseñaremos el camino,
y te entregaré llave en mano,
tu morada.
Es mi promesa,
y es tu vida,
que no acabará
siendo un fast food.

jueves, 12 de abril de 2012

Se parece al teatro


SE VIENE LA DAMA

Escena
Oficina de un ministerio. El moblaje es solo un escritorio, una silla y una balanza de cruz con dos platos, apoyada sobre un cajón de frutas. Colgado, mirando hacia el público, un cartel con la  leyenda:  " AGENCIA ESTATAL PARA EL NUEVO ORDEN"

Personajes.
1) José: Funcionario. Hombre entre 40 y 50 años, elegante, luce un traje muy fino.  
2) Primitivo Buenavida: Desocupado. Hombre entre 40 y 50 años, vestido con andrajos, barba crecida, exhibe un estado de debilidad extremo.
3) Justicia: Mujer joven con los ojos vendados, cubre su cuerpo con una túnica blanca.

(Al iluminarse la escena, José, el funcionario, está sentado en la única silla detrás del escritorio, mirando hacia un extremo del escenario. Dirigiendo su vista hacia el extremo opuesto, Primitivo Buenavida, el desocupado se encorva, apoyando sus brazos sobre el escritorio. A las espaldas de José, se encuentra la justicia aparentemente desganada. A su derecha está el cajón de fruta en el cual ha abandonado la balanza. )
(JOSÉ MIRA CON DISGUSTO A PRIMITIVO BUENAVIDA)
Primitivo Buenavida (CON VOZ DÉBIL Y SUPLICANTE) -Señor...
José (DESPECTIVAMENTE E IRRITADO) -por favor no me haga sombra..., ya lo voy a atender.
Primitivo Buenavida (DESESPERADO) -¡es que tengo hambre!.
José (CON FASTIDIO) -a esta hora todos tenemos glotonería, esta mañana apenas tuve tiempo de tomar un café y desde que llegué, no dejé de atender.
(PRIMITIVO BUENAVIDA TRATA DE INCORPORARSE CUMPLIENDO LOS DESEOS DE JOSÉ)
José (DEJANDO UNOS PAPELES DE LADO) -bueno haber..., dígame su nombre.
Primitivo Buenavida -Primitivo Buenavida
José (ESCRIBE) -¿todo junto o separado?
Primitivo Buenavida (ANGUSTIOSAMENTE) -señor, disculpe..., pero tengo mucha hambre
José (CON PREPOTENCIA)-¿se creé que soy sordo?... Ya lo escuché, le pregunto si Buenavida se escribe todo junto o separado.
Primitivo Buenavida (APOYÁNDOSE NUEVAMENTE EN EL ESCRITORIO, CON UN HILO DE VOZ) -todo junto.
José -¿vé?, así es todo más facil y no se apoye en mi escritorio ¡quiere!
Primitivo Buenavida (VEHEMENTE) -¡Tengo hambre!
José (IMPACIENTE) -no empiece con esa letanía, cuánto más pronto responda a mis preguntas, más pronto nos iremos a comer..., y saque los brazos del escritorio.
Primitivo Buenavida -¿no me podría acercar una silla?.
José -vamos!..., no haga más engorrosas las cosas y responda
Primitivo Buenavida  -estoy débil
José -no podemos darle a todo el mundo una silla. No tenía ninguna obligación de venir hoy si está débil.
Primitivo Buenavida -es que tengo mucho hambre.
José -Sí yo también tengo apetito o no me escuchó antes (SUBIENDO EL TONO DE VOZ), cada día es más dificil tratar con el público. Una vez más le digo, escuche las preguntas, responda y nos vamos.
Primitivo Buenavida (BALBUCEANDO Y SUMISO) -le pido una silla porque estoy hambriento.
José -¡usted me va a volver loco!. (GOLPEA CON SUS PUÑOS EL ESCRITORIO, SE LEVANTA, DA UN RODEO MANTENIENDO DISTANCIA DE PRIMITIVO BUENAVIDA, SE INMOVILIZA UN INSTANTE Y VUELVE A SENTARSE) Yo creía que me pedía una silla porque estaba débil. Me quiere decir, (INTRIGADO) ¿qué tiene que ver que tenga hambre con la debilidad?-
(PRIMITIVO BUENAVIDA MIRA AL JOSÉ PERPLEJO, HACIENDO GRANDES ESFUERZOS PARA MANTENERSE EN PIE)
José (MIRA LOS PAPELES) -haber... Primitivo Buenavida..., ¿nacionalidad?.-
Primitivo Buenavida (CON UN HILO DE VOZ) -argentino-
José ¿estado civil?
Primitivo Buenavida -tengo hambre, (DEMANDANDO COMPASIÓN) ¡sienta el ruido de la panza!-
José (INDIFERENTE)-lo que le pregunto es si es casado o soltero.
Primitivo Buenavida -juntado-
José -quiere decir que vive en concubinato. ¿A que se dedica?
Primitivo Buenavida -desocupado señor..., ¡no puedo más!.
José (ARENGANDO) -mire toda la gente que pasa por aquí está desocupada y puede. Y sabe ¿por qué pueden?. Porque tienen conciencia que son la reserva moral del país.
( PRIMITIVO BUENAVIDA SE DESPLOMA EN EL SUELO. JOSÉ LLAMA HISTÉRICO A ORDENANZAS, PERO NADIE ACUDE.  LA JUSTICIA SE ACERCA AL TANTEO Y SE AGACHA AL LADO DEL CAÍDO)
Primitivo Buenavida (MIRA A LA JUSTICIA SORPRENDIDO) -¿Estoy muerto?.... ¿vos quién sos?
Justicia (CONTESTA CON DESGANO) -no, no estás muerto y soy la justicia.
Primitivo Buenavida -¿la justicia divina?
Justicia (SONRÍE) -no, esa es una pariente lejana, yo soy del sur,... local ¿viste?.
Primitivo Buenavida (CRÉDULO) -la venda en los ojos ¿es la que te hace justa?
Justicia -lo de la venda lo hago para que se lo crean los giles. No se avivan que todavía me quedan los otros cuatro sentidos agudizados: el olfato, el gusto, el tacto y el oído.
Primitivo Buenavida -y esos..., ¿para que te sirven?
Justicia -son fieles... me ayudan con la balanza..., detectan al inocente
Primitivo Buenavida -(ILUSIONADO) entonces... ¿me vas a salvar?
Justicia (OFENDIDA) -¡Pero que atrevimiento! hace rato que no te bañás, tenés un aliento fétido, un sabor extremadamente ácido, una voz que es un gemido y tus huesos y músculos son tan poca cosa. (SE LEVANTA Y SE ACERCA JOSÉ) En cambio él..., (TOCA SUS BICEPS) mirá que atildado (LO HUELE) ¡hum!..., un exquisito perfume francés, la piel tostada caribe y un parloteo recio y varonil. (CON SENSUALIDAD LE PREGUNTA A JOSÉ) ¿dónde vas a almorzar hoy?
José -todavía no lo he decidido, pero como es lógico, será en alguno de los restaurantes de Puerto Madero.
Justicia (VUELVE A INCLINARSE SOBRE PRIMITIVO BUENAVIDA) -¿que querés que te diga?, ya oiste... y por tu estado, se nota a la legua que no podés ofrecerme una recompensa ni parecida
Primitivo Buenavida (AL BORDE DEL LLANTO) -Por favor no seas frivola..., con humillación te estoy pidiendo socorro, un poco de solidaridad.
Justicia -Pero vos te quedaste en el 45, ¿dónde estabas en los noventa?
Primitivo Buenavida (RECUERDA) -creo,... que mudándome debajo del autopista.
Justicia -Ah! , claro, estabas ocupado, ...por eso no tuviste tiempo para informarte que ganó el capitalismo.
Primitivo Buenavida -y vos... ¿dónde estabas?
Justicia (VELEIDOSA) -en capacitación, con champaña y pizza,... actualizándome.
Primitivo Buenavida -no te entiendo, me muero de hambre..., y no te da lástima mi estado.
Justicia (SE LEVANTA, CAMBIA SU ASPECTO PACIFICADOR Y AGRESIVAMENTE, USA UN TONO AUTORITARIO Y CONDENATORIO) -¡a llorar a la iglesia!. Desde que se acabó el comunismo es justicia bloquearte, expoliarte, ultrajarte. Para las nuevas reglas sería un pecado muy serio tenerte lástima.
Primitivo Buenavida (ASOMBRADO) -Pero antes..
Justicia (DETERMINANTE) -se acabó la historia
Primitivo Buenavida -pero yo creía que...
Justicia -se acabaron las ideologías
Primitivo Buenavida (INCREDULO) -entonces...
Justicia –que no vas a poder siquiera, ser enterrado bajo los escombros del muro de Berlín
Primitivo Buenavida -es que yo... (TARTAMUDEA HASTA COMPLETAR LA FRASE) ¡quiero vivir!.
Justicia -¡tarde!,...(EXPLICATIVA) estabas ocupado mudándote a la autopista cuando te hicieron la encuesta
Primitivo Buenavida ¿la encuesta?
Justicia (CÍNICA) -si, la que te anotaron en el rubro no sabe, no contesta.
Primitivo Buenavida -no te creo, todo lo que me decís para desalentarme, es porque sabés que  sos lenta. Pero como me dijeron, vos llegas lenta... pero inexorablemente llegás.
(JUSTICIA MIRA ASOMBRADA A PRIMITIVO BUENAVIDA Y COMIENZA A REÍRSE EN FORMA PROGRESIVA, HASTA CONVERTIR LA PRIMERA RISA EN UNA CARCAJADA SIN CONTROL. EL GRAN ESFUERZO LA CONDUCE A ATORARSE Y A TOSER. JOSÉ AL PERCIBIRLA AHOGÁNDOSE, CORRE HASTA SU LADO PARA DARLE PALMADAS EN LA ESPALDA).
José: -cálmate, cálmate ya te va a pasar
(JUSTICIA DE APOCO RECOBRA SU COMPOSTURA. UNA VEZ MEJOR, TRATA DE ACARICIAR LA MEJILLA DEL JOSÉ, EN GESTO DE AGRADECIMIENTO)
José (SOLICITO)- ¿estás mejor?, ¿qué te sucedió?
Justicia -es que solo dispongo de este pequeño cuerpo para almacenar todas las creencias que estas piltrafas tienen sobre mi,... y una termina por saturarse.
José (ENVIA CON UN EMPUJÓN A LA JUSTICIA A SU LUGAR Y SE DIRIGE OFUSCADO A PRIMITIVO BUENAVIDA) -Pero que gil resultaste buenavida. Te crées todo lo que te dicen
Primitivo Buenavida -señor tengo hambre.

Primitivo Buenavida (SE ESFUERZA PARA CUMPLIR CON EL PEDIDO DE TUTEO) -ché,... no puedo más, me muero de hambre.
José -ves, así me gusta mucho más. Y conste que te dejo
tutearme porque me simpatizás. ¡No somos diferentes Buenavida!. Ocupamos eso sí, posiciones opuestas,... pero los extremos acaban tocándose.
Primitivo Buenavida -siento asco, ganas de vomitar.
José (COMPRENSIVO) -todo esto te sucede porque descalabraste totalmente tu metodología nutricional. ¡Miráme a mi!, yo tambien tengo apetito pero no siento asco, ni ganas de vomitar, vos estás tirado como una bolsa de papas podrida y yo acá, esbelto, elegante como una caña de bambú, ¿y sabés por qué?, te lo digo porque me caes muy bien Buenavida. Todas las mañanas al desayunarme me como un yogur con biopuritas, después de almorzar me tomo uno con probio 2, para la merienda me acercan el activia regularis, y a la noche, antes del reposo me introduzco por el ano uno con L caseis defensis.
Primitivo Buenavida (DESESPERADO) -llevénme a un hospital
José (SEGURO) -¡al hospital van los enfermos!
Primitivo Buenavida -estoy enfermo
José -No. estás aquí porque estás desocupado y yo estoy aquí, porque soy José funcionario que atiende al desocupado Primitivo Buenavida.
Primitivo Buenavida (ROGANDO) -deme algo para llevarme a la boca.
José -Me apabulla la mirada horrible que tenés sobre las cosas cotidianas. Debés cambiar la perspectiva. Haber,...
supongamos que yo te  pongo aquí, un plato enorme y humeante
de un buen puchero con papas, vos... ¿que actitud tomás?.
(PRIMITIVO BUENAVIDA SACA SU LENGUA, Y LA GUIA CASI PASIONALMENTE POR TODO EL CONTORNO DE SUS LABIOS. TRASLADA SU ESPESA SALIVA DE LA PARTE INFERIOR A LA SUPERIOR . SE QUEDA CON LA MIRADA CLAVADA EN EL PLATO IMAGINARIO . A CADA UNO DE SUS DESEOS DE HAMBRIENTO, JOSÉ OPONE TÉRMINOS DE HOMBRE SATISFECHO, SUBIENDO EN CADA CONTRAPUNTO, IRREFLEXIBLEMENTE EL TONO.)
Primitivo Buenavida -Lo devoro.
José -lo saboreas
Primitivo Buenavida -lo trago.
José -lo gozas
 Primitivo Buenavida -lo como.
José -te nutrís
 Primitivo Buenavida -lo masco.
José -lo degustas
 Primitivo Buenavida -lo trituro.
José -lo masticas
 Primitivo Buenavida -lo manduco.
José -lo consumís
Primitivo Buenavida -lo engullo.
José -lo absorbés.
Primitivo Buenavida -lo lacero
José -lo digerís
Primitivo Buenavida -estoy asqueado
José -¡estás empalagado!.... Vés, por qué tenés que cambiar de actitud.
(BRUSCAMENTE, JOSÉ TOMA A PRIMITIVO BUENAVIDA POR LOS HOMBROS Y LO OBLIGA A PARARSE APOYÁNDOLO CONTRA EL ESCRITORIO)
José (EUFÓRICO Y CONTRARIADO) -¡Basta!, no perdamos más el tiempo, el suelo no es un diván para hacer asociaciones libres, aquí Buenavida usted vino porque es desocupado, o sea que trabaja de desocupado y tiene la ambición genuina como todos... de cobrar un sobresueldo.
Primitivo Buenavida (TRATANDO DE TENERSE EN PIE Y CON UN HILO DE VOZ). -No quiero sobresueldo, ni sueldo, ¡necesito comer!
José (BURLÓN) -Me extraña Buenavida, me da la impresión que usted es un caso de vagancia congénita, si no quiere sueldo es porque no quiere trabajar y si no quiere sobre sueldo es porque usted es un corrupto en estado de máxima pureza. El sueldo que tenemos muchos y los sobresueldos que algunos alcanzamos por nuestros invalorables servicios significan plata y con la plata se compra comida y ¡usted Buenavida! quiere comer gratis, o sea, chupar a tráves del Estado los impuestos que con su sudor paga su vecino.
Primitivo Buenavida -me muero...
José -son increibles, todos dicen lo mismo.
(SE ACERCA LA JUSTICIA A JOSÉ, SACA UNO DE SUS PECHOS Y ESTE SE LE PRENDE, Y MAMA, A LA VISTA DESESPERADA DE PRIMITIVO BUENAVIDA.  JOSÉ VISIBLEMENTE SATISFECHO SE DESPRENDE Y SE REGODEA.  PRIMITIVO BUENAVIDA NO LO PUEDE CREER. SE ACERCA SIGILOSAMENTE AL PECHO DE LA JUSTICIA)
Primitivo Buenavida (DESESPERADO) -yo tambien quiero, dame ese néctar de los dioses
Justicia -¡que néctar ni ocho cuartos!,  y de que dioses me hablás?
Primitivo Buenavida -de la leche divina
Justicia (IMPERATIVA) -esta es la leche justiciera. (EXTRAE UN PAÑO NEGRO Y SE LO PEGA AL PEZÓN) para vos esta censurada
Primitivo Buenavida (SE LAMENTA) -¡que mala leche!.
Justicia (COMPRENSIVA) -No te preocupes Buenavida, los de tu especie tienen un Dios aparte.
Primitivo Buenavida: (RESIGNADO) -¡decíme dónde está!,... que lo necesito.
Justicia: -cuando se te acabe esta vida, es muy posible que lo veas,... es más, te lo garantizo.
Primitivo Buenavida: -¿para qué me va a servir? si voy a estar muerto.
Justicia: -¡Hombre de poca fe!, no ves que todas las penurias que pasás en la tierra te conducen directamente al paraíso.
Primitivo Buenavida: -¿y eso dónde queda?
Justicia: -en el cielo
Primitivo Buenavida: (SEÑALA A  JOSÉ) -pero allí, ...¿ no voy a encontrar a tipos como él también?.
Justicia: -¡Imposible!, recordá aquello de "que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos.
Primitivo Buenavida: (SEÑALANDO OTRA VEZ A JOSÉ) -y él, ¿adónde va a ir?
Justicia: -al infierno,...como todos los de su calaña
( JOSÉ, PRESTA ATENCIÓN A LA ÚLTIMA PARTE DEL DIÁLOGO QUE MANTIENE LA JUSTICIA CON  PRIMITIVO BUENAVIDA. SE CRESPA, SE LES ACERCA NERVIOSAMENTE, TOMA ENERGICÁMENTE DE UN BRAZO A LA MUJER, LA SEPARA DE PRIMITIVO BUENAVIDA Y LA
CONDUCE, CASI A LA RASTRA, HACIA UN EXTREMO DEL ESCENARIO. EL RESTO DE LA ESCENA OSCURECE, MIENTRAS LA PAREJA SE VE ENVUELTA EN UNA LUZ AZUL. TRATANDO DE RESOLVER ALGUNAS DUDAS QUE LO ASALTAN,  JOSÉ MANTIENE UN DIÁLOGO SENSUAL CON LA JUSTICIA) .
José: -¿cómo es eso?... ¡que los de mi calaña van al infierno!.
Justicia: -¡Y qué!, no me digas que sos tan pavo que querés ir al cielo.
José: (SIN COMPRENDER) -¿pavo?
Justicia: -Claro tonto. lo del camello es verdad. En el cielo se hacinan, se apilan y despiden muy mal olor todos los rascabuches del mundo... ¡Créeme! y cada día que pasa les está quedando menos terreno, son generaciones y generaciones de desgraciados, imáginate que se pelean por la poca soja que pueden contener sus estómagos de cuando estaban vivos para alimentarse.
José: -¿Y en el infierno?
Justicia: -allí es otra cosa. Por lo pronto, a través de los años, en la tierra, la concentración de la riqueza en pocas manos, les permite gozar de un espacio saludable per cápita porque son muchos menos.
José (DESCONFIANDO)-entonces ¿por qué le dijiste que tiene un Dios aparte?
Justicia: -le dije solo la verdad. Me imagino que vos no pretenderás tener un Dios desgraciado cuando en vida sos un gentleman.
José -cuando yo era chico nos enseñaban que había un solo
Dios y que estaba el cielo para los buenos y el infierno para los malos.
Justicia -sos un buen funcionario, ...excelente tu historia oficial.
José -¿hay otra historia?
Justicia -hay otros puntos de vista para recrear la historia
José - ¿por ejemplo?
Justicia (DOCTORAL) -haber... Pedro era un pesacador de peces, muy bruto y muy pobre, que el maestro convirtió en pescador de hombres, lo que equivale en estos tiempos modernos a un gestor de afiliaciones, recolector de adictos, proporcionador clientelistico, en fin..., puntero político. ¿Te dás cuenta?
José: (TOMANDO CON SUS MANOS AMBOS BRAZOS DE LA JUSTICIA) -¡Decime que sos mía!.
Justicia: -vos estás de turno.
José: -sino ¿serías de otro?
Justicia: -no soy de nadie, solo desparramo igualdad para todos
José: -pero ahora estás conmigo.
Justicia: -vos me alimentas
José: (SEÑALA A PRIMITIVO BUENAVIDA EN EL PISO)-y por si acaso, yo mañana, dios no lo permita, me convierto en un Buenavida
Justicia: -entonces no veo como podrías alimentarme
José: -eso quiere decir...
Justicia: -que tendrías que mudarte de plato en la balanza.
José: -pero eso no es justo
Justicia: -hay libertad de mercado
José: -sos una turrita
Justicia: -soy neutral y tengo solo dos platos en la balanza para hacer equilibrio.
José: (EMPALAGOSO) -no quiero cambiar de plato,... te propongo matrimonio.
Justicia: (RIÉNDOSE)-y una luna de miel.
José: -si, nos vamos por via aérea.
Justicia: -que pánico le tenés a la vía crucis.
José: -¿por qué? mi carrera política es honesta.
Justicia: -lo importante es si se ajusta al procedimiento.
José: -siempre he respetado las jerarquías en el reparto.
Justicia: -¿nunca te quedaste con un vuelto para vos solito?
José: -en democracia tenemos el derecho de poder elegir.
(LA ESCENA SE ILUMINA. JOSÉ VUELVE AL ESCRITORIO Y LA DAMA SE DESPLAZA DESGANADAMENTE POR EL ESCENARIO)
José (SENTÁNDOSE EN SU ESCRITORIO) -Haber Buenavida..., terminemos de llenar sus papeles
(PRIMITIVO BUENAVIDA RESIGNADO, SE ACERCA AL ESCRITORIO SIN PERDER DE VISTA EL PECHO CENSURADO DE LA JUSTICIA)
José -¿cuánto hace que se le viene dando la mala, Buenavida?
Primitivo Buenavida (CONTESTA CON GRAN ESFUERZO) -unos 15 años.
José -entonces su problema se produjo en gestiones muy anteriores a la nuestra
(EL PRIMITIVO BUENAVIDA ASIENTE)
José (EXALTADO) -y claro. El señor pretende, que nosotros, en un chasquear de dedos resolvamos su problema.
Primitivo Buenavida (DESESPERADO) -yo solo necesito algo de comida.

José -¿Por qué me exige Buenavida?, no se da cuenta que usted es parte de la herencia recibida.
(IMPLORANTE, PRIMITIVO BUENAVIDA MIRA A LA JUSTICIA)
Justicia (DESCUBRE UN OJO, Y SE LO GUIÑA A PRIMITIVO BUENAVIDA, MIENTRAS LE HACE UNA SEÑA A JOSÉ COMO PARA QUE SEA MÁS COMPLACIENTE.) -no olvides que es época electoral.
José (MÁS RELAJADO, SONRIENDO SE DIRIGE A BUENAVIDA). -Este Primitivo, hay que ver... ¡me pone cara de cordero degollado!, que pasa, ¿no nos tenés confianza?, vas a ver que todo esto, dentro de muy poco te parece un mal sueño.
( PRIMITIVO BUENAVIDA ABRE LA BOCA,  JOSÉ ADVIERTE QUE QUIERE ARTICULAR UNA PALABRA, PERO QUE SU DEBILIDAD EXTREMA NO SE LO PERMITE)
José (DOLIDO, MIRA PRIMITIVO BUENAVIDA Y SE DIRIGE A LA JUSTICIA) -¿y si le pido un sandwich de mortadela?
Justicia (ESPECULANDO) -la caridad bien entendida... empieza por casa.
José -¿qué insinuas?
Justicia -que es época electoral, pero que no es el día de las elecciones.
José -pero si lo dejo así,... esta bestia no llega a las elecciones.
Justicia -lo de bestia es inapropiado, el es tu cliente...y es cierto, si lo dejás así no llega, pero (PENSATIVA) si le das el sandwich ahora...
José -sí, sé lo que pensás, llega pero puede votar por otro. Los clientes siempre son muy infieles
Justicia - ¡mi querido José!, esa es la cuestión.
José – ¿tal vez...un vaso de agua?
Justicia – ¿de la canilla?
José – por supuesto.
Justicia – más asistencialismo
José – y ¿qué pretendés?
Justicia – podés enseñarle a pescar
José – ¿cómo?
Justicia – mostrándole que hay diferentes clases de aguas que puede    
adquirir
José – pero...el agua es un derecho.
Justicia – pamplinas, discurso de político....Hoy el agua tiene propietarios que la ofrecen en el mercado. Las hay de manantial, las finamente gasificadas y las muy light saborizadas
(PRIMITIVO BUENAVIDA SE DESPLOMA DESMAYADO SOBRE LOS PAPELES DEL ESCRITORIO. AL CAER, POR UN INSTANTE SUS BRAZOS SE APOYAN SOBRE LOS HOMBROS DE JOSÉ. ESTE, PRIMERO
QUEDA PARALIZADO SIN COMPRENDER LO QUE SUCEDE, DESPUÉS COMIENZA A TENER FUERTES TEMBLORES Y A GRITAR)
José (GRITANDO) -me tocó, me tocó, este hijo de puta, pasó sus manos sucias y su aliento apestoso sobre mi traje.
(LA JUSTICIA ACUDE RÁPIDAMENTE, SU ACCIÓN PARECE DESTINADA A AUXILIAR PRIMITIVO BUENAVIDA. PERO CUANDO LLEGA FRENTE A JOSÉ SE DETIENE. EXTRAE DE ENTRE SUS ROPAS UN PERFUMERO Y LE ROCÍA SOBRE EL CUERPO PERFUME.  JOSÉ ASPIRA PROFUNDAMENTE, PAULATINAMENTE SE RELAJA Y TOMA ASIENTO NUEVAMENTE EN SU ESCRITORIO. LA JUSTICIA SE SIENTA EN SUS RODILLAS)
Justicia (SEÑALANDO A PRIMITIVO BUENAVIDA TENDIDO EN EL PISO, Y DIRIGIÉNDOSE A JOSÉ) -¿sabés como se llama lo que te hace este sujeto?
(JOSÉ REALIZA UNA MUECA DE NEGACIÓN)
Justicia -extorsión.                                                                                                        
                                                            Fin

Eduardo Wolfson