Juan Ramón de la Cruz Vera
(alias carlitos)
Personaje la novela inédita Comesandwich
Vino de Añatuya, Santiago del
Estero. Juraba que se ganó su territorio como los perros . Declaró que tuvo que aplastar muchas cabezas para que lo reconozcan
como el dueño de la manzana. Desembarcó en una pensión de Retiro.
El primer día, le cruzaron por
el cuello dos estuches, para aguantar tres termos cada uno, y una canastita con
alfajores. Sintió que lo armaban para ir al combate. Después de caminar mucho,
algo vendió, como para reponer la mercadería al día siguiente. Esa noche, en su
pieza, comió dos alfajores que sobraron, y los bajó con un trago de café frío
con la borra precipitada. Su suerte
cambió. Exploró sobre Lavalle una edificación
muy vieja. Estudios jurídicos que se entregan a la galería, nombre soberbio
para un paso que comunica celdas. Son cinco pisos sin ascensor, lugar donde
claudican otros cafeteros y pasan de largo.
Carlitos hizo la señal de la
cruz, se acomodó los termos y recorrió todos los despachos, siempre con el
mismo recitado y una sonrisa de oreja a oreja: “¿le sirvo un cafecito doctor?”.
El encargado del edificio fue su socio
capitalista. Su inversión, cuatro Lumilagro, un anafe con garrafa, una olla
abollada de aluminio, un changuito, un traje completo y usado de mozo, y lonas
para confeccionar los porta termos, a los que añadió el letrero: “la alcantarilla de carlitos”.
Utilizaron la
pieza libre en las catacumbas, un recoveco en el subsuelo de tres metros por
uno setenta, que un cortocircuito y
principio de incendio dejaron deshabitado.
Carlitos, para ahorrar, dejó la pensión, para
dormir en su negocio subterráneo.
Un abogado arruinado del segundo
piso, le tomaba pedidos, a cambio de compartir los gastos de la línea
teléfonica. Sin saberlo, Carlitos inauguró el primer delivery de la zona
Al café, y a las facturas calentitas de La Royal , le agregó bidones de jugo para el verano. En
el otoño, hizo traer a una novia de Añatuya. Mientras Carlitos preparaba café de
noche, su novia hervía matambres. El menú no tardó mucho en finalizar su
diseño. Para el desayuno, facturas de la Royal y para el mediodía, exquisitos y variados
sándwiches, entre ellos los de matambre casero. Para toda la manzana, Carlitos el de la alcantarilla, pasó a
ser una persona reconocida y esperada. Pero su negocio tomó vuelo cuando los
medios audiovisuales lo conectaron con los Comesandwich,
y fue Ambrosia, su novia de Añatuya la que preparó el marketing
Envolvió los sándwiches en un papel transparente y los puso de exposición
en el carro. En el anaquel del frente, presentó uno de cada variedad. Estaba el
de matambre en pan árabe que era la especialidad, al lado el de milanesa
completa en pan francés, seguía el de bondiola y queso en pan de Viena, y para
rematar, un primavera en fugaza con lechuga, tomate y jamón crudo. El conjunto
tenía más colores que una paleta de pintor
Carlitos salió con el guardapolvo almidonado, todo el mundo lo vio en la
tele”.
Al principio fue el alboroto,
después los periodistas se ordenaron solitos y hacían fila de a uno, y a su
turno, le preguntaban sobre los Comesandwich y compraban su almuerzo.
Carlitos y sus sándwiches
entraron así en todos los hogares,
Eduardo Wolfson