Informe: "Formación de comisión multidisciplinaria de peritos notables"
Señores jueces. Señor Secretario. Señor Fiscal. Señor Defensor. Señora Defensora Oficial. Frente a la complejidad y gravedad del caso que nos ocupa, el tribunal, al inicio de este juicio, me ha confiado la formación una comisión multidisciplinaria de peritos notables. El fin: establecer con rigurosidad, en el estado que se encuentren, el paradero de los hasta hoy 130 funcionarios estatales ausentes. Con orgullo y satisfacción, debo comunicar a sus excelencias, que a 7 años de aquel pedido, he logrado designar al grupo, comenzar la investigación y emitir un primer informe, o informe preliminar.
En la primera reunión, sociólogos,
psicólogos, arquitectos, escritores, criminólogos, videntes policiales,
sacerdotes, rabinos, pastores de diversas confesiones, periodistas y hombres de
ley, nos mostramos azorados por la tragedia, pero al mismo tiempo, sentimos que
la era, nos colocaba frente a un desafío histórico de proporciones jamás
conocidas en la historia de la humanidad. Por
la cantidad de gente y la aparatosidad de los elementos necesarios abocados al
caso, concluimos, que el sitio ideal, para sede central de la agrupación, era
ese hotel del barrio de Retiro, que en otros tiempos, y bajo costumbres
corrompidas de la sociedad, se pretendió transformarlo en un hospital de niños.
Por suerte aquel experimento no se concretó, y hoy puedo garantizar que la
concentración de peritos puede funcionar, gracias a que aquella alucinación no
se produjo. El detalle de gastos pactados, y renovados, desde hace siete años
en cada presupuesto que nuestro honorable parlamento aprueba, no lo
verbalizaré, ya que las cifras resultan siempre tediosas, las mismas, obran en
mi poder, para ser entregadas por secretaría al finalizar mi exposición, y que
ella, resuelva la forma para darle transparencia y difusión.
Si, debo comunicar, que esta
comisión ha procedido a proclamar con la rúbrica de cada uno de sus miembros,
un código de ética, que entre otras cosas, remarca con énfasis en su
articulado, la necesidad de incurrir, solo en gastos necesarios para llevar a
cabo sus actividades, sin provocar al Estado Argentino, entendiendo por tal a
sus ciudadanos, erogaciones suntuarias o inútiles para los fines que fue
creado. Copias del código de ética, fueron entregadas a los periodistas, que
asistieron a la cena-show con motivo de la iniciación de trabajos.
Antes de abordar el segmento medular
del presente informe, debo mencionar una digresión, motivada por la portada,
con que vuestro tribunal su señoría, rubricó a la primera formación de esta
comisión. Me refiero a: “Equipo Inter y multidisciplinario de peritos”. Dicha carátula, debo ser sincero, nos trajo
en aquel instante, confusión y desorientación. Uno de nuestros componentes,
advirtió, que el término inter hacía alusión al medio íntimo. Por lo tanto,
interpretamos que los profesionales participantes, necesariamente, debíamos
tener contacto y actividad en este tribunal.
Pero la palabra compuesta
multidisciplinario, conmovió la apreciación aludida, ya que entendíamos que en
el seno de este juzgado, no contábamos con toda la materia gris suficiente,
para atacar cada una de las cuestiones que el objetivo nos impone.
Por la premura de la investigación
que nos ocupa, decidimos esa misma noche, 7 años atrás, no retornar a nuestros
hogares. Haciendo uso estratégico del presupuesto acordado para gastos y
representaciones, reservamos para cenar, uno de los restaurantes, aún vigentes,
en Puerto Madero.
Inaugurada la “yantar-faena” de
emergencia, comuniqué a sus integrantes que según mi criterio, el debate
tendría que ceñirse a los términos cuestionados, para no derivar el cambio de
opiniones hacia otros tópicos, que si bien serían conducentes, nos obligaría a
retrasar nuestras conclusiones sobre el objetivo principal que encierra la
ausencia sorpresiva, de 130 funcionarios.
Si bien la mayoría de los presentes
acordó con mi terminología, se procedió con criterio profesional a explicarla a
través de un acta, cuya confección, se le encomendó al secretario de turno.
También se señaló en dicho acta, la observación de uno de los polemistas. El
colega sostenía, que en este episodio en particular, la palabra
Multidisciplinario, resultaba antagónica del término inter. Consecuencia que no
es para nada menor, si tenemos en cuenta que toda falsedad, es muy pronto
revelada, pero que la acción compleja, como imperativo, hacia la denominación
de nuestra comisión, resultaba mucho más enmarañada, y por lo tanto, sospechosa
de ocultar un paralelo mágico, con respecto, a cual sería nuestra cabal
interrogación.
Imagínese el tribunal, que si nuestra
acción debía ceñirse al encabezamiento, con que el señor Juez y su equipo,
bautizaron a la agrupación investigadora hace 7 años, nuestro proverbial
desarrollo, se vería trabado por dos factores fundamentales: 1) El límite a la
cantidad de integrantes, indicado por el término inter. 2) La palabra compleja
“Multidisciplinario”, se presenta en este contexto, totalmente a la deriva,
como un peligroso iceberg, que desprendido de su glaciar padre, navega sin
rumbo y sin sentido, sin indicarnos, en que coordenadas depositará su masa
amorfa, en el que será sin duda, el último viaje.
“Multidisciplinario”, significa un variado,
heterogéneo, diverso número de disciplinas, pero no nos informa de cuantas ni
de cuales se trata. El pleno de la
comisión de peritos entonces, por unanimidad, determinó que resultaba
imprescindible concordar un régimen de trabajo unívoco. Entre ellos, un hombre
de letras pero corto de vista, verbalizó una frase, que extinguió dejando
suspendida la estela de una sonrisa. Dijo: “parece que las cosas se hallan
encaminadas, pero no olviden que podemos tropezarnos con un jardín de senderos
que se bifurcan”
Fue así que dicho método tendría que
constituirse en la vía por la cual creciera la síntesis de múltiples caminos,
que ingresan por la trama de materias, entrometidas en el imponderable.
Al tercer año de gestión, los
encargados metodológicos, superando barreras burocráticas, informaron a la
comisión y a la prensa la conclusión sobre la construcción de la regla,
reunidos en esta ocasión, frente a un desayuno buffet que animaban diferentes
agrupaciones musicales europeas, contratadas para la ocasión.
Al poseer un procedimiento común,
nos encontramos en condiciones de constituir los talleres de trabajo
propiamente dichos. Estos sitios concebidos como acción concreta de cada una de
las disciplinas involucradas, precisaban forzosamente poseer autoridades
estratificadas, cada una con sus subordinados correspondientes.
Para evitar posibles roces entre los
miembros de cada taller, el triunvirato que preside a la comisión en su
conjunto, decidió que llamar a concurso, era la forma más democrática y clara
para adjudicar con responsabilidad los cargos a cubrir en cada taller. El
inconveniente, surgió cuando hubo que determinar a los jurados para poder
ponderar y elegir con ecuanimidad, a los postulantes.
Luego de un arduo cambio de
opiniones, y no pudiendo hallar unanimidad en el triunvirato, este decidió, una
vez finalizada la feria judicial, convocar al plenario de Peritos, para poner a
votación las decisiones no consensuadas. Triunfó por abultada mayoría, la
opción, que contemplaba contratar como jurados a eminencias extranjeras,
seguros así de contar con un veredicto imparcial, debido al desconocimiento
personal, que ellos tienen de nuestros peritos profesionales. En cuanto a las autoridades que se
constituirían en cada taller, se acordó imitar a las que participan en el
directorio de una sociedad anónima privada, tal como presidente, vice,
secretarios, síndicos y vocales. Para constatar si la sociedad anónima era la
mejor figura para el correlato de autoridades en el taller, por memo interno,
pedimos la colaboración de un juzgado comercial, que prontamente, pasadas solo
dos ferias judiciales, nos contestó, que a su entender, el camino elegido era
el correcto, pero que tratándose de talleres, recomendaban por nuestra parte,
efectuar una consulta con asociaciones de la pequeña y mediana empresa,
haciéndola extensiva a directivos de colegios técnicos. Estos organismos, señor
juez, para admitir nuestros
interrogantes, debieron implementar ciertos actos, previstos en sus respectivos
estatutos.
En el caso de la asociación de
pequeñas y medianas empresas, debimos aguardar a que asuma el nuevo directorio,
y que este a su vez, convoque a un referéndum a sus asociados. Nos emocionamos
al saber por un trascendido, que el sí obtuvo una victoria aplastante. Así los
responsables de la asociación se hallaban legítimamente autorizados para elevar
a su federación, institución de segundo grado, los pormenores de nuestra
inquietud, dejando en manos de esta la respuesta oficial, que conforma a todas
las asociaciones de primer grado del territorio.
En cuanto a los colegios técnicos, los
directores, en su descargo, nos respondieron que ellos, según organigrama
vigente, figuraban incorporados al cuerpo de educadores, y como tal, no les
correspondía atestiguar, a no ser que el instrumento les sea delegado por
cadena. Asimismo, amenazaban a este triunvirato, que de insistir por esta vía,
propondrían a su asamblea un paro de actividades al comienzo del nuevo año
lectivo. De todos modos, mostrándose conciliatorios, nos aconsejaban, que la
requisitoria se la enviáramos a las cooperadoras escolares, y más precisamente
a su tesorero. Sin abstenciones de nuestra parte, decidimos utilizar la ruta
planteada.
Al año siguiente, después de un
meditado tiempo de reflexión, los tesoreros de las cooperadoras de escuelas
técnicas reunidos en un Congreso General para tratar nuestros planteos, llevado
a cabo en la ciudad de Mar del Plata, contestaron, que la mejor respuesta,
según su parecer, la íbamos a obtener de los integrantes de la Comisión
Interdisciplinaria de peritos judiciales.
Reunidos entonces en sesión
extraordinaria, en un hotel del lado brasileño de las Cataratas del Iguazú, por
unanimidad, decidimos que los cargos que rigen a una sociedad anónima, resultan
los más apropiados para que integren los talleres de dicha comisión.
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