"Los Comesandwich" inédita de Eduardo Wolfson
Alegato de la
defensa.
Su
señoría, señor fiscal, jurisconsultos de la querella. Es mi deber, como
defensora oficial, materializar mi alegato amparando los intereses de este
grupo de personas, sentadas en el banquillo de los acusados, célebres ante la
opinión pública bajo el mote de Comesandwich.
Para
cumplir con el mandato que la sociedad me impone, es mi obligación arrojar
debajo de la alfombra, cualquier tipo de sentimiento encontrado que me surja,
con el fin de proveer a estos desdichados, una defensa justa.
Un
simple muestreo sobre los acusados, indica que no valen para ninguna
reivindicación. Pero como hombres de la justicia, no tenemos derecho a
condenarlos por adolecer estos de peculiaridades pintorescas, y tampoco, por
participar de ágapes en sitios y momentos equivocados.
Es
cierto, hace una década, un nuevo misterio sobrevolaba el cielo argentino, 130
funcionarios políticos desaparecían de la noche a la mañana. Comunicadores y
periodistas, totalmente desorientados, ensayaron las hipótesis más
descabelladas para llenar sus espacios de aire, imagen o papel. Muchos para
ocultar su propia ignorancia, intentaron transformar en victimarios a las
victimas introduciendo la duda en el público. “Algo habrán hecho”, decían, y lo
repetían incesantemente. Pero como lo señaló muy bien el señor fiscal en su
exposición, estos funcionarios, jamás hicieron nada mientras cumplían su
función. A no ser que se entienda, que comer, en los acontecimientos oficiales
junto a mis defendidos es hacer algo.
Sin
embargo recuerdo señor juez, que una gran parte de la sociedad, sorprendida, creyó que nos
encontrábamos frente a una deserción voluntaria y patriótica. Algunos
analistas, entendieron que se trataba de una majestuosa campaña creativa, un
espectáculo, cuya culminación se conocería en pocas semanas. Arriesgaban, que
los 130 funcionarios, auspiciados por una empresa Láctea, serían depositados
con un dirigible en la Plaza
de Mayo, entre fuegos artificiales y, enarbolando un estandarte con la sigla de
un nuevo partido transversal. Desgraciadamente, nada de eso ha sucedido.
El gran
misterio produjo entusiasmo, y al no resolverse, sobrevino la decepción. Al
principio, los familiares de los agentes ausentes, no advirtieron la tragedia,
pues estaban acostumbrados a no verlos. Fue recién el día que no llegaron con
sus estipendios mensuales que tomaron conciencia de ella.
La
justicia, y sus diligentes auxiliares, como las fuerzas de policía, se pusieron
una vez más al servicio de la comunidad.
Se
realizaron allanamientos, se crearon comisiones multidisciplinarias con sus
códigos especiales de procedimiento, se buscaron testigos, se autorizaron
escuchas telefónicas sobre sospechosos.
Se
detuvo también a este grupo, que muy elegantemente, el señor fiscal denominó
entonces como buró capital de los Comesandwich. El tribunal disponía de
detenidos, de fotos de ellos junto a varios de los funcionarios desaparecidos,
lo que prueba que se conocían. Pero a la audiencia le faltaba y le sigue
faltando hasta hoy, el motivo.
Mientras
tanto, mis defendidos han sufrido la cárcel, la condena social, y con ella, han
visto reemplazar su honra y predicamento, por la ignominia y humillación. Hoy,
su territorio conoce la mezquindad del desierto, cultivando tan solo la vileza
de la soledad.
No es mi
intención, reducir la afrenta que ha recibido nuestra nación hace una década, a
un problema sentimental. El tribunal, se ha preguntado desde el principio:
¿cómo opera este proceso de desaparición de funcionarios?
Otros
universos sociales concretaban una interrogación más pragmática: ¿cómo opera el
proceso de regeneración de funcionarios?
Pero
esta defensa señor Juez, se pregunta: ¿cómo continúa el proceso de extinción de
funcionarios, luego de este intervalo, titulado “Comesandwich”?
Mi
equipo y yo, durante este juicio que parece llegar a su fin, escuchamos, leímos
y analizamos sesudamente, a los testigos, a los peritos y a los informes
presentados por las multitudinarias comisiones.
En un
verdadero esfuerzo por hallar la verdad, todos han esbozado hipótesis, pero
nadie un posible motivo. La defensa piensa que la ausencia de motivo, se debe a
que los funcionarios no están desaparecidos, porque la realidad demuestra que
no se trata de seres humanos, sino de espectros que habitan cuerpos que
deambulan por las instituciones. Si alguna torpeza, han cometido los
Comesandwich, es la de fotografiarse con estos fantasmas.
Esta defensa opina, que con los Comesandwich presos, las respectivas
comisiones que fue organizando el tribunal, se tranquilizaron, porque contaban
con el chivo en el lazo, listo para cocerlo rotizado. Tenían a los culpables, lo único que les
faltaba encontrar era el cómo y el por qué.
Los poderes constituidos poseían el
final del cuento, la condena de mis defendidos. Fue esta razón, y no otra, la
que produjo que se investigara y profundizara una sola pista. Todos los actores
que se involucraron en este juicio, trataron por todos los medios, y usando
anteojeras equinas, engordar con alfalfa miles de informes de distintas
procedencias, con un solo fin, ajusticiar a mis Comesandwich.
Acaso, en esta década, no hemos
visto como aviones majestuosos se han precipitado a tierra, dejando casi
siempre un tendal de más de 200 cadáveres.
La defensa les pregunta señores letrados:
¿saben ustedes que hacen las compañías aéreas cuando les acontece una
catástrofe?
Siento que el silencio sepulcral de
la sala es la prueba de su ignorancia. Pues bien, cambian el código del vuelo.
En el futuro en lugar de 5022 por ejemplo, el código del vuelo caído, pasa a
ser 5024. Espero que los inteligentes colegas, entiendan esta paradoja.
Durante diez años, nos han abrumado
exprimiendo hasta el tuétano una sola pista. ¿Por qué, su señoría, se ignoró
olímpicamente una de mis teorías?
Me refiero a la posibilidad que la
tragedia encuentre asidero en un plan sistemático llevado a cabo por
organizaciones, que desde la onda verde, construyen un odio letal hacia los
simpatizantes de las grasas trans.
No nos olvidemos que los
funcionarios desaparecidos y los Comesandwich presos, por su situación, pueden
estar constituyendo un mensaje emblemático para el resto social. ¿Quién es el emisor
de dicho mensaje?, ¿Acaso, algunas de las múltiples comisiones que desfilaron
por esta sala, se preocupó por despejar esta duda?
¡No!, claro que no se hizo. ¿Será
por qué las grasas trans tienen mala prensa?
Tal vez, ya es tarde para responder,
pero mañana seremos historia. Por eso me veo en la obligación de dejar
autenticado en actas, estas, mis apreciaciones. Son solo pinceladas de
pensamientos que habitan el cuerpo humilde de una defensora de pobres y
ausentes.
Me pregunto ¿si los miembros de este
tribunal piensan que el fin justifica los medios?
Porque es la única forma de entender
su ceguera. Nadie en su sano juicio, puede negar los beneficios que para
preservar nuestra salud y mejorar la calidad de vida traen las fibras
insolubles, y sobre todo las solubles. Son fieles ayudantes en la lucha sin
tregua contra el colesterol. El colesterol y las otras grasas que habitan
nuestro torrente sanguíneo, cómplices de los radicales libres, de quiénes,
consta en autos, el daño que ejercen sobre nuestro material genético, por lo
tanto histórico.
Sabemos de buena tinta, que
funcionarios políticos y Comesandwich por su sedentarismo y presencia constante
en banquetes, son promotores, muchas veces inconscientes, de la presencia en
los organismos de la sociedad de dichos sebos pringosos. Pero habitamos un país
democrático, federal y con constitución. Por lo tanto, la primera regla de
convivencia debe ser la tolerancia.
Estoy hablando de un gran plato
servido, señor juez, en el que convivan para los tiempos venideros, las fibras
y las grasas, los tocinos, las margarinas, los fritos. Las primeras limpiando,
las otras ensuciando, pero todos trabajando para alcanzar los grandes destinos
que en el concierto de las naciones civilizadas tenemos dictaminados.
¿Por qué?, me pregunto, en todos
estos años no se apresó a ningún miembro de asociaciones ecologistas, o algún
vegetariano, por qué no han declarado como testigos los representantes sojeros. Por qué no se ha
presentado al estrado ese señor vestido de cuáquero que aparece tan
inocentemente en las cajitas.
No hay respuestas, solo silencio a
mis preguntas. El silencio es callado, pero tiene voces.
Por lo expuesto, excelentísimo
tribunal, pido la absolución de mis defendidos por error procesal.
La defensa descansa para almorzar.