“Los Comesandwich” inédita de Eduardo Wolfson
Informe oral de la comisión de físicos
Su señoría, cuando fuimos convocados
por este tribunal para formar una comisión de físicos, dependiente de la comisión
multidisciplinaria de peritos notables, debo confesarle que la vanidad,
adormecida en nuestros cuerpos por deformación profesional, se despertó de tal
forma, que mediante una metamorfosis no prevista, nos experimentamos como pavos
reales en un jardín japonés. A poco de correr el tiempo cronológico, la
resultante de fuerzas externas, nos convencieron que nos encontrábamos
precipitados en la trampa del espejismo, y que aquella primera sacudida, no era
otra cosa que una ilusión impropia al terreno de nuestra ciencia. La comprobación, en lugar de producirnos un
estado de ánimo depresivo, nos condujo a una operación de fotosíntesis.
A pesar de varios escollos que
tuvimos que sortear, comenzamos un derrotero, que más tarde, trataré de
graficar. A mi juicio, lo trascendente, es que pudimos arribar a una serie de
conclusiones preliminares.
Los integrantes de enlace de
subcomisiones, pertenecientes a la comisión madre, lograron en primer término
una reunión de trabajo con las subcomisiones autorizadas por la comisión
multidisciplinaria de peritos notables, es decir: la subcomisión de físicos
puros, la de nucleares, la de matemáticos, la de químicos, la de recreativos,
la de fisicalistas.
El señor fiscal atraviesa un error
conceptual, los fisicalistas no intentan competir con su labor, solo se trata
de físicos abocados en forma epistemológica a propagar el lenguaje de la física
a las demás ciencias, creando un centro de fusión y entendimiento universal.
Aquel cónclave duró 558 horas,
soportando unos 25° Celsius promedio, o dicho de otro modo, 70 Fahrenheit , con
picos que sobrepasaban los 50° Celsius o 90 Fahrenheit , en
algunas intervenciones. Decidimos dejar las disidencias de método para el
futuro, y trabajar, sobre los pasos que por unanimidad acordamos. Primero, resultaba imperioso recrear en el
laboratorio las condiciones estructurales a escala real de un edificio,
similar, a los usados por el Estado, para organizar, a través de sus
funcionarios, la celebración de ágapes.
Segundo, requerir la presencia
voluntaria de funcionarios en el experimento, y sistematizar, las
características sine qua non de un funcionario promedio. Tercero: Aconsejados por la subcomisión
de presupuesto, informe que consta en autos, nos vimos obligados a la búsqueda
de un sujeto que concentre, las señas distintivas de todos los Comesandwich
detenidos.
Si señor juez, le ejemplifico: para
nuestra experimentación, era preciso encontrar una síntesis de los
Comesandwich. Alguien que posea el cuerpo y vozarrón de Catalina, los esmerados
gestos de Yaco, la timidez de Emilio, la excentricidad de Eleuterio, la
evanescencia de Aurora, la sensualidad de Devorah, la exquisita experiencia
plástica de Rembrandt, y sobre todo, la suma de sus capacidades individuales
para deglutir y atiborrarse de comestibles.
No su señoría, al sujeto Juan Ramón
de la Cruz Vera
(alias carlitos) no se lo tuvo en cuenta para componer nuestra síntesis, ya que
le recuerdo que el mismo, según surge de las declaraciones de testigos e
imputados, nunca integró ágape alguno.
Al principio, el llamado a
funcionarios voluntarios para el experimento se tradujo en un fracaso.
Consultada, mediante un memo amarillo, que es el que el estatuto de
comunicación prescribe, la comisión de sociología nos advirtió sobre los
estados alterados, que los funcionarios de 3° y 4° línea, viven desde la
desaparición de 130 de sus colegas. Alegaban los sociólogos, que si bien el pánico
de sucederles lo mismo, era una variable a tener en cuenta, la mediana, según
el universo de sus encuestas, indicaba, que dicho estado se superaba con
facilidad, siempre y cuando, se ofreciera a estos recursos un sustancioso
incentivo. Con respecto a una ciencia
social, debo aclararle que nuestra credibilidad es pobre. Como su señoría muy
bien sabe no es exacta, entonces tomamos su advertencia como válida para el
particular que nos ocupa, pero efectuando la salvedad, de que dicha conclusión
no es universal, ya que carece de los métodos científicos aprobados para
otorgarle esa entidad. Así es, que desde la base piramidal, y como lo prevé el
código procesal, para los pedidos presupuestarios provenientes de subcomisiones
plurales, pero adscriptas a una misma rama, como es el caso nuestro,
cumplimentamos una serie numerada del cero, cero, uno al uno, cero, cero, que
elevamos gradualmente al resto de subcomisiones, y estas, a sus respectivas
comisiones, recibiendo la comisión madre el derivado de cada una de ellas, para
formalizar el informe necesario que arribe vía urgente al ejecutivo, órgano que
en última instancia aprueba o desaprueba el motivo, publicando la decisión en el Boletín oficial, siempre y cuando, el procedimiento haya cumplido todos
los pasos. En el caso que nos ocupa, titulamos el pedido con letra catástrofe:
“urgente, incentivo para funcionarios”. Debo señalarle señor Juez, que lo
solicitado fue otorgado en menos de 24 horas.
Muy pronto, gracias a la gran
dedicación por parte de ingenieros civiles, sobre-estantes, albañiles y meteorólogos, surgidos de un llamado a
licitación pública, y de empresas en especialidades gastronómicas, elegidas,
como es lógico, por el sistema de contratación directa, alcanzamos al fin en el
laboratorio, la reproducción a escala de estructuras y condiciones, similares a
las que existían en aquellos ágapes estatales. La repetición reiterada del
experimento, contándonos a los físicos como observadores participantes, arrojó
hipótesis de primera, segunda y tercera magnitud, lo cual, como ustedes
comprenderán nos obligó, pero más puntillosamente, a insistir en la reanudación
del fenómeno, corrigiendo, eso sí, pequeños desvíos que advertimos en los
primeros banquetes. Decidimos por
ejemplo, no aceptar más la mezcla de vinos varietales franceses con sandías del
país, esta aleación, produjo varias bajas entre nuestros físicos y la de dos
funcionarios voluntarios. Cuando sea el momento, y formalmente, la comisión que
presido solicitará a este altísimo tribunal, la formación de una comisión
permanente de homenaje para los que entregaron sus vidas en aras de hallar la
verdad, la única capaz de dar sentido a este juicio extraordinario. De ser
aprobado el pedido, sugeriré que la primera acción de este nuevo cónclave, sea
la construcción de un monumento alegórico a esos servidores de la física, que
perdieron sus vidas por culpa de la química.
Ahora señor Juez, trataré
de ser breve, pero elocuente. Me refiero a la situación ingrata, denunciada en
tiempo y forma, con respecto a un episodio ocurrido en el ascensor de nuestra
comisión, que me tuvo como protagonista, y como contraparte, a una señora
perteneciente a una autodenominada subcomisión de poetisas, ajena al ámbito de
dicho elevador. Estos son los hechos: cuando accedí al aparato, no advertí la
presencia en él, de la poetisa referida. Me encontraba abstraído, intentando
cálculos que puedan explicar el fenómeno de la desaparición de 130
funcionarios. Iracunda, la dama de la versificación, me tomó por sorpresa de
las solapas y comenzó a zamarrearme. Sorprendido, advertí que toda su feminidad
estaba a la intemperie, salvo el tobillo, el cual arropaba con una pequeña
pulsera de coral, o tal vez coralina. Dudo, porque no tuve tiempo de efectuar
la prueba de legitimidad. Sin posibilidad de reacción, fui arrastrado por ella
a través de varios pasillos. En el hueco de una escalera se arrojó sobre mi,
creo que con la intención de violarme. Fue un instante de energía masa y
viceversa. Al recuperar mi yo, y notar su condición de poetisa, para no ser
hiriente, expresé palabras de Juana de Ibarburú:
“Porqué es áspera y fea
Porque todas
sus ramas son grises
Yo le tengo piedad a la higuera.”
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