Fedor concolorcorvo
Lic. en
desperdiciología multicausal
En primera persona
Cada día estoy más convencido, que si no fuera por
nosotros este país no hubiera avanzado, ¡¿o no?!. Creo que está claro, que
cuando digo -nosotros-, me refiero sin dudar a nuestra querida clase media.
Si
señor, si señora, pertenezco a la clase media por linaje y también
técnicamente. Sé que no faltará algún resentido social que tilde como soberbia,
este pavoneo de mi linaje. No voy a detenerme en pequeñeces, ya dispondremos de
otras columnas en el futuro para contestar a mis adversarios con más detalle,
solo diré que lo mío no es soberbia, sino orgullo genuino. En cuánto a la parte
técnica de mi pertenencia, lo demuestro solo con pruebas irrefutables y algunos
antecedentes. Tengo el seguro del coche contra terceros, de todas formas ¡yo no
choco nunca!, y una señal, que en la
computadora de una empresa, registra los desplazamientos de mi vehiculo, por si
me lo sustraen. La puerta de casa es blindada, pero solo se accede a ella,
traspasando unas rejas, y una alarma, cuya combinación atesoro en mi memoria y
defiendo en una caja de seguridad bancaria. Es frecuente, que en mi ausencia y
sin motivo, la alarma empiece a sonar sola. El técnico me ha dicho que es muy
sensible y que únicamente ellos, pueden detenerla desde la central. Al
principio, los vecinos acudían en masa tratando de atrapar a los ladrones.
Pobres, hay que ver la decepción que se llevaban, al caer en cuenta que el zafarrancho, era
producido por una alarme sensible. Para ellos, lo duro son los fines de semana,
yo los paso indefectiblemente en el
country. Como a propósito, la alarma comienza con sus diferentes cadencias de
sonido, todas estridentes, horribles e hirientes. Es una hora de concierto, un
minuto de descanso volviendo a recomenzar por el primer acorde y así,
sucesivamente. De buenas e irregulares
maneras, individualmente y conjuntamente, haciendo escraches en el frente de mi
casa, me han solicitado que anule la suscripción. Algunos me han contado que
les altera el sistema nervioso cuando la alarma suena 72 horas seguidas. Otros
me inventan que tienen algún viejito que no se puede dormir. Una mujer con la
que comparto la medianera, tuvo la desfachatez de decirme que vive en un
constante movimiento sísmico, que ya se le hicieron trizas las copas de cristal
del bargueño. Pensar que cuando el hijo con otros energúmenos, disparan
alaridos por rechinantes y tremendos amplificadores, diciendo que hacen rock,
disculpe la expresión respetado lector, pero yo, “me la como doblada”. Es así
señora y señor, hasta ha dejado de existir la solidaridad entre cercanos. Ellos
no piensan que debo proteger mi propiedad, son totalmente egoístas, ni se les
ocurre, los esfuerzos que a uno le costó tener lo poco que posee. Cuando me
vienen con estas bravatas, saben que propongo: que hagan como yo, que curen sus
alteraciones en una prepaga de salud. Si señor, yo no soy un tiro al aire, como
pudo apreciar soy precavido, y también moderno, ¡muy moderno!, un individuo de
esta época, y como tal, presto atención a todo lo nuevo que voces sugerentes me
ofrecen por teléfono. Así, compré por ejemplo desde el primero hasta el último
celular que apareció en el mercado. Compro, tarjetas y planes, ahora con
centavos puedo hablar a cualquier parte del mundo. ¿Adónde hablo y con quién?.
¡La gente y sus preguntas indiscretas!. En mi bunker tengo desde la primera
cama solar hasta el Pilates. No tengo dudas que la televisión me entretiene,
bueno y también me enriquece, por eso no solo poseo el cable, estoy suscripto a todos los canales
codificados y además, denuncio a quien se cuelga. Si, no tengo ningún empacho
en decirlo, después de todo, “robar cable es un delito”. No crean que todo lo
que es oro brilla, pasé también momentos muy tristes, ¡Fui ahorrista!, abollé
cacerolas, desfilé con Nito Artaza por Luro, por Independencia, y hasta obtuve
un autógrafo de Moria Casán. En ese tiempo experimenté que las fuerzas me
abandonaban. No pude recurrir a la prepaga porque dentro de los ahorros
quedaron las cuotas, pero me salvó la industria láctea. Desde aquel
desasociego, ni un solo día, he dejado de tomar probío 2, biopuritas, activia
regularis, l caseis defensis. Reconozco que las fuerzas no volvieron, pero ya
no las necesito, todos los días combato regularmente al tránsito lento como un
duque francés en el exilio. Elegí para residir Mar del Plata, porque aquí hay
mucho campo para el desarrollo de mi profesión, la desperdiciología
multicausal. En las próximas ediciones les iré trasladando los frutos de mis
investigaciones. Para despedirme, en esta oportunidad, elegí una de mis frases
favoritas. Mi deseo es que ustedes reflexionen sobre ella, y me hagan llegar su
parecer "Sálvese quien pueda".
Eduardo Wolfson
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