"Siempre que llovió"
Novela inédita de Eduardo Wolfson
Síntesis argumental:
En una ciudad pampeana, adormecida
por la recesión, ocurre un evento que será funcional a los intereses políticos,
económicos y frívolos de la sociedad en general. Virginia, una piba que habita
la villa miseria de la localidad, alertada por la llegada del tren, se lanza
sobre su compañero Juan, desplazándolo fuera de las vías. Pero la acción no
alcanzó para que ella quedara a salvo. La máquina le cortó las piernas.
El canal de televisión local monta
un programa ómnibus, con el fin de obtener donaciones destinadas a su flamante
heroína. La ciudad se llena de periodistas provenientes de todo el país, lo que
provoca un efecto multiplicador en la economía regional.
Comerciantes, profesionales,
funcionarios, políticos, artistas, religiosos, forasteros y medios de
comunicación serán de la partida, entretejiendo estrategias singulares, para
sacar ventaja con el acontecimiento.
1º Entrega, capítulo XXV
-Esta
amputación nos vino como anillo al dedo, ningún evento es capaz de sacarla de
la primera plana.
La
declaración pertenece al gerente de noticias del informativo más visto en el
país.
La
tragedia actuó como una compuerta efectiva, que cerró el paso de la información
a otros sucesos.
Todas
las consultoras nacionales y algunas extranjeras, tomaron a la ciudad de
Virginia como universo para compulsar a la opinión pública. Una fiebre indagatoria
se apoderó de todos los medios. En pocas horas, una batería de encuestas
circulaba en el aire, en las imágenes televisivas y en los domicilios
particulares.
La
intención pasaba por verificar en porcentajes, el juicio de valor que le
merecía a la gente la tragedia, el heroísmo, el pasado, el presente y el futuro
de Virginia.
El
sondeo abarcaba las cuotas de responsabilidad que le asignaban en el suceso a la
familia, a la comunidad, a los ferrocarriles, al maquinista, a la pobreza etc.
El
mismo director del canal local fue quien recibió en el programa ómnibus, al
presidente de “Pollster-investigation Inc. para América Latina”, Licenciado
John Rodríguez.
Flaco,
alto, un tanto desgarbado, el científico social se apoderó del plató,
ostentando una amplia sonrisa que mantuvo a lo largo de toda la entrevista. Su
primera acción, consistió en arrebatarle el micrófono a su anfitrión, dando
respuesta a un interrogante no explicito:
-Ustedes
habrán oído decir que una encuesta se puede formular por cuestionario o
entrevista, pero que en cualquiera de sus formas, el realizador, en este caso
quien les habla, debe tener en claro la variable independiente, que en esta
oportunidad, son los alcances y la aceptación del maravilloso milagro que les
pertenece.
Para
ello y abreviando, la batería de preguntas que formulen las encuestadoras de
nuestra consultora, contemplarán el contenido elevado de sensibilidad, que
seguro estará presente a lo largo del trayecto de la conversación, cuidando
siempre el objeto de la interrogación y también, la posible ausencia de
respuestas, dadas las características del personaje clave que es abordado.
Condicionada
por el cartel conductor, la tribuna estalló en aplausos. El director pidió
calma y prosiguió el invitado.
-Con
nosotros, ustedes van a notar que la cosa es distinta, y esto se deberá en
parte a la intromisión de las estadísticas cotidianas en sus vidas, hasta hoy
sin sabor. Ellas, las estadísticas, serán interpretadas a lo largo de la
investigación, mezcladas con la pulsión presente, constante, ansiosa,
impaciente, penetrante y transparente del marketing.
Así, vamos a poder abrir una gran cantidad de
columnas y cruzarlas con las necesidades de compra, venta, promoción,
sexualidad, economía, poder y trascendencia que ustedes tienen hoy, a partir de
la irrupción en sociedad del fenómeno que el pueblo denomina “Virginia”, y que
nosotros, sopesándolo desde el marketing, hemos rebautizado como “Caramelos a
granel”.
Esta vez no hubo aplausos, mientras se dilataba el
silencio, público y televidentes observaban como el Licenciado John Rodríguez,
espectacularmente, se lanzaba hacia la tribuna. A las cámaras les resultó
difícil seguirlo.
El recorrido protagonizado por el sociólogo,
dibujaba extrañas parábolas entre las diversas gradas. Por momentos, se detenía
frente alguna persona oprimiéndole el brazo con sus dedos largos y huesudos, le
sonreía, reiniciando en forma inmediata, su camino.
Por fin, tomó de las manos a una mujer joven, a
quién prácticamente obligó a acompañarlo al centro del estudio.
La muchacha, de aspecto frágil y tez oscura,
revelaba timidez. Él preguntó:
-¿Cómo se llama esta belleza
autóctona?
Con indecisión, balbuceando y en
un susurro, la joven contestó:
-Tamara.
El hombre, se excusó por el
público de no haber escuchado, y le requirió que lo volviera a repetir:
-Con más fuerza, con más vigor,
¡como si de ello dependiera su vida!
Avergonzada pero también
incentivada, reiteró el Tamara, en forma enérgica y potente, arrancando un
aplauso cerrado, prolongado y de gran magnitud.
-Señores, he elegido entre la
gente de la tribuna -dijo John Rodriguez- a esta guapa que se llama Tamara, porque la
considero un personaje clave, que nos puede dar mucha información sobre el
universo que investigamos.
No les voy a explicar cual fue el
método que escogí para la elección, porque llevaría tanto tiempo como el que me
llevó hacer la carrera. Lo que sí les digo, es que este procedimiento tiene el
98% de efectividad. Esto en ciencias sociales significa que el margen de error
previsto, es inexistente.
Tamara será nuestra primera
encuestada en esta ciudad y la única que no será anónima. Ella tendrá que
responder a las preguntas con un si, con un no, o con un no sabe. He decidido
hacerlo así, como forma didáctica.
El encuestador solicitó nuevamente un aplauso
para su conejito de indias y a boca de jarro comenzó con la primera pregunta:
-¿Te gusta tu casa? /sí/, ¿te
gusta pasar largo tiempo en tu casa? /sí/, ¿Conoces la
casa de Virginia? /no/, ¿te gustaría conocer la casa de Virginia? /no sé/
¿conoces personalmente a Virginia? /no/. ¿Crees qué el de Virginia fue un acto
responsable? /no sé/. ¿Un acto heroico? /sí/. ¿Un acto trágico? /sí/. Juan, el
compañerito de juegos de Virginia ¿es culpable? /sí/.
La última contestación fue espontáneamente
aplaudida por la tribuna. El conductor del programa, atento al desenvolvimiento
y a las actitudes que despertaba el mismo, consideró necesario irrumpir en el
aire, tratando de calmar ánimos fervorizados:
-Queridos amigos televidentes y
presentes, con todo mi corazón debo pedirles un favor muy especial. Quiero
solicitarles que reservemos para nuestra intimidad, los juicios de valor sobre
acontecimientos tan contradictorios como los que hoy nos tocan vivir.
El licenciado John Rodríguez está
mostrándonos el sistema, por el cual, va a realizar sus encuestas, solo eso. Lo
que manifiesta Tamara es una opinión, por lo tanto ni al licenciado, ni a
Tamara les agradaría que estos resultados se generalicen. Yo sé que todos nos
sentimos apenados y también exaltados por lo ocurrido. Pero dejemos que a los
culpables los encuentre la justicia.
Otra vez aplausos, en esta oportunidad
aconsejados por el cartel.
La encuesta se extendió unos
segundos más y la última pregunta quedó registrada como un “no contesta”, por
parte de Tamara.
-¿Serías capaz de perder tus
piernas para acoger todo lo que está recibiendo Virginia?
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