Fragmento de la novela inédita de Eduardo Wolfson “Los Comesandwich”
Declaración de un funcionario:
Presidente del Departamento de Valoración
municipal en construcciones, ambientes y zócalos.
El local en cuestión, su señoría,
tiene su frente hacia la calle Lavalle de esta ciudad. Según el plano
catastral, pude verificar, que la edificación se alza sobre el lote de la mitad
de la cuadra, equidistante proporcionalmente, de las calles Uruguay y Paraná.
Su fachada, se compone de una puerta de dos hojas, y a continuación, un tabique
vidriado, cuya transparencia original fue modificada, al serle adosado un
papel, que en su origen, pudo ser de color verde botella. Aclaro al tribunal,
que no he hallado ninguna autorización conformada en el legajo del inmueble,
obrante en los archivos municipales, de modificación estética. Sí bien pude
observar sobre el vidrio antedicho, desvencijada y raspada, la leyenda
restauran, debo transmitir, que los transeúntes por mi interrogados, reconocen
al sitio, como “fonda el código”, inscripción totalmente ausente en todo el
ámbito y la manzana que ocupa.
No suelo, su señoría trabajar con
presunciones, pero desde la subjetividad, me atrevería a compartir dos
posibilidades. Primero, la modificación tuvo el propósito de impedir la
penetración de rayos solares hacia el interior del ambiente. Segundo, fue
realizada con la intención aviesa, de ocultar para el hombre de la calle,
actividades seguramente clandestinas.
El salón, consta de mesas apiñadas
unas contra otras, con espacios mínimos para que los atraviese el mozo. Las
cubre, en lugar de un mantel, un papel blanco, manchado en la mayoría de los
casos por oropeles rojo sangre, que presumo, devenidos del flujo de un tuco
madre, y otros violáceos, cuya fuente habría que pesquisarla en el derrame de
vinos tintos ordinarios sin denominación de origen. A la cocina se la adivina
en la parte posterior, detrás de una abertura. Digo que se la adivina, porque
pasando la entrada, mirando desde el salón, se ve todo negro. Prestando
atención, se descubre que el color final no es otra cosa que hollín que tiñe a
los artefactos antiguos, los que usa un cocinero, llamado Paulino, que al
momento de esta constatación, día miércoles 24 de julio 12,30 horas del
presente año, mostraba un avanzado estado de ebriedad. Sin embargo, la
clientela muy nutrida, parecía no notarlo, y deleitarse con su astuta
gastronomía.
No señor fiscal, hasta el momento,
no se ha recibido en la repartición que presido: “Valoración municipal en construcciones,
ambientes y zócalos”, ninguna solicitud, formalmente establecida, o sea en
tamaño legal, con las seis firmas correspondientes, acompañadas por sus
respectivos sellos, encabezamientos y despedidas corteses de rigor, solicitando
el peritaje exhaustivo de alcantarilla o catacumba alguna, localizada sobre la
calle lavalle, frente a este mismo palacio de tribunales.
Le quiero aclarar su señoría, que su
pregunta, no encuentra respuesta responsable desde de mi competencia. Sin
embargo, desde el punto de vista estrictamente personal, y por ello, no
afectando, el destino estricto de la institución que me cobija, le diré, que a
los fogones del restauran evaluado, sería imposible sería imposible según
reglamento, darle categoría de horno crematorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario