Extraído de la obra inédita de Eduardo Wolfson "Espéculo para armar"
Noviembre de 2006.
Bernardino Espéculo
Acero en las paredes, ascensores
vidriados, alfombra mullida, ángeles rubios. Desde lo impreciso, en sombras,
Bernardino Espéculo se materializa, proyectado tan solo por un destello de sol.
Miro al hombre que en los
setenta cambió el imaginario colectivo sobre la muerte. Luce una bombacha de
campo introducidas en unas botas de cuero de potro. Su pecho descubierto revela
una musculatura relajada. Por ambas mejillas, le corren dos lágrimas: una roja
y otra negra. En la testa, una tiara de plata repujada. Me sonríe, me indica un
sillón. Sentados frente a frente, nos toleramos un silencio de estudio.
-Hace mucho que busco esta entrevista <digo necesitando escuchar mi
propia voz>
-ya lo sé, <usa un tono grave y seguro> todos los medios de
comunicación intentan descubrir algo más sobre mi vida.
-Es que usted es un ser especial.
-Para ustedes soy un negocio. Admito
que siempre la prensa me benefició...Aunque últimamente siento que me
fastidian.
-No será… ¿qué está fastidiado por el paralelismo que hacen de usted, con
el negocio de la muerte?
Espéculo se transfigura. Frunce
el entrecejo. Se levanta, camina hacia un rincón oscuro. Vuelve con dos copas y
su gesto sereno.
-yo nunca me ocupé de la muerte, <me alcanza vino tinto> los que
piensan así no entendieron nada.
-entonces ¿de que se ocupa?
-de la trascendencia, ¡por supuesto!
-pero usted..., ¿comenzó en una pompa fúnebre?
-¡de ningún modo!, esas historias que se cuentan solo logran desvirtuar la
realidad
-Señor Espéculo.
-Licenciado… si no le molesta
-licenciado Espéculo, entonces... ¿su vocación se despertó el día de la
muerte de su padre?
-no le puedo decir exactamente cuándo, pero le aseguro, que gracias a mi, mi padre no ha
muerto, sino que ha trascendido..
-¿Trascendido?
-claro, hoy su familia extensa lo visita cuando quiere en la quinta
Espéculo, y nadie se avergüenza de nada, ni del origen, ni de la mezcla de
linajes, ni de los abolengos obtenidos. Si desean escuchar al viejo, es solo
cuestión de apretar Play y listo. Mi padre fue el primero que ayudé para que
trascendiera, luego vinieron unos cuantos miles más.
Bernardino Espéculo me acompaña,
ya no siento el frío del acero en las paredes, descendemos por un ascensor
vidriado, y juntos, nos zambullimos en la alfombra mullida. Miro nuevamente al
hombre y su particular atuendo, la bombacha de campo, las botas de cuero de
potro, y sobre todo su pecho descubierto. Me atrevo y beso su lágrima roja, él
permanece imperturbable. Antes de la despedida, necesito otra vez oír mi voz:
·
por favor, la verdad. ¿Qué es la vida y qué la muerte?
·
dos juegos que forman parte de un mismo universo.
·
y ¿la trascendencia?
·
la muerte es el pasado y la trascendencia el futuro inevitable.
·
¿por qué entonces, hay personas que no trascienden?
·
porque la trascendencia solo existe para los que la vida tiene algún valor.
·
¿valor o precio?
·
¿no es lo mismo?
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