Año
1986 Audiencia del Secretario de Comercio de la Nación con el Licenciado
Bernardino Espéculo
B –gracias por recibirme.
Sec –en que puedo servirle.
B –estoy aquí porque creo que
nos podemos servir mutuamente.
Sec –me parece no entenderlo.
B –usted debe saber que hace
muchos meses que pido reiteradamente una
audiencia con el presidente, o en su defecto, el ministro de economía.
Sec –no lo sabía.
B –usted es la primera persona
después de tanta insistencia que me recibe.
Sec –lo hago en representación del
poder ejecutivo, usted comprenderá que al
primer mandatario y sus ministros, no les alcanza el tiempo para atender temas que son prioritarios.
B – ¿cómo sabe que el mío no
lo es?
Sec –no lo sé, espero que me lo
explique para posibilitar su diligenciamiento por
los canales correspondientes.
B –debe existir una forma para
obviar la burocracia. En otros tiempos yo llegaba
con suma facilidad a las altas esferas para agilizar las gestiones.
Sec –Licenciado Espéculo, le
advierto que respiramos el aire de la democracia.
B –lo sé señor Secretario y
por eso estoy aquí.
Sec –soy todo oído.
B –debo admitir que la
democracia trae alivio a una gran parte de la población,
ya que en ella se respiran ciertas libertades.
Sec –así es.
B –pero tanto ustedes como yo
nos encontramos en una encrucijada.
Sec –vuelvo a no entenderlo.
B –sí, mientras mis empresas
atraviesan una crisis particular de superproducción,
ustedes son impotentes frente a la inflación que se produce en el mercado interno con respecto, sobre todo, a los
artículos no suntuarios. Debo
agregar, que también se vuelve preocupante esa masa
millonaria de indigentes, que con sus protestas, reducen la imagen positiva del oficialismo para las próximas
elecciones.
Sec –por favor, le voy a pedir que
sea breve. No lo tome a mal, pero tengo otros
asuntos que atender.
B –comprendo, voy a acudir a
mí poder de síntesis. Hasta 1983, comenzando en la década del 70, yo pude
fundar una organización de empresas
disímiles, todas creadoras de fuentes de trabajo. Cada una de ellas encontró su propia demanda y a
su vez, fueron generadoras de nuevas
inversiones que beneficiaron sin duda al país. Todo marchaba muy bien, pero mi querido amigo llegó la
democracia, y mis clientes habituales,
no demandaron más nuestros servicios. Hoy me encuentro, con que poseo una gran maquinaria parada, sin aceite que
lubrique sus engranajes. Allí
afuera hay un vergel que corre el riesgo de transformarse
en un desierto.
Sec –no creo que el Estado pueda
aportarle soluciones a su problema.
B –pero sí puede aportar
solución a lo que es un problema del Estado.
Sec -¿Cómo dice?
B – es muy sencillo. Si Keynes
viviera aprobaría inmediatamente la idea.
Sec –y ¿cual es?
B –el gobierno compra a la
Organización Profesional para la Trascendencia
dos millones de féretros que canjeará por pollos provenientes de Hungrìa y con origen en Chernovyl.
Sec –usted está loco.
B – por favor, ¡sin
exabruptos!. Ellos necesitan los féretros, nosotros los pollos. Le advierto que no se trata de cualquier pollo. Con
su entrada, el mercado interno se
beneficia porque la oferta superaría, en mucho,
a la demanda lo que haría
descender los precios. El gobierno deberá diseñar un cronograma de distribución riguroso de la mercancía importada,
para que llegue efectivamente a nuestros
indigentes. A partir de este tramo, los
beneficios para el Estado y las empresas de la trascendencia se multiplicarán por añadidura. Los
precios bajarán, los menesterosos dejarán
de protestar, la imagen presidencial recuperará sus valores máximos para las próximas elecciones.
Continuará la democracia con la casa en
orden, y el presidente tranquilo pescando en la laguna.
Sec - ¿y usted?
B – yo ocuparé mi tiempo en
buscar un espacio adecuado, para depositar millones
de almas. Recuerde el bolero señor Secretario: “las aves suelen volver al nido, pero las almas cuando se
han perdido, ya no vuelven más”.
Extraído de "Espéculo para armar" Obra inédita de Eduardo Wolfson
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