"Siempre que llovió..."
Capítulo V
Novela inaudita de Eduardo Wolfson
La rutina del Sanatorio Privado Community fue alterada con la internación
de Virginia. El programa ómnibus destacó un móvil en la entrada de la
habitación individual. Los convalecientes en el establecimiento, asombrados,
observaban por las ventanas el gran despliegue de gente y de equipos que los
rodeaban.
La
imagen de una virgen portada en andas por cuatro religiosas, era seguida por
una multitud rezando.
Partidos
políticos y agrupaciones sociales, se apiñaron con sus banderas respectivas
voceando diversas consignas, adaptadas por el saber popular a la epopeya que
transitaban. Cuando los opositores al gobierno municipal coreaban: “Virginia es nuestra”, los oficialistas
sostenían: “¡Ea!, ¡Ea!, ¡Ea!, en el
sanatorio Virginia queda como nueva”. Mientras
tanto, las ONG se agruparon bajo el canto integrador: “No jodan, no jodan, Virginia hay una sola”
También,
en la curva trágica de aquel ferrocarril nacieron los devotos, ellos construyeron
un altar que fue desbordado por humildes ofrendas. El frío y el viento, no
impidieron que los habitantes de la villa y peregrinos nuevos, encendieran
velas en el sitio, donde el cuerpo de Virginia quedara fatalmente escindido.
Los noticiarios no dejaron ninguna escena fuera de cuadro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario