"Siempre que llovió..."
Capítulo XXVIII
Obra inaudita e inédita de Eduardo Wolfson
El Intendente cedió frente a la
contundencia discursiva de su hermano. Arrepentido desde el momento que aprobó el objetivo. Sin embargo, . era tarde para una deserción.
El palacio comunal se encontraba
atiborrado. Periodistas, locales y nacionales, lo invadían buscando primicias.
Para no cometer el error, de
crearse enemigos que lo acusen de nepotismo, el mandatario se vio obligado a
planificar argumentos suficientes. Su decisión personal por colocar una
escultura de factura fraternal, sin abrir un concurso previo a los otros integrantes
de la comunidad plástica local, exigía imperiosamente una justificación. Su
ingenio habitual, precisó una puesta a punto para defender el emplazamiento del
nuevo monumento: “el encuentro de todos
los caminos, la encrucijada, en el centro de la plaza principal”.
El sitio, obligaba a desalojar la
obra ecuestre, realizada en bronce, del grandioso General que enfrentó con toda
crudeza a los malones indígenas, aquellos que se opusieron al afincamiento de
las buenas familias cristianas, en la región, durante el siglo XIX.
Luego de unos flashes y saludos
de forma, el anfitrión comenzó a destejer la madeja:
- Señores de la prensa, los he
invitado para anunciarles que el municipio que presido, acaba de aceptar una
donación que nos honra y que de ninguna manera podemos rechazar.
Se trata de una obra de arte que
inmortalizará para nuestros vecinos, el arrojo de una niña nuestra, me refiero
a Virginia.
Al escultor, debo decir, no solo
me une una profunda admiración por su vasta obra, también estoy comprometido
con él por lazos sanguíneos. Si, señores estoy hablando de mi hermano mayor,
quien profundamente sensibilizado se apersonó en mi despacho con lágrimas en
sus ojos, para comunicarme, conmovido e impresionado en cada poro de su piel
artística, su decisión de donar a todos y cada uno de los hombres que
atraviesen o vivan en nuestra ciudad, una obra escultórica que simbolice el
sacrificio de esta purreta maravillosa que a todo el país ha enternecido en
estos días.
El monumento será inaugurado
dentro de los próximos 60 días, lo situaremos en el centro de nuestra plaza,
frente a la
Municipalidad y a la Catedral.
Liberaremos así, del agobio que
sufre, a nuestro prócer montado en su equino, que desde el bronce nos dirige y
nos guía con su mirada, a través de los tiempos y el transcurrir de las
generaciones.
La presencia simbólica y
trascendente del General de todos, tomará un vuelo inesperado, presidiendo la
entrada de la ciudad. Para ello, vamos a construir un pedestal en la encrucijada
que determina la ruta provincial y el camino que penetra hacia el corazón de
nuestra urbe. Así, por fin, el edificador de sociedades, será recordado no solo
por ciudadanos que cotidianamente transitan nuestras calles, también por
aquellos que se dirijan a otros puntos del país, acompañándolos con su positiva
aura hacia su destino.
Los
periodistas, sobre todo los locales de la oposición, aprovecharon el eco de las
palabras introductorias y grandilocuentes, para despachar preguntas con
velocidad y gusto a un dardo envenenado:
-¿No
tendría que aprobar el Concejo Deliberante, la escultura que realizará su
hermano y el traslado de la estatua del General?
Las pupilas del funcionario se
encendieron para admitir:
- Puede ser que en estos días, en
los que brota el amor, las emociones y la solidaridad en nuestros corazones,
podamos sin intención, cometer algunos errores menores en cuánto a los
procedimientos burocráticos, pero no dudo un segundo, seguro de interpretar el
sentimiento de nuestros vecinos, que esos errores se disculpan por carecer de
esencia cuando la ejecutividad de los actos, permiten cristalizar el anhelo de
la mayoría.
Otro hombre de prensa ametralló:
- ¿De todas formas, no sería más
democrático y generoso, convocar a todos los artistas plásticos de la ciudad, y
brindarles la oportunidad de participar, presentando sus proyectos para la
construcción del monumento a Virginia?
Algunos de los presentes,
advirtieron, que el hombre de la comuna, antes de su respuesta, crispó su boca
afinando los labios, y también que sus gestos armoniosos, trocaron en muecas
desagradables:
- Yo sé que pude parecer
antidemocrático y por lo tanto egoísta, y además, nunca faltará alguna mente
afiebrada que vea en este hecho un acto de nepotismo y corrupción.
Primero, debo aclararles y
recalcarles, que mi hermano ofreció espontáneamente una donación al municipio,
tanto de su trabajo y creación artística como de los materiales que se
utilizarán en la obra. Quiero decir, que toda esta cristalización de los
acontecimientos que han sucedido y siguen sucediendo, enriqueciendo la memoria
de todos los habitantes futuros de esta ciudad, no le cuesta un solo centavo a
la hacienda pública. Le aclaro que ningún otro artista de la ciudad, se acercó
a esta administración municipal para donar nada, y tampoco, ninguna institución
que los agrupe, para proponer un concurso o una licitación.
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