El siguiente capítulo pertenece a: "Espéculo para armar" Libro inédito de Eduardo Wolfson
Entrevista a Empresario inmobiliario Cordobés
por FM local.
-Me parece que solo estuvo 3 veces en la ciudad. Por lo menos, yo solo lo
vi en 3 oportunidades…La primera vez, llegó hasta la inmobiliaria acompañado
por un Coronel del regimiento, que ahora se me escapa el nombre… Si claro, era
del regimiento de la ciudad.
El señor Espéculo estaba
interesado en adquirir unas cuántas hectáreas de tierra en la zona. Buscaba, me
dijo, algún campo alejado del centro urbano. Yo justo tenía unas tierras de
poco valor que llenaban esos requisitos, se las mostré y se las vendí…. No, eso
no sabría decirle, tendría usted que interrogar al profesional actuante en ese
momento. ¿Cómo?...no yo no puedo informarle si pidieron que se escriture por el
doble de lo que se vendió.
No señor se equivoca, mi misión
terminó con el boleto de compra y venta y el cobro de la comisión
correspondiente…Sí, recuerdo que me dijo que lo utilizaría como campo de
sosiego. Yo, todavía contra mis intereses, le señalé que eso era muy grande y
muy inhóspito para gozar el descanso. Él se sonrió, me saludó y se fue.
La segunda vez que vino fue
cuando inauguró en esas tierras el cementerio privado, que él nunca lo llamó
así… Claro que me invitó a la inauguración. La mayoría de los asistentes eran
locales….Sí por supuesto, toda gente importante. Políticos, militares, las
cámaras empresarias, periodistas y la Iglesia con el obispo y todo. …Sí señor, la
explosión se produjo una semana después de la inauguración, y al otro día, lo
vi por última vez.
No me voy a olvidar nunca, se
agarraba la cabeza, se lo veía muy perturbado, estaba fuera de sí. Recuerdo que
al coronel que lo acompañó la primera vez hasta mi oficina lo volvió loco, se
acordó con todas las palabras que tiene el diccionario, de su familia incluida
la amante. Decía: “pero hay que ser
P…para bombardear una ciudad de esta manera, y que prácticamente no haya una
multitud de caídos en combate”...No lo que se dice explicación, en el
momento no dio ninguna, pero no dejaba de despotricar, hablaba solo, decía que
perdió la cabeza cuando se le ocurrió hacer una operación semejante con
provincianos. Que éramos ineficaces, que solo servíamos para tomar té de
peperina… ¿Cómo dice? … Sí eso sucedió al rato. Una enorme caravana de camiones
entró a la ciudad, los toldos que cubrían los acoplados tenían una
inscripción…haber déjeme recordar…, ah sí, creo que era algo como que la “Organización Profesional para la
trascendencia acompañará eternamente a los pobladores de Río Tercero en su
nuevo camino”. Imagínese, nosotros no entendíamos nada, pero él cuándo vio
los transportes, con una violencia inusitada empezó a revolear las mesas de la
mejor confitería…sí no se preocupe no voy a decir el nombre, lo entiendo, sería
publicidad y se la cobran a usted.
Mire no es porque yo lo diga,
pero de ese exabrupto de este señor Espéculo, media ciudad fue testigo. Cuando
se le pasó la viarasa, salió y paró a los camiones como para darles alguna
directiva. Ahí muchos curiosos se acercaron y levantaron con mucho cuidado los
toldos… Sí, lo que sigue es historia conocida, dicen que estaban repletos hasta
la cumbrera de ataúdes, de todo tipo y color los había… ¿Después?, si… recuerdo
que se le acercó nuevamente el coronel con uno de esos teléfonos portátiles en
la mano, se lo alcanzó, entonces habló con alguien…No, yo no escuchaba, pero
por la forma como gesticulaba con el otro brazo, parecía que lo estaba
reprendiendo muy severamente al que había llamado. Cuando terminó con la
conversación telefónica lo observé más relajado, hasta se permitió sonreírle al
coronel…Si, veo que está bien enterado y tiene buena memoria, pero eso sucedió
como media hora después. Fue en la misma confitería en la que había revoleado
las mesas antes. Me vio, me abrazó y como con alegría me dijo: “no hay nada que
hacerle, en este país ni una guerra podemos hacer en serio. Por suerte me
avisaron que voy a poder exportar esta mercadería a Croacia y Ecuador. Allí si
que saben pelear y caer”.
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