Cada vez
hay más huecos en mi memoria.
Se me
dificulta para armar este rompecabezas.
Entre
recuerdo y recuerdo trato de tender un puente sobre el hueco.
Me esfuerzo
y solo consigo sacudirme por dentro.
Otros me
miran algunos intentan consolarme con palabras.
Palabras
que las aprecio semejantes a mis huecos.
Queda claro
que mis huecos son de la memoria,
pero las
palabras provienen de la indiferencia.
Me confundo
al narrar los acontecimientos.
Estoy
seguro que aquello lo soporté durante la primera dictadura de mi vida.
Pero luego
dudo hay datos en la realidad que no cierran con la época.
Pudo haber sucedido
entonces en la segunda o tal vez en la tercera.
¿Es
probable qué me haya ocurrido en las tres?
Estelas de
sirenas intentan alcanzar el puente que tracé sobre los huecos.
Ahora que
la neblina se hace menos densa veo los Ford Falcon que las llevan.
Me canso el
sudor en mi espalda indica un esfuerzo malogrado.
Ahora los
huecos en mi memoria me alejan de la ira.
Sin embargo
el puente que hilvané para unir huecos se reemplaza.
Aparece una
película que me tiene como protagonista.
En sustancia
son imágenes que se yuxtaponen.
Imágenes
que sincopado y despacito van creciendo aquí.
Despacito y
sin tapujos se incorporan a esta despreciable fauna.
Una película
que invade mis huecos y tiene olor a muerte.
Sincopado y
despacito está naciendo aquí entre tantas palabras miserables.
Sincopado y
despacito está naciendo aquí en la usura de mil bombas.
Crece en
los huecos un lugar incierto lleno de dioses.
Sincopado y
despacito crece como león que han comprado la eternidad.
Sincopado y
despacito está naciendo en mis huecos, con sonido a hueco.
Eduardo
Wolfson
No hay comentarios:
Publicar un comentario