viernes, 14 de agosto de 2015

Manual practico del discurso.


Reflexiones de un precandidato a Intendente





Una empleada municipal, desesperada, interrumpió mi paso, dejando en mis oídos un alarido: -¡Mi doctor, mi muy seguro próximo intendente!, es mi deber confesarle que ya no queda lugar para barrer debajo de la alfombra.
Su tono me provocó un instante de confusión, luego le pregunté -¿Por qué protesta tanto mi hija?, _sin dejarla responder contesté_ después de todo, la basura a cielo abierto inspiró el vuelo del moscardón.
Con frecuencia, pienso que sencillo nos resulta vivir de esta sociedad, pero que difícil, para los homus politicus es vivir en ella.
Si hay basura se quejan porque contamina, y si no hay basura, se quejan porque no consumimos... ¿Quién los entiende? La palabra basura me parece muy fuerte. Creo que es mucho más chic para un futuro intendente, referirse en términos de desperdicios, sobras o barreduras. ¿Por qué hablar de basurero, de quema o sumidero?, cuando muy bien podemos utilizar muladar, que es castellana y ya nadie la recuerda.
Hubo tiempos en los que la cultura se fabricaba en las cortes y en los monasterios. Más tarde, las ciudades fueron el centro, para convertirse en pantomima hacia los bordes. Hoy, en las metrópolis la cultura crece en los barrios. En cuanto a Mar del Plata, creo que hay mucha erosión marina. No cabe duda que la docencia ha impregnado mi vida, de ella viene mi voto de paciencia, de tolerancia, de observación, de enseñanza.
Esta es una vecindad extremadamente conformista, el abordaje de sus necesidades exige un alto voltaje de creación. En ciertos sitios se baila por un sueño, pero aquí hay que integrarlos a la revolución. Creo que una de las primeras medidas que impondré a mi gestión es "Si lo sabe cante." En estos años de despilfarro la gente se ha ido degradando,
y hablan morbosamente de sexo, suelen ser impotentes. Como le he dicho poéticamente a la empleada municipal, para terminar nuestra conversación intempestiva, -Los suspiros son viento y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, pero la basura que es despojo, sabes tú ¿adónde va...?.
Al ver a la muchacha enternecida, finalicé la arenga enfurecido -Pongamos en valor y en mercado a la basura.... ¡Mierda!
Me alejé especulando intelectualmente con el tema, ya sobre la plaza, mientras pasaba a mi lado un andrajo humano sostenido de un tetrabrik, tuve la convicción filosófica de que es de muy mala educación no aceptar la basura del prójimo. Sin embargo el paisaje se vuelve en contra de la moral y las buenas costumbres.

Yo pensé que el Arroyo que conduce mi anatomía, inundó a nuestra sociedad casi naturalmente. Por eso pregunto ¿Quién, a esta altura de los acontecimientos, no cuenta con un conocido, un familiar o un ser querido, que científicamente, experimente mi arrollamiento. Es más, ¿Quién de nosotros, blanco o negro, rico o pobre, religioso o agnóstico, peón o profesional, no se encuentra todavía, integrado a alguno de mis múltiples planes de sobre vivencia concentrada?
Debo prontamente ponerme de acuerdo con el emperador de los medios de comunicación local. Quiero que apoye en todo el ejido urbano y sus alrededores mi acción programática. Ya imagino la consigna impresa en grandes cartelones: “Robar cable es delito. Colgarse del cable es suicidio”.
Yo sé que puedo producir un Arroyo que sea un atropello, una avalancha. Con tanta Roca que hay en Mar del Plata, a mis musculosos seguidores, bien los podría bautizar como mis Pica Piedras, lo que justificaría que me una a Vilma para tenerla como escudo y que me defienda de posibles trapitos.
Pero siempre algún canto rodado hay en el camino, es la omnipotencia cultural de unos pocos, que en mi gestión terminará en la paz de los sepulcros. Soy un ser Humano, como cualquiera tengo contradicciones, por ejemplo, hasta el día de hoy me pregunto porque defiendo a los carapintadas y expulso a las murgas.

                        Soy heredero de aquella inquisición española, germen del renacimiento filosófico que fuera abortado. Una etapa larga, que los herejes señalaron  como oscurantismo de la humanidad. Calumnias del doble discurso, ese que niega que debe creerse en lo absurdo e irracional, y por otra parte, dice que la razón es solo auxiliar de la fe. A ellos, se asocian los que pretenden negar la intuición y el éxtasis, como herramienta para producir conocimiento. Son adherentes de estas cofradías, los que ahora me acusan de: enterrar memorias.  Y ¿si fuera así?, ¿Cuál sería el daño infringido? Las memorias, aún las mejores, como ya decía Allport en 1942 de la era cristiana, suelen tener demasiadas intenciones y pretensiones estéticas. Sostenía el autor, que son demasiado personales para ser representativas de un pueblo o una cultura. Concluimos, que las memorias solo están inspiradas por la vanidad. No nos interesan las memorias, y mucho menos las anónimas, ellas, bien enterradas están.
Ya no arreglo semáforos para dictaduras intermitentes, ahora puedo ser intendente gracias a elecciones. Por eso le pregunto a mi pueblo:    
                                ¡Marplatenses...!, ¿no huelen algo extraño?



                                                                                                    Eduardo Wolfson



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