sábado, 27 de diciembre de 2014

Fragmento de novela

"Los Comesandwich" Inédita de Eduardo Wolfson

Entrevista 

Opina la presidente de la subcomisión de poetas. 

Una década después.


-         Según el fiscal, el informe presentado por ustedes, la subcomisión de poetas, fue rechazado durante el juicio por su falta de veracidad.
-         Lo que sucede, mi estimado periodista, es que nuestra veracidad se satisface simplemente, con aquello que no se vulgariza en juicios de valor.
-         Pero no dieron ninguna pista, a criterio de la fiscalía, con respecto a los culpables de la desaparición de 130 funcionarios, ni tampoco del presunto paradero de estos, hecho ocurrido ya hace una década.
-         ¿Usted cree? Sin embargo la realidad es el panorama, y la metáfora lo que hay dentro de ella.
-         Pero la oposición al gobierno de aquel entonces, los acusaba de generar un informe bello a priori, con el fin avieso, de gestar en el público el olvido de lo malo sucedido.
-         Nuestro poema máximo, el Martín Fierro, finaliza diciendo que olvidar lo malo, también es tener memoria. Por otra parte, aquella oposición a la que alude, hoy es gobierno, y las razones que tenía para estar en contra, hoy son las mismas que tiene para estar a favor.
-         El informe, sugiere que en el acontecimiento que hoy revivimos, se involucraron divinidades fatídicas. ¿A qué se refiere?
-         Hay autoridades, potencias reguladas que actúan. No tenemos certeza de su existencia, pero de algún modo las presentimos. Como en las obras de Kafka no sabemos de donde llegan las órdenes, las persecuciones. La sola presunción nos llena de temores. Por qué entonces, no imaginar en este cuadro, a 130 funcionarios, que con suficientes comestibles, permanecen en una gran barcaza navegando a la deriva.
-         O sea que para la subcomisión de poetas, aquellos funcionarios desaparecidos, ¿son hoy fantasmas?
-         Fantasmas de llanura, representantes de la civilización de las ciudades, que desembarcan su orfandad en el desierto de la barbarie
-         Otra vez los enemigos que se enfrentan son la civilización y la barbarie.
-         No, me ha entendido mal. La civilización siempre ha causado a la barbarie, los funcionarios son los espectros vigilantes, enviados por la primera, para garantizar que la segunda, permanezca en su sitio.
-         ¿No cree que el discurso de la subcomisión que preside, acobarda a la opinión pública?

-         No se preocupe, esa opinión pública sabe por experiencia, que toda la cerrazón, el caos y la pasividad, jamás malogran las cosechas.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Fragmento de novela

Los Comesandwich" Inédita de Eduardo Wolfson

Reclamo oral de la sub-comisión de poetas 2º parte

           
            Le cuento, para que vea cómo en un solo acto, la física y la poesía participan para explicar la trama.
            Tal vez un electricista, pueda preguntarse sobre el momento del cortocircuito. Pero esta inquisición no tiene derecho a pedírsela a los poetas. Nosotros, testimoniamos, porque hemos sido arrancados del túnel del tiempo, millones de estrellas y nuevas galaxias bordan nuestro doloroso camino. Cuando retornamos, la conciencia nos encuentra como un cuerpo retorcido en la vereda, con el tobillo doblado que nos quema.
            Se equivoca señor fiscal, no aludo a ninguna catacumba del señor Juan Ramón de la Cruz Vera. Lo del (alias carlitos) va de suyo.
            Le decía que con ese tobillo doblado que nos quema, pretendemos huir nuevamente hacia el cielo, pero no podemos, nos encontramos rodeados por una muchedumbre de cabezas que nos observan desde arriba como la última atracción zoológica.
            ¿Creen que ignoramos que intentan ridiculizarnos?, pues no, derramamos lacerantes y desgarradoras lágrimas, mientras, unos chiquilines y otros no tanto, desparraman carcajadas imparables sobre nosotros.
            Entre la gente llamada normal, aparecen los que quieren alentarnos, se vuelven contagiosos, son los parientes del talón de Aquiles que con una sonrisa gardeliana y de contrapunto, nos expresan -"Un tropezón no es caída"-. Pero allí esta el pozo y la baldosa floja de la realidad, mis estimados jurisconsultos.        Por supuesto señor juez, los poetas conocemos la realidad, es la que nos deja tendidos mirándonos los calcetines rotos, maldiciendo a Roberto Arlt por no haber tenido vida suficiente para terminar de inventar la media que jamás se corre.
            Pero, alguien ve a alguien, que le dice a otro alguien, que Pablo Neruda le hizo odas a todo lo comestible y bebible. Entonces, como para sacarnos de encima, sin pensar en las consecuencias, un tribunal que solo acepta pruebas tangibles, generaliza, y señala a los poetas como amigos de los Comesandwich, e intenta invalidar nuestro testimonio por enemistad manifiesta con los funcionarios desaparecidos.
            Señor Juez, el paisaje comienza a ponerse monótono. Como nada nuevo pasa, hasta los canales de cable desaparecen.
            Nuestro fiscal me solicita que continúe describiendo la realidad, pues bien, aquel tobillo de poetas vuelve a inflamarse como el globo de una piñata. Un dolor intenso nos hace compañía, nos arrastramos entonces sobre las baldosas sanas para intentar apoyarnos en la vieja pared. Ese hilo de realidad nos traspasa, y entonces verbalizamos aquella frase "es una herida absurda". Pero al momento de la fantasía, los poetas burlados, desairados, humillados, sabemos que las heridas cicatrizan, pero que las cicatrices crecen con nosotros.
            Retorno al tema que nos convoca, y acuso al señor fiscal de pusilánime, por los argumentos adoptados para rechazar nuestro informe. Sostiene el susodicho que el escrito presentado por la subcomisión de poetas carece de medidas y de ritmos. Acaso ¿desconoce el magistrado que la totalidad de los miembros de la subcomisión de poetas, son de métrica libre?
            Pero para nuestra satisfacción, observamos que, él mismo, contradice sus primigenios conceptos, cuando insinúa, que nuestra investigación tiene como resultado solo un conjunto de versos. El leguleyo, se atreve a agregar, que el argumento expuesto no le resulta ni épico, ni heroico, ni siquiera lírico. Señor Juez, se nos ha pedido un informe sobre el paradero posible de 130 funcionarios desaparecidos, a partir de nuestra especialidad. Pero parece que el señor fiscal, esperaba asistir a un encuentro con el mismísimo siglo de oro español. Defiendo nuestro informe a capa y espada. Se trata sin duda de un poema elegíaco. No es la cadencia lo que molesta a nuestro fiscal, sino las conclusiones metafóricas a las que hemos arribado, que por supuesto, ni siquiera una piedra preciosa puede apreciar, justamente porque es piedra.
            Somos poetas, como un torrente, nuestra sensibilidad se expresa a través de la obra. Entonces evocamos, y sugerimos sensaciones a los demás. Pero tenga la seguridad señor Juez, que la nuestra es una subcomisión, no porque la debilidad congénita, como indica el fiscal, nos obliga a buscar protección en un cuerpo más amplio. Nada más falaz, nos acoge la comisión de escritores, porque son ellos los que necesitan de nuestro vuelo imaginativo. Somos seres especiales, no hay duda, pero el rechazo que el tribunal hace de nuestro informe, nos hiere porque no comemos vidrio.
            Admito las transgresiones que nos imputan, las mismas son el núcleo de nuestra identidad, sin ellas, nuestra existencia no tendría razón de ser. Por eso es que ignoramos en su momento, solicitar el permiso y pagar los sellados correspondientes, para desarrollar un encuentro bilateral con la comisión de físicos. Es totalmente cierto, que nuestra tarea fue subrepticia e ignorada por nuestra comisión madre, ya que no elevamos a la misma el memo, que estatutariamente, corresponde para la aprobación de las acciones futuras. Por lo tanto, deseo que el juzgado tenga en cuenta, que la comisión de escritores, nada tiene que ver con el desvío de nuestras conductas, ya que nunca les fueron formalmente comunicadas. En cuanto a la comisión de físicos, debo informar que su comportamiento procesal, fue siempre, a lo largo de nuestra relación, impoluto y aburridísimo. La responsabilidad de la amalgama con estos científicos, es nada más que nuestra. Planeamos un ardid descabellado. Decidimos que la más agraciada de nuestras poetisas sirva de anzuelo para enganchar a uno de los físicos en babia. La dicha, esparció sus encantos en el ascensor utilizado por los abstraídos hombres de ciencia. Durante un mes viajó miles de veces en el vehículo vertical, cambiando de perfume y de color de piel. Usaba vestidos rojos fuertes y cada vez más sugestivos. Les digo, que un día, solo cubrió su cuerpo con una pulserita en el tobillo.
            Usted señor juez me pregunta por la actitud de los pasajeros. Le contestaré con una metáfora: “miraban las musarañas”. Cuando nuestra abnegada representante vio agotada su batería de artilugios, por impulso, se abrazó al Presidente de la comisión de físicos, lo zamarreó y le preguntó: ¿Cómo desaparecen 130 funcionarios y no dejan ninguna flor?

            El hombre de ciencia, absorto, se dejó conducir por su victimaria hasta un entrepiso. Su voz temblorosa modulaba palabras desconectadas. Nuestra poetisa cree encontrarse frente a una advertencia cifrada. El físico descomponiéndose, no dejaba de repetir: tiempo, espacio, velocidad de la luz constante. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Capítulo de novela

"Los Comesandwich" inédita de Eduardo Wolfson

Alegato de la defensa.
            

          Su señoría, señor fiscal, jurisconsultos de la querella. Es mi deber, como defensora oficial, materializar mi alegato amparando los intereses de este grupo de personas, sentadas en el banquillo de los acusados, célebres ante la opinión pública bajo el mote de Comesandwich.
            Para cumplir con el mandato que la sociedad me impone, es mi obligación arrojar debajo de la alfombra, cualquier tipo de sentimiento encontrado que me surja, con el fin de proveer a estos desdichados, una defensa justa.
            Un simple muestreo sobre los acusados, indica que no valen para ninguna reivindicación. Pero como hombres de la justicia, no tenemos derecho a condenarlos por adolecer estos de peculiaridades pintorescas, y tampoco, por participar de ágapes en sitios y momentos equivocados.
            Es cierto, hace una década, un nuevo misterio sobrevolaba el cielo argentino, 130 funcionarios políticos desaparecían de la noche a la mañana. Comunicadores y periodistas, totalmente desorientados, ensayaron las hipótesis más descabelladas para llenar sus espacios de aire, imagen o papel. Muchos para ocultar su propia ignorancia, intentaron transformar en victimarios a las victimas introduciendo la duda en el público. “Algo habrán hecho”, decían, y lo repetían incesantemente. Pero como lo señaló muy bien el señor fiscal en su exposición, estos funcionarios, jamás hicieron nada mientras cumplían su función. A no ser que se entienda, que comer, en los acontecimientos oficiales junto a mis defendidos es hacer algo.
            Sin embargo recuerdo señor juez, que una gran parte de  la sociedad, sorprendida, creyó que nos encontrábamos frente a una deserción voluntaria y patriótica. Algunos analistas, entendieron que se trataba de una majestuosa campaña creativa, un espectáculo, cuya culminación se conocería en pocas semanas. Arriesgaban, que los 130 funcionarios, auspiciados por una empresa Láctea, serían depositados con un dirigible en la Plaza de Mayo, entre fuegos artificiales y, enarbolando un estandarte con la sigla de un nuevo partido transversal. Desgraciadamente, nada de eso ha sucedido.
            El gran misterio produjo entusiasmo, y al no resolverse, sobrevino la decepción. Al principio, los familiares de los agentes ausentes, no advirtieron la tragedia, pues estaban acostumbrados a no verlos. Fue recién el día que no llegaron con sus estipendios mensuales que tomaron conciencia de ella.
            La justicia, y sus diligentes auxiliares, como las fuerzas de policía, se pusieron una vez más al servicio de la comunidad.
            Se realizaron allanamientos, se crearon comisiones multidisciplinarias con sus códigos especiales de procedimiento, se buscaron testigos, se autorizaron escuchas telefónicas sobre sospechosos.
            Se detuvo también a este grupo, que muy elegantemente, el señor fiscal denominó entonces como buró capital de los Comesandwich. El tribunal disponía de detenidos, de fotos de ellos junto a varios de los funcionarios desaparecidos, lo que prueba que se conocían. Pero a la audiencia le faltaba y le sigue faltando hasta hoy, el motivo.
            Mientras tanto, mis defendidos han sufrido la cárcel, la condena social, y con ella, han visto reemplazar su honra y predicamento, por la ignominia y humillación. Hoy, su territorio conoce la mezquindad del desierto, cultivando tan solo la vileza de la soledad.
            No es mi intención, reducir la afrenta que ha recibido nuestra nación hace una década, a un problema sentimental. El tribunal, se ha preguntado desde el principio: ¿cómo opera este proceso de desaparición de funcionarios?
            Otros universos sociales concretaban una interrogación más pragmática: ¿cómo opera el proceso de regeneración de funcionarios?
            Pero esta defensa señor Juez, se pregunta: ¿cómo continúa el proceso de extinción de funcionarios, luego de este intervalo, titulado “Comesandwich”?
            Mi equipo y yo, durante este juicio que parece llegar a su fin, escuchamos, leímos y analizamos sesudamente, a los testigos, a los peritos y a los informes presentados por las multitudinarias comisiones.
            En un verdadero esfuerzo por hallar la verdad, todos han esbozado hipótesis, pero nadie un posible motivo. La defensa piensa que la ausencia de motivo, se debe a que los funcionarios no están desaparecidos, porque la realidad demuestra que no se trata de seres humanos, sino de espectros que habitan cuerpos que deambulan por las instituciones. Si alguna torpeza, han cometido los Comesandwich, es la de fotografiarse con estos fantasmas.
            Esta defensa opina, que con los Comesandwich presos, las respectivas comisiones que fue organizando el tribunal, se tranquilizaron, porque contaban con el chivo en el lazo, listo para cocerlo rotizado.  Tenían a los culpables, lo único que les faltaba encontrar era el cómo y el por qué.
            Los poderes constituidos poseían el final del cuento, la condena de mis defendidos. Fue esta razón, y no otra, la que produjo que se investigara y profundizara una sola pista. Todos los actores que se involucraron en este juicio, trataron por todos los medios, y usando anteojeras equinas, engordar con alfalfa miles de informes de distintas procedencias, con un solo fin, ajusticiar a mis Comesandwich.
            Acaso, en esta década, no hemos visto como aviones majestuosos se han precipitado a tierra, dejando casi siempre un tendal de más de 200 cadáveres.
             La defensa les pregunta señores letrados: ¿saben ustedes que hacen las compañías aéreas cuando les acontece una catástrofe?
            Siento que el silencio sepulcral de la sala es la prueba de su ignorancia. Pues bien, cambian el código del vuelo. En el futuro en lugar de 5022 por ejemplo, el código del vuelo caído, pasa a ser 5024. Espero que los inteligentes colegas, entiendan esta paradoja.
            Durante diez años, nos han abrumado exprimiendo hasta el tuétano una sola pista. ¿Por qué, su señoría, se ignoró olímpicamente una de mis teorías?
            Me refiero a la posibilidad que la tragedia encuentre asidero en un plan sistemático llevado a cabo por organizaciones, que desde la onda verde, construyen un odio letal hacia los simpatizantes de las grasas trans.
            No nos olvidemos que los funcionarios desaparecidos y los Comesandwich presos, por su situación, pueden estar constituyendo un mensaje emblemático para el resto social. ¿Quién es el emisor de dicho mensaje?, ¿Acaso, algunas de las múltiples comisiones que desfilaron por esta sala, se preocupó por despejar esta duda?
            ¡No!, claro que no se hizo. ¿Será por qué las grasas trans tienen mala prensa?
            Tal vez, ya es tarde para responder, pero mañana seremos historia. Por eso me veo en la obligación de dejar autenticado en actas, estas, mis apreciaciones. Son solo pinceladas de pensamientos que habitan el cuerpo humilde de una defensora de pobres y ausentes.
            Me pregunto ¿si los miembros de este tribunal piensan que el fin justifica los medios?
            Porque es la única forma de entender su ceguera. Nadie en su sano juicio, puede negar los beneficios que para preservar nuestra salud y mejorar la calidad de vida traen las fibras insolubles, y sobre todo las solubles. Son fieles ayudantes en la lucha sin tregua contra el colesterol. El colesterol y las otras grasas que habitan nuestro torrente sanguíneo, cómplices de los radicales libres, de quiénes, consta en autos, el daño que ejercen sobre nuestro material genético, por lo tanto histórico.
            Sabemos de buena tinta, que funcionarios políticos y Comesandwich por su sedentarismo y presencia constante en banquetes, son promotores, muchas veces inconscientes, de la presencia en los organismos de la sociedad de dichos sebos pringosos. Pero habitamos un país democrático, federal y con constitución. Por lo tanto, la primera regla de convivencia debe ser la tolerancia.
            Estoy hablando de un gran plato servido, señor juez, en el que convivan para los tiempos venideros, las fibras y las grasas, los tocinos, las margarinas, los fritos. Las primeras limpiando, las otras ensuciando, pero todos trabajando para alcanzar los grandes destinos que en el concierto de las naciones civilizadas tenemos dictaminados.
            ¿Por qué?, me pregunto, en todos estos años no se apresó a ningún miembro de asociaciones ecologistas, o algún vegetariano, por qué no han declarado como testigos los representantes sojeros. Por qué no se ha presentado al estrado ese señor vestido de cuáquero que aparece tan inocentemente en las cajitas.
            No hay respuestas, solo silencio a mis preguntas. El silencio es callado, pero tiene voces.
            Por lo expuesto, excelentísimo tribunal, pido la absolución de mis defendidos por error procesal.

            La defensa descansa para almorzar.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Fragmento de novela

  “Los Comesandwich” inédita de Eduardo Wolfson


Informe oral de la comisión de físicos
           
                        Su señoría, cuando fuimos convocados por este tribunal para formar una comisión de físicos, dependiente de la comisión multidisciplinaria de peritos notables, debo confesarle que la vanidad, adormecida en nuestros cuerpos por deformación profesional, se despertó de tal forma, que mediante una metamorfosis no prevista, nos experimentamos como pavos reales en un jardín japonés. A poco de correr el tiempo cronológico, la resultante de fuerzas externas, nos convencieron que nos encontrábamos precipitados en la trampa del espejismo, y que aquella primera sacudida, no era otra cosa que una ilusión impropia al terreno de nuestra ciencia.  La comprobación, en lugar de producirnos un estado de ánimo depresivo, nos condujo a una operación de fotosíntesis.
            A pesar de varios escollos que tuvimos que sortear, comenzamos un derrotero, que más tarde, trataré de graficar. A mi juicio, lo trascendente, es que pudimos arribar a una serie de conclusiones preliminares.
            Los integrantes de enlace de subcomisiones, pertenecientes a la comisión madre, lograron en primer término una reunión de trabajo con las subcomisiones autorizadas por la comisión multidisciplinaria de peritos notables, es decir: la subcomisión de físicos puros, la de nucleares, la de matemáticos, la de químicos, la de recreativos, la de fisicalistas.
            El señor fiscal atraviesa un error conceptual, los fisicalistas no intentan competir con su labor, solo se trata de físicos abocados en forma epistemológica a propagar el lenguaje de la física a las demás ciencias, creando un centro de fusión y entendimiento universal.
            Aquel cónclave duró 558 horas, soportando unos 25° Celsius promedio, o dicho de otro modo, 70 Fahrenheit, con picos que sobrepasaban los 50° Celsius o 90 Fahrenheit, en algunas intervenciones. Decidimos dejar las disidencias de método para el futuro, y trabajar, sobre los pasos que por unanimidad acordamos.   Primero, resultaba imperioso recrear en el laboratorio las condiciones estructurales a escala real de un edificio, similar, a los usados por el Estado, para organizar, a través de sus funcionarios, la celebración de ágapes.
            Segundo, requerir la presencia voluntaria de funcionarios en el experimento, y sistematizar, las características sine qua non de un funcionario promedio.        Tercero: Aconsejados por la subcomisión de presupuesto, informe que consta en autos, nos vimos obligados a la búsqueda de un sujeto que concentre, las señas distintivas de todos los Comesandwich detenidos.
            Si señor juez, le ejemplifico: para nuestra experimentación, era preciso encontrar una síntesis de los Comesandwich. Alguien que posea el cuerpo y vozarrón de Catalina, los esmerados gestos de Yaco, la timidez de Emilio, la excentricidad de Eleuterio, la evanescencia de Aurora, la sensualidad de Devorah, la exquisita experiencia plástica de Rembrandt, y sobre todo, la suma de sus capacidades individuales para deglutir y atiborrarse de comestibles.
            No su señoría, al sujeto Juan Ramón de la Cruz Vera (alias carlitos) no se lo tuvo en cuenta para componer nuestra síntesis, ya que le recuerdo que el mismo, según surge de las declaraciones de testigos e imputados, nunca integró ágape alguno.
            Al principio, el llamado a funcionarios voluntarios para el experimento se tradujo en un fracaso. Consultada, mediante un memo amarillo, que es el que el estatuto de comunicación prescribe, la comisión de sociología nos advirtió sobre los estados alterados, que los funcionarios de 3° y 4° línea, viven desde la desaparición de 130 de sus colegas. Alegaban los sociólogos, que si bien el pánico de sucederles lo mismo, era una variable a tener en cuenta, la mediana, según el universo de sus encuestas, indicaba, que dicho estado se superaba con facilidad, siempre y cuando, se ofreciera a estos recursos un sustancioso incentivo.  Con respecto a una ciencia social, debo aclararle que nuestra credibilidad es pobre. Como su señoría muy bien sabe no es exacta, entonces tomamos su advertencia como válida para el particular que nos ocupa, pero efectuando la salvedad, de que dicha conclusión no es universal, ya que carece de los métodos científicos aprobados para otorgarle esa entidad. Así es, que desde la base piramidal, y como lo prevé el código procesal, para los pedidos presupuestarios provenientes de subcomisiones plurales, pero adscriptas a una misma rama, como es el caso nuestro, cumplimentamos una serie numerada del cero, cero, uno al uno, cero, cero, que elevamos gradualmente al resto de subcomisiones, y estas, a sus respectivas comisiones, recibiendo la comisión madre el derivado de cada una de ellas, para formalizar el informe necesario que arribe vía urgente al ejecutivo, órgano que en última instancia aprueba o desaprueba el motivo, publicando la decisión  en el Boletín oficial, siempre y cuando, el procedimiento haya cumplido todos los pasos. En el caso que nos ocupa, titulamos el pedido con letra catástrofe: “urgente, incentivo para funcionarios”. Debo señalarle señor Juez, que lo solicitado fue otorgado en menos de 24 horas.
            Muy pronto, gracias a la gran dedicación por parte de ingenieros civiles, sobre-estantes, albañiles y  meteorólogos, surgidos de un llamado a licitación pública, y de empresas en especialidades gastronómicas, elegidas, como es lógico, por el sistema de contratación directa, alcanzamos al fin en el laboratorio, la reproducción a escala de estructuras y condiciones, similares a las que existían en aquellos ágapes estatales. La repetición reiterada del experimento, contándonos a los físicos como observadores participantes, arrojó hipótesis de primera, segunda y tercera magnitud, lo cual, como ustedes comprenderán nos obligó, pero más puntillosamente, a insistir en la reanudación del fenómeno, corrigiendo, eso sí, pequeños desvíos que advertimos en los primeros banquetes.          Decidimos por ejemplo, no aceptar más la mezcla de vinos varietales franceses con sandías del país, esta aleación, produjo varias bajas entre nuestros físicos y la de dos funcionarios voluntarios. Cuando sea el momento, y formalmente, la comisión que presido solicitará a este altísimo tribunal, la formación de una comisión permanente de homenaje para los que entregaron sus vidas en aras de hallar la verdad, la única capaz de dar sentido a este juicio extraordinario. De ser aprobado el pedido, sugeriré que la primera acción de este nuevo cónclave, sea la construcción de un monumento alegórico a esos servidores de la física, que perdieron sus vidas por culpa de la química.
            Ahora señor Juez, trataré de ser breve, pero elocuente. Me refiero a la situación ingrata, denunciada en tiempo y forma, con respecto a un episodio ocurrido en el ascensor de nuestra comisión, que me tuvo como protagonista, y como contraparte, a una señora perteneciente a una autodenominada subcomisión de poetisas, ajena al ámbito de dicho elevador. Estos son los hechos: cuando accedí al aparato, no advertí la presencia en él, de la poetisa referida. Me encontraba abstraído, intentando cálculos que puedan explicar el fenómeno de la desaparición de 130 funcionarios. Iracunda, la dama de la versificación, me tomó por sorpresa de las solapas y comenzó a zamarrearme. Sorprendido, advertí que toda su feminidad estaba a la intemperie, salvo el tobillo, el cual arropaba con una pequeña pulsera de coral, o tal vez coralina. Dudo, porque no tuve tiempo de efectuar la prueba de legitimidad. Sin posibilidad de reacción, fui arrastrado por ella a través de varios pasillos. En el hueco de una escalera se arrojó sobre mi, creo que con la intención de violarme. Fue un instante de energía masa y viceversa. Al recuperar mi yo, y notar su condición de poetisa, para no ser hiriente, expresé palabras de Juana de Ibarburú:                        
                        “Porqué es áspera y fea
                        Porque todas sus ramas son grises

Yo le tengo piedad a la higuera.”