domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo de novela


"Siempre que llovió..."

Capítulo XI


El Intendente llegó con su séquito al sanatorio, conduciendo el mismo jeep que visitó la villa.
Antes que periodistas y cámaras llegaran a su encuentro, el teléfono celular vibró en su cintura, apenas tuvo el tiempo para frenar y contestar.
Azorado, recibió el mensaje del gobernador de la provincia anunciando su próximo arribo a la ciudad. El mandatario municipal se crispó, enfurecido, quiso encontrar alguna excusa, pero era de rigor protocolar acudir a recibirlo. Su acompañante, el secretario de economía, leal a su jefe murmuró:
-Ese intruso viene a llevarse los laureles que por territorialidad nos pertenecen.

El vehículo dio marcha atrás.  Los movileros que aguardaban, se sorprendieron al divisar la maniobra. Intentaron correr tras él, arrastrando micrófonos y cablerío. El cameraman de mejor estado físico alcanzó a tomar el perfil izquierdo del mandatario.
La inesperada desprogramación originó toda clase de comentarios. En vivo, se expusieron versiones diversas y muy particulares sobre lo ocurrido:
-Es una primicia de nuestro canal, -informaba un reportero- único medio en la esquina del sanatorio. La huída repentina del Intendente desde este lugar sin efectuar declaraciones, se debería a un planteo que el Concejo Deliberante en pleno, le hace en estos momentos acerca de no rendir cuentas al mismo, sobre la donación que va a recibir Virginia de sus propias manos, ni tampoco que haya presentado para su aprobación, el decreto-ley correspondiente.

A unos tres metros, otro reportero insistía con aquello del único medio cubriendo, en vivo y en directo el evento, luego citaba la hora, y casi sin respirar agregaba:
-Todos hemos sido testigos de la veloz retirada emprendida por el Sr. Intendente al divisar a los periodistas aquí congregados. Me pregunto: ¿Tiene miedo el mandatario de enfrentar a la prensa independiente? ¿Piensa por casualidad, que sus posibles declaraciones frustrarían su actual campaña electoral? ¿Lo habrá llamado su partido a silencio? Indudablemente, estos interrogantes hallarán la respuesta cuando realmente reine entre nosotros la justicia.

La conductora de un programa muy exitoso sobre los entretelones de la farándula, puesta al azar como movilera, refería un impresionante relato:
-No es raro que el Intendente de esta ciudad quiera esconderse en los momentos más álgidos, no es la primera vez.
No olvidemos que no hace mucho tiempo fingió su propio rapto para pasar unas semanas de gran fiesta en la compañía de una conocida vedette. Las revistas de aquella época reflejaron muy bien ese apasionado desenfreno y sobre todo, el conmovedor perdón ofrecido a la esposa cuando el político recobró la razón. Dejó las lolas infladas por la cirugía de la otrora bailarina y cantante, devolvió parte del rescate que no pudo gastar con ella y retornó a sus brazos, tan lleno de vergüenza que decidió ofrecerle a su cónyuge, como reparo, una fastuosa mansión, de idénticas dimensiones que la que hizo construir en su momento para la emplumada serpiente de cascabel, que con sus encantos, lo arrebató con frenesí y le provocó esa locura llena de amnesia, capaz de hacerlo abandonar su hogar para seguir esos caminos, de los cuales muy pocos retornan.
Sólo la memoria nos salvará como pueblo, por eso, evocando el pasado, no tendremos que ser muy inteligentes para darnos cuenta sobre el rumbo que ha decidido tomar el Sr. Intendente.
Así me despido hasta la nueva entrada, recordándoles que les hablé desde el lugar de los hechos, en vivo y en directo, pero con opinión.

Otra entrega semanal de la novela inaudita e inedita de 
Eduardo Wolfson

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