miércoles, 29 de febrero de 2012

Aguas fuertes marplatenses


Vida de perros

No cabe duda, en el balance, la humanidad ha avanzado. Digo esto porque si bien en la última parte del siglo XX, la globaliización nos dejó interminables colas de desocupados, hambrientos, viejos que no pudieron esperar, adolescentes que no tuvieron lo que esperar, afectos quebrados e improvisaciones desesperadas, también a los que vivimos en esta ciudad, el siglo XX, nos dejó al perro para crear nuevos lazos afectivos, nuevos trabajos, nuevos obstáculos urbanos.
Los otros días, un amigo vino a verme con el rostro desencajado. Me comunicó que se separaba y que el conflicto principal con su casi ex-cónyuge era la tenencia de "Diana". De un portafolios extrajo la copia de un convenio hecho por un abogado, a quién mi amigo pagó los correspondientes honorarios. Intrigado, leí algunas cláusulas: "Diana" viviría con mi amigo, su casi ex cónyuge la sacaría a pasear una vez por semana. Los gastos de alimentos y guardería serían soportados igualmente por las partes. Si señor, como oye, Diana es la perra que mi amigo y su esposa supieron conseguir a lo largo de diez años de matrimonio.
Los canes, constituyen la delicia de este nuevo siglo. Para los afectos, puede reemplazar a la pareja, al hijo y también he escuchado a varias damas atildadas que los suelen llamar ¡papito! El perro ciudadano es creador de trabajos rentables. Solo se necesita invertir en un cinturón con muchos ganchos para pasearlos en tropilla, diariamente ocupando completamente las veredas. Pero la convivencia familiar no es fácil, muchos animalitos suelen contraer stress. Esto se resuelve en una buena terapia con un especialista. Cuando de festejarle cumpleaños se trata, hay gente especializada que reúne en un salón a todos los compañeritos que ladran, los abastecen de cotillón, tortas y velas, construyendo un recuerdo imborrable. Antes de presentar al homenajeado en la fiesta, resulta conveniente pasar por la tintorería para darle brillo a su pelaje y comprarle un amuleto contra la envidia en la veterinaria más cercana. Por desgracia, en las telarañas del poder, quedan todavía funcionarios con la mentalidad del siglo pasado que se resisten a otorgar extensos caniles verdes en las plazas, esto ha originado más de una protesta masiva en el buen aire de nuestra ciudad.
Pero nuestros compañeros de departamento también transitan la crisis adolescente, en estos casos, es conveniente introducirle un chip para estar comunicado, por si el muy bribón se aleja. Para este estadio de la vida canina en el ámbito urbano, es indispensable someterlos a una terapia individual, les aseguro que en una cuantas sesiones, notarán un fortalecimiento increíble en sus ladridos de personalidad, y al mismo tiempo de su pelaje, siempre y cuando su alimentación sea exclusivamente “Dow Chow”, producto noble que comparte sus ganancias con el cáncer de mamas
Caminando, mientras esquivo los oropeles que dejan en la vereda como sello de calidad por su excelente alimentación, pienso que nuestros queridos canes llegan a la adultez y también desaparecen,  sería injusto, que dejáramos su recuerdo olvidado en una fosa común del tiempo, nada mejor que un cementerio privado de perros para confortarlos y confortarnos.
Apreciado lector me despido ¡Guau! ¡Guau!...
Eduardo Wolfson

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