martes, 17 de julio de 2012

No es moco de pavo


Extraído de la obra inédita de Eduardo Wolfson "Espéculo para armar"

Noviembre de 2006

Felicitas Bullrich de los Gatospardo entrevista al Licenciado 
Bernardino Espéculo

Acero en las paredes, ascensores vidriados, alfombra mullida, ángeles rubios. Desde lo impreciso, en sombras, Bernardino Espéculo se materializa, proyectado tan solo por un destello de sol.
Miro al hombre que en los setenta cambió el imaginario colectivo sobre la muerte. Luce una bombacha de campo introducidas en unas botas de cuero de potro. Su pecho descubierto revela una musculatura relajada. Por ambas mejillas, le corren dos lágrimas: una roja y otra negra. En la testa, una tiara de plata repujada. Me sonríe, me indica un sillón. Sentados frente a frente, nos toleramos un silencio de estudio.
-Hace mucho que busco esta entrevista <digo necesitando escuchar mi propia voz>
-ya lo sé, <usa un tono grave y seguro> todos los medios de comunicación intentan descubrir algo más sobre mi vida.
-Es que usted es un ser especial.
-Para ustedes soy un negocio.  Admito que siempre la prensa me benefició...Aunque últimamente siento que me fastidian.
-No será… ¿qué está fastidiado por el paralelismo que hacen de usted, con el negocio de la muerte?

Espéculo se transfigura. Frunce el entrecejo. Se levanta, camina hacia un rincón oscuro. Vuelve con dos copas y su gesto sereno.
-yo nunca me ocupé de la muerte, <me alcanza vino tinto> los que piensan así no entendieron nada.
-entonces ¿de que se ocupa?
-de la trascendencia, ¡por supuesto!
-pero usted..., ¿comenzó en una pompa fúnebre?
-¡de ningún modo!, esas historias que se cuentan solo logran desvirtuar la realidad
-Señor Espéculo.
-Licenciado… si no le molesta
-licenciado Espéculo, entonces... ¿su vocación se despertó el día de la muerte de su padre?
-no le puedo decir exactamente cuándo, pero le  aseguro, que gracias a mi, mi padre no ha muerto, sino que ha trascendido..
-¿Trascendido?
-claro, hoy su familia extensa lo visita cuando quiere en la quinta Espéculo, y nadie se avergüenza de nada, ni del origen, ni de la mezcla de linajes, ni de los abolengos obtenidos. Si desean escuchar al viejo, es solo cuestión de apretar Play y listo. Mi padre fue el primero que ayudé para que trascendiera, luego vinieron unos cuantos miles más.

Bernardino Espéculo me acompaña, ya no siento el frío del acero en las paredes, descendemos por un ascensor vidriado, y juntos, nos zambullimos en la alfombra mullida. Miro nuevamente al hombre y su particular atuendo, la bombacha de campo, las botas de cuero de potro, y sobre todo su pecho descubierto. Me atrevo y beso su lágrima roja, él permanece imperturbable. Antes de la despedida, necesito otra vez oír mi voz:
·        por favor, la verdad. ¿Qué es la vida y qué la muerte?
·        dos juegos que forman parte de un mismo universo.
·        y ¿la trascendencia?
·        la muerte es el pasado y la trascendencia el futuro inevitable.
·        ¿por qué entonces, hay personas que no trascienden?
·        porque la trascendencia solo existe para los que la vida tiene algún valor.
·        ¿valor o precio?
·        ¿no es lo mismo? 

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