viernes, 6 de julio de 2012

No es moco de pavo


Año 1986 Audiencia del Secretario de Comercio de la Nación con el Licenciado Bernardino Espéculo

B         –gracias por recibirme.
Sec     –en que puedo servirle.
B         –estoy aquí porque creo que nos podemos servir mutuamente.
Sec     –me parece no entenderlo.
B         –usted debe saber que hace muchos meses que pido reiteradamente una audiencia con el presidente, o en su defecto, el ministro de economía.
Sec     –no lo sabía.
B         –usted es la primera persona después de tanta insistencia que me recibe.
Sec     –lo hago en representación del poder ejecutivo, usted comprenderá que al primer mandatario y sus ministros, no les alcanza el tiempo para atender temas que son prioritarios.
B         – ¿cómo sabe que el mío no lo es?
Sec     –no lo sé, espero que me lo explique para posibilitar su diligenciamiento  por los canales correspondientes.
B         –debe existir una forma para obviar la burocracia. En otros tiempos yo llegaba con suma facilidad a las altas esferas para agilizar las gestiones.
Sec     –Licenciado Espéculo, le advierto que respiramos el aire de la democracia.
B         –lo sé señor Secretario y por eso estoy aquí.
Sec     –soy todo oído.
B         –debo admitir que la democracia trae alivio a una gran parte de la población, ya que en ella se respiran ciertas libertades.
Sec     –así es.
B         –pero tanto ustedes como yo nos encontramos en una encrucijada.
Sec     –vuelvo a no entenderlo.
B         –sí, mientras mis empresas atraviesan una crisis particular de superproducción, ustedes son impotentes frente a la inflación que se  produce en el mercado interno con respecto, sobre todo, a los artículos  no suntuarios. Debo agregar, que también se vuelve preocupante esa masa millonaria de indigentes, que con sus protestas, reducen la imagen positiva del oficialismo para las próximas elecciones.
Sec     –por favor, le voy a pedir que sea breve. No lo tome a mal, pero tengo otros asuntos que atender.
B         –comprendo, voy a acudir a mí poder de síntesis.  Hasta 1983,  comenzando en la década del 70, yo pude fundar una organización de   empresas disímiles, todas creadoras de fuentes de trabajo. Cada una de  ellas encontró su propia demanda y a su vez, fueron generadoras de nuevas inversiones que beneficiaron sin duda al país. Todo marchaba        muy bien, pero mi querido amigo llegó la democracia, y mis clientes habituales, no demandaron más nuestros servicios. Hoy me encuentro, con que poseo una gran maquinaria parada, sin aceite que lubrique sus engranajes. Allí afuera hay un vergel que corre el riesgo de     transformarse en un desierto.
Sec     –no creo que el Estado pueda aportarle soluciones a su problema.
B         –pero sí puede aportar solución a lo que es un problema del Estado.
Sec     -¿Cómo dice?
B         – es muy sencillo. Si Keynes viviera aprobaría inmediatamente la idea.
Sec     –y ¿cual es?
B         –el gobierno compra a la Organización Profesional para la     Trascendencia dos millones de féretros que canjeará por pollos provenientes de Hungrìa y con origen en Chernovyl.
Sec     –usted está loco.
B         – por favor, ¡sin exabruptos!. Ellos necesitan los féretros, nosotros los  pollos. Le advierto que no se trata de cualquier pollo. Con su entrada, el mercado interno se beneficia porque la oferta superaría, en mucho,  a la   demanda lo que haría descender los precios. El gobierno deberá diseñar   un cronograma de distribución riguroso de la mercancía importada, para que llegue efectivamente a nuestros indigentes. A partir de este tramo,  los beneficios para el Estado y las empresas de la trascendencia se multiplicarán por añadidura. Los precios bajarán, los menesterosos dejarán de protestar, la imagen presidencial recuperará sus valores  máximos para las próximas elecciones. Continuará la democracia con la   casa en orden, y el presidente tranquilo pescando en la laguna.
Sec     - ¿y usted?
B         – yo ocuparé mi tiempo en buscar un espacio adecuado, para depositar     millones de almas. Recuerde el bolero señor Secretario: “las aves suelen volver al nido, pero las almas cuando se han perdido, ya no vuelven más”.



Extraído de "Espéculo para armar" Obra inédita de Eduardo Wolfson


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