viernes, 16 de noviembre de 2012

Hay que dialogar



El sistema nunca falla

- Señor!. ¿Van a tardar mucho para atenderme?
- Fíjese toda la gente que hay
- Pero yo tengo turno
- si, la mayoría tiene turno y el que no, sobreturno, estamos atrasados.
- ya pasaron muchas horas que estoy aquí, y nadie me llamó.
- no se preocupe, ya lo van a llamar, piense que es uno solo el que atiende
- es que tengo temor de que me llamen y no enterarme.
- ¿por qué?
- soy medio sordo ¿vió?
- tranquilicese hombre, lo llaman por un alto parlante amplificado
- pero hace muchas horas que estoy aquí, y todavía no escuché que llamen a nadie
- ya le dije que el que atiende es uno solo.
- pero es ineficiente,...¡digo!, habiendo tantos.
-¿cómo se atreve?
- me refiero al sistema
- se trata de un error histórico financiero.
- no entiendo
- es fácil, al principio de todo eran muchos los que atendían, tantos, que me atrevería a decirle que había uno por cada habitante.
- ¿y en dónde está el error?
- en el gasto. Era un despilfarro inaguantable
- pero la atención valía la pena
- sí y no
- ¿cómo es eso?
- el presupuesto no alcanzaba, el departamento de hacienda..., no es justamente el de derechos humanos
-  ¿que quiere decirme?
- a los de hacienda les tiene que cerrar los números, y odian a los rojos
- lógico
- los de los derechos humanos quieren calefacción en invierno y aire acondicionado en verano para todos
- lógico
- pero...¿a usted le parece todo lógico?...¿no vé la interna?
- ¿que interna?
- pero hombre, ¿de que mundo viene?...los de hacienda sea como sea, necesitan recaudar, mientras que los de derechos humanos, haciéndose los buenitos solo saben gastar.
- sigo sin entender..., ¿por qué atiende uno solo?
- porque de la otra forma nos íbamos a la bancarrota...Para recaudar lo suficiente, los de hacienda no tenían otra alternativa que esclavizarlos a ustedes. Llegaron a hacerlos trabajar las 24 horas del día y para que produzcan más, hacerlos sentir un latigazo cada media hora.
- ahora que recuerdo, eso lo ví en una pelicula de Cecil B. de Mille
- Los de los derechos humanos, tardaron siglos para hacerles entender a los de hacienda, que este régimen de trabajo continuo y forzado, no solo no daba más producto, sino que producía un desgaste tan bárbaro.
- y eso ¿qué tiene que ver?, con que ahora atienda uno solo
- tiene que ver, tenga un poco de paciencia...Esa forma de producir produjo lo indeseable. Comenzaron a demandar nuestros servicios excecivamente, ¿comprende?. Imprevistamente aparecían por aquí, sin turno, y exigiendo nuestra atención. Lo único, que se nos ocurrió en ese momento, es inventar el sobreturno.
- y ¿cuándo decidieron que atienda uno solo?
- más adelante, mucho más adelante, primero fue necesario construir el pacto.
-¿entre quiénes?
- ¡Hombre!, entre los de hacienda y los de derechos humanos
- ¿que pactaron?
- algo que se llamó salario, precio y ganancia.
- ¡Bueno!, toda esta cháchara está muy bien, pero yo tengo turno y exijo que se me atienda.
- por favor, no pida imposibles
- estoy tratando de ser amable, paciente y contemplativo, usted es testigo, ¡hasta escuché su historia!, pero todo tiene un límite.
- ojalá yo pudiera servirle de algo, pero ya se lo expliqué. La demanda es infinita..., pero atiende uno solo.
- eso no es una explicación, más bien es una confesión de inutilidad
- usted no quiere entrar en razones, lo siento, yo estoy aquí para cumplir órdenes
- ¡Burócrata!
- eso, ¿es un insulto?, si es un insulto se equivocó de escritorio
- empecemos de nuevo. Le pido- por favor- que me atiendan
- ¿y que estoy haciendo?
- le pido que atiendan mi problema
- ya le dije que eso lo atiende él
- entonces, dígale que me atienda y muéstrele mi turno
- él hace lo que puede, es el único y tiene que atender a todos
- así no vamos a ninguna parte
- ¿adonde hay que ir?
- no sé!, por eso estoy aquí.
- la ansiedad no es buena compañía, en cualquier momento lo llamarán por el alto parlante, como llaman a todos.
- pero desde que estoy aquí no han llamado a nadie
- él está atendiendo
- si está solo y dedica tanto tiempo a cada uno, no me va a atender ni en el año del arquero.
- ¿por qué no charla un poco con los otros?
- porque estoy aquí para que me atienda él
- mire que por el parque, los que esperan como usted, se las ingeniaron para preparar unas ollas con mate cocido
- y con eso ¿qué?
- nada, solo le informo, por si siente la garganta seca vio?
- creo que usted pretende sacarme de encima
- nada de eso. No soy su enemigo, trato de ser amable e informarle sobre las cosas que hay para ayudarlo a pasar el tiempo.
- dígame, cuando atendían muchos..., era el mismo dueño.
- Ah!, usted dice cuando el despilfarro
- digo..., cuando nos tenían en cuenta
- no..., desde aquel entonces cambiaron de dueño
- y, le costó mucho al nuevo comprarlo.
- ¿comprarlo?
- si.., las empresas tienen un precio
- cuando producen y tienen rédito
- entonces
- la regalaron
- ¿la regalaron?
- bueno, a lo mejor esa no es la palabra, el nuevo dueño la aceptó, siempre y cuando, el antiguo propietario siga manteniendo los gastos
- o sea que se quedó con las ganancias y ninguna de las pérdidas.
- expresarlo así, me parece un poco desconcertante.
- como lo explicaría
- cuando se la dieron ganancias no había, era el despilfarro
- ¿y ahora?
- es otra cosa. Ya le dije que atiende uno solo
                                               Eduardo Wolfson

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