domingo, 27 de julio de 2014

Pincelada de mis personajes

 Fedor concolorcorvo
Lic. en desperdiciología multicausal

En primera persona


Cada día estoy más convencidoque si no fuera por nosotros este país no hubiera avanzado, ¡¿o no?!. Creo que está claro, que cuando digo -nosotros-, me refiero sin dudar a nuestra querida clase media. 

Si señor, si señora, pertenezco a la clase media por linaje y también técnicamente. Sé que no faltará algún resentido social que tilde como soberbia, este pavoneo de mi linaje. No voy a detenerme en pequeñeces, ya dispondremos de otras columnas en el futuro para contestar a mis adversarios con más detalle, solo diré que lo mío no es soberbia, sino orgullo genuino. En cuánto a la parte técnica de mi pertenencia, lo demuestro solo con pruebas irrefutables y algunos antecedentes. Tengo el seguro del coche contra terceros, de todas formas ¡yo no choco nunca!,  y una señal, que en la computadora de una empresa, registra los desplazamientos de mi vehiculo, por si me lo sustraen. La puerta de casa es blindada, pero solo se accede a ella, traspasando unas rejas, y una alarma, cuya combinación atesoro en mi memoria y defiendo en una caja de seguridad bancaria. Es frecuente, que en mi ausencia y sin motivo, la alarma empiece a sonar sola. El técnico me ha dicho que es muy sensible y que únicamente ellos, pueden detenerla desde la central. Al principio, los vecinos acudían en masa tratando de atrapar a los ladrones. Pobres, hay que ver la decepción que se llevaban,  al caer en cuenta que el zafarrancho, era producido por una alarme sensible. Para ellos, lo duro son los fines de semana, yo los paso indefectiblemente  en el country. Como a propósito, la alarma comienza con sus diferentes cadencias de sonido, todas estridentes, horribles e hirientes. Es una hora de concierto, un minuto de descanso volviendo a recomenzar por el primer acorde y así, sucesivamente.  De buenas e irregulares maneras, individualmente y conjuntamente, haciendo escraches en el frente de mi casa, me han solicitado que anule la suscripción. Algunos me han contado que les altera el sistema nervioso cuando la alarma suena 72 horas seguidas. Otros me inventan que tienen algún viejito que no se puede dormir. Una mujer con la que comparto la medianera, tuvo la desfachatez de decirme que vive en un constante movimiento sísmico, que ya se le hicieron trizas las copas de cristal del bargueño. Pensar que cuando el hijo con otros energúmenos, disparan alaridos por rechinantes y tremendos amplificadores, diciendo que hacen rock, disculpe la expresión respetado lector, pero yo, “me la como doblada”. Es así señora y señor, hasta ha dejado de existir la solidaridad entre cercanos. Ellos no piensan que debo proteger mi propiedad, son totalmente egoístas, ni se les ocurre, los esfuerzos que a uno le costó tener lo poco que posee. Cuando me vienen con estas bravatas, saben que propongo: que hagan como yo, que curen sus alteraciones en una prepaga de salud. Si señor, yo no soy un tiro al aire, como pudo apreciar soy precavido, y también moderno, ¡muy moderno!, un individuo de esta época, y como tal, presto atención a todo lo nuevo que voces sugerentes me ofrecen por teléfono. Así, compré por ejemplo desde el primero hasta el último celular que apareció en el mercado. Compro, tarjetas y planes, ahora con centavos puedo hablar a cualquier parte del mundo. ¿Adónde hablo y con quién?. ¡La gente y sus preguntas indiscretas!. En mi bunker tengo desde la primera cama solar hasta el Pilates. No tengo dudas que la televisión me entretiene, bueno y también me enriquece, por eso no solo poseo el cable,  estoy suscripto a todos los canales codificados y además, denuncio a quien se cuelga. Si, no tengo ningún empacho en decirlo, después de todo, “robar cable es un delito”. No crean que todo lo que es oro brilla, pasé también momentos muy tristes, ¡Fui ahorrista!, abollé cacerolas, desfilé con Nito Artaza por Luro, por Independencia, y hasta obtuve un autógrafo de Moria Casán. En ese tiempo experimenté que las fuerzas me abandonaban. No pude recurrir a la prepaga porque dentro de los ahorros quedaron las cuotas, pero me salvó la industria láctea. Desde aquel desasociego, ni un solo día, he dejado de tomar probío 2, biopuritas, activia regularis, l caseis defensis. Reconozco que las fuerzas no volvieron, pero ya no las necesito, todos los días combato regularmente al tránsito lento como un duque francés en el exilio. Elegí para residir Mar del Plata, porque aquí hay mucho campo para el desarrollo de mi profesión, la desperdiciología multicausal. En las próximas ediciones les iré trasladando los frutos de mis investigaciones. Para despedirme, en esta oportunidad, elegí una de mis frases favoritas. Mi deseo es que ustedes reflexionen sobre ella, y me hagan llegar su parecer "Sálvese quien pueda".

                                                                                          Eduardo Wolfson


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