domingo, 19 de octubre de 2014

Capítulo de novela

Fragmento de la novela inédita de Eduardo Wolfson "Los comesandwich"

Preparando la conspiración


   Bonifacio Vazquez caminó junto al Tata hasta su oficina, sobre la Avenida de Mayo. Subieron por el ascensor jaula desvencijado hasta el último piso del edificio. Luego ascendieron por una escalera recta, de hierro oxidado. En el último peldaño respiraron hondo, e ingresaron al cuarto invadido por polvo y un popurrí de aromas mezclados.  El Boni prendió la lamparita, el tata advirtió las telarañas que la rodeaban, y sin pronunciar palabra observó el resto de la escena. Sobre Una pared con el revoque desgarrado por la humedad, penetraba el marco de dos ventanales tapiados con papel madera. Un viejo escritorio con persiana lleno de cajoncitos, apoyado sobre una puerta de madera, que en otros tiempos conectaría con otro ambiente. En el centro, una mesa redonda grande, rodeada por cuatro sillas giratorias de madera.
            De un armario, Boni extrajo una botella de criadores y dos vasos plásticos.

-          Bienvenido a mi cueva, esto nos va a servir para despejarnos (y le alcanzó un vaso medio lleno)
-          Acepto, pero convengamos que es temprano (contestó el Tata)

Boni tiró el saco encima de un teléfono negro, que yacía en una mesita de tapa redonda. Inmediatamente empezó a tomar del suelo pilas de carpetas de cartulina y biblioratos que iba desparramando sobre la mesada. El Tata movía un brazo para abanicarse la polvareda que excitó su compañero con los archivos, y el otro, con el vaso, lo acercaba a su boca para darle sorbos al whisky.
-          ¿Qué hacés?, ¿sí querés te hago habilitar una oficina en la rosada?(Expresó el Tata)
-          De aquí no nos vamos a mover por un tiempo largo, así que andá adecuándote a las circunstancias. (El Boni lo miró y esperó que la boquilla le llegue a su comisura izquierda para continuar) olvídate de la rosada y las comodidades, acabamos de entrar en la clandestinidad mi querido Tata.
-          Ya que la tenés tan clara, ¿podés largar un poco la piola?
-          Mirá Tata, estamos en mi tugurio de ideas, desde aquí manejaremos todo el operativo y la operación. Cuento con vos para ir a tranquilizar al gil del presi, cada vez que se ponga histérico. De este lugar no se debe enterar nadie, estás acá porque sos un amigo de la infancia, ¿Entendés?
A pesar del Whisky, El Tata palideció, se sintió peor que aquella semana que estuvo preso en un barquichuelo cuando los milicos dieron uno de sus acostumbrados golpes. Boni se dio cuenta, lo apuró a salir para que vomite en el baño del pasillo. Cuando volvió, encontró sobre el escritorio cuatro carpetas grandes, a las que Boni les había pasado un trapo. Intrigado el Tata preguntó:
-          ¿qué tenés en mente?
-          Mirá Tata, yo creo que tus compañeritos se engolosinaron. Durante muchos años tuvieron hambre. Después agarraron otra vez parte de la manija y quisieron fagocitarse todo. Quien más quien menos hizo su quiosquito, se sintieron los dueños del mundo y sin preocuparse se revolcaron en dolce farniente. Al principio, como es lógico los llamaron corruptos pero no les importó. Pero no les alcanzó quedarse con los vueltos. Querían hacer negocios más grandes los chicos. ¿Podemos decir a grandes trazos que así comenzó el desconche? (El Tata afirmó con la cabeza) Al Estado lo pusieron como pagador. Te quiero decir que no les importó maximizar sus beneficios, a expensas de los otros argentinos, a los que no les dejaron ni un cacho de pan.  Creían en definitiva que todo lo arreglarían con el circo, y en esto no se equivocaron tanto. Lo que sucede es que no son especialistas, si lo máximo que pueden hacer es un poco de malabarismo frente a los coches en el semáforo.

El Tata se rascaba la cabeza, boni veía en su cara los esfuerzos que trataba de hacer para entenderlo.

-          El asunto es que abrieron todos los frentes de golpe, y se le vino la maroma
-          Escuchame Boni, yo quiero soluciones no sermones.
-          Te explico Tata y no te ofendas. Cualquier pasquín, o programa de televisión, o radio, ya sea en política, espectáculos, intereses generales o policiales, no hace otra cosa que describir cagadas y cagaditas que se mandan. Los giles, esos que ustedes llaman ciudadanos comunes, tragan a cada rato la pastilla, la comentan entre ellos, mezclan todo, les fomentan bronca, terminando en la plaza pidiendo la caída.
-          Eso lo tenemos claro negro, pero ¿cómo lo paramos?
-          Tenemos que imponer un quilombo muy grande, que tape desde el amorío de los políticos hasta la empresa que afanan y le ponen el moño de regalo.
-          ¿Cómo?
-          Tiene que ser algo que venga de afuera, que levante el patriotismo, y que nos haga sentir hermanos contra un enemigo común.
-          Pero la guerra de Malvinas ya la hicieron los milicos.
-          No hablo de sangre, hablo de estrategia. Hace tiempo que vengo observando a unos perejiles que nos vienen muy bien. Están en casi todas las grandes reuniones, y hasta viajan a costillas del Estado a las grandes cumbres.
-          A dónde querés llegar negro.
-          A formar la red de espionaje más heterogénea, instalada en nuestro país. Apresar a unos cuantos, a otros declararlos prófugos, Iniciarles un juicio con todas las pompas.
-          ¿Con eso que conseguimos?
-          Que todos hablen, mientan y usen su imaginación sobre esta logia espía, y dejen de preguntar en que bancos está la guita que se llevaron ustedes.
El Boni abrió una de las carpetas. El Tata vio que estaba llena de recortes de diarios. El negro Vazquez lo obligó a revisarlas una a una, mientras continuaba explicando:
-          Los artículos son todos sobre grandes festicholas que se han hecho en estos años, tanto aquí como en el extranjero.
-          Boni me estás pudriendo, cortá el suspenso, y decíme cómo unas fiestas con unos cuantos tipos conocidos en el pasado, nos va a servir para que el gobierno no caiga.
-          No son los tipos conocidos. Es a los desconocidos que quiero que mires.
-          Pero, ¿para qué guardás todos estos mamotretos en la época de Internet?
-          Porque no todo se carga por internet, y lo publicado aunque sea viejo, siempre sirve para chantajear. Por eso recopilo, ensucio, pero no destruyo.
-          Cada vez comprendo menos.
-          Te estoy hablando de armar para la vox populi una conspiración que no les deje tiempo a los medios para comunicar otras pavadas, como corrupción, desenfreno, decadencia, soborno, cohecho, untado, caos peculado, defraudación, desfalco, expoliación, prevaricato, privatizaciones, nariguetazos, amoríos en la rosada y otras yerbas.
-          ¿Conspiración contra qué Boni?
-          ¿Qué se yo? Una conspiración de espionaje internacional para obligarnos a ceder hasta el último de nuestros recursos naturales, que secuestre funcionarios, que asesine cantantes folclóricos, ya que el pueblo no se atreve.
-          Pero vamos a necesitar un ejército para semejante explosión.
-          Vos y yo Tata, nadie más. Los otros solo serán títeres del disco que coloquemos en la vitrola.
-          ¿Y cuánto crees que pueda durar esa distracción?

-          Si la hacemos bien, la estiramos más de una década. Desde ya contamos con la ayuda de la burocracia.

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