miércoles, 6 de febrero de 2013

Capítulos de novela


 "Siempre que llovió" 
Novela inédita de Eduardo Wolfson

Síntesis argumental: 
             En una ciudad pampeana, adormecida por la recesión, ocurre un evento que será funcional a los intereses políticos, económicos y frívolos de la sociedad en general. Virginia, una piba que habita la villa miseria de la localidad, alertada por la llegada del tren, se lanza sobre su compañero Juan, desplazándolo fuera de las vías. Pero la acción no alcanzó para que ella quedara a salvo. La máquina le cortó las piernas.
            El canal de televisión local monta un programa ómnibus, con el fin de obtener donaciones destinadas a su flamante heroína. La ciudad se llena de periodistas provenientes de todo el país, lo que provoca un efecto multiplicador en la economía regional.
           Comerciantes, profesionales, funcionarios, políticos, artistas, religiosos, forasteros y medios de comunicación serán de la partida, entretejiendo estrategias singulares, para sacar ventaja con el acontecimiento.



1º Entrega, capítulo XXV

-Esta amputación nos vino como anillo al dedo, ningún evento es capaz de sacarla de la primera plana.

La declaración pertenece al gerente de noticias del informativo más visto en el país.
La tragedia actuó como una compuerta efectiva, que cerró el paso de la información a otros sucesos.
Todas las consultoras nacionales y algunas extranjeras, tomaron a la ciudad de Virginia como universo para compulsar a la opinión pública. Una fiebre indagatoria se apoderó de todos los medios. En pocas horas, una batería de encuestas circulaba en el aire, en las imágenes televisivas y en los domicilios particulares.
La intención pasaba por verificar en porcentajes, el juicio de valor que le merecía a la gente la tragedia, el heroísmo, el pasado, el presente y el futuro de Virginia.
El sondeo abarcaba las cuotas de responsabilidad que le asignaban en el suceso a la familia, a la comunidad, a los ferrocarriles, al maquinista, a la pobreza etc.

El mismo director del canal local fue quien recibió en el programa ómnibus, al presidente de “Pollster-investigation Inc. para América Latina”, Licenciado John Rodríguez.
Flaco, alto, un tanto desgarbado, el científico social se apoderó del plató, ostentando una amplia sonrisa que mantuvo a lo largo de toda la entrevista. Su primera acción, consistió en arrebatarle el micrófono a su anfitrión, dando respuesta a un interrogante no explicito:
-Ustedes habrán oído decir que una encuesta se puede formular por cuestionario o entrevista, pero que en cualquiera de sus formas, el realizador, en este caso quien les habla, debe tener en claro la variable independiente, que en esta oportunidad, son los alcances y la aceptación del maravilloso milagro que les pertenece.
Para ello y abreviando, la batería de preguntas que formulen las encuestadoras de nuestra consultora, contemplarán el contenido elevado de sensibilidad, que seguro estará presente a lo largo del trayecto de la conversación, cuidando siempre el objeto de la interrogación y también, la posible ausencia de respuestas, dadas las características del personaje clave que es abordado.

Condicionada por el cartel conductor, la tribuna estalló en aplausos. El director pidió calma y prosiguió el invitado.
-Con nosotros, ustedes van a notar que la cosa es distinta, y esto se deberá en parte a la intromisión de las estadísticas cotidianas en sus vidas, hasta hoy sin sabor. Ellas, las estadísticas, serán interpretadas a lo largo de la investigación, mezcladas con la pulsión presente, constante, ansiosa, impaciente, penetrante y transparente del marketing.
Así, vamos a poder abrir una gran cantidad de columnas y cruzarlas con las necesidades de compra, venta, promoción, sexualidad, economía, poder y trascendencia que ustedes tienen hoy, a partir de la irrupción en sociedad del fenómeno que el pueblo denomina “Virginia”, y que nosotros, sopesándolo desde el marketing, hemos rebautizado como “Caramelos a granel”.

Esta vez no hubo aplausos, mientras se dilataba el silencio, público y televidentes observaban como el Licenciado John Rodríguez, espectacularmente, se lanzaba hacia la tribuna. A las cámaras les resultó difícil seguirlo.
El recorrido protagonizado por el sociólogo, dibujaba extrañas parábolas entre las diversas gradas. Por momentos, se detenía frente alguna persona oprimiéndole el brazo con sus dedos largos y huesudos, le sonreía, reiniciando en forma inmediata, su camino.
Por fin, tomó de las manos a una mujer joven, a quién prácticamente obligó a acompañarlo al centro del estudio.
La muchacha, de aspecto frágil y tez oscura, revelaba timidez. Él preguntó:
-¿Cómo se llama esta belleza autóctona?

Con indecisión, balbuceando y en un susurro, la joven contestó:
-Tamara.

El hombre, se excusó por el público de no haber escuchado, y le requirió que lo volviera a repetir:
-Con más fuerza, con más vigor, ¡como si de ello dependiera su vida!

Avergonzada pero también incentivada, reiteró el Tamara, en forma enérgica y potente, arrancando un aplauso cerrado, prolongado y de gran magnitud.
-Señores, he elegido entre la gente de la tribuna -dijo John Rodriguez- a esta guapa que se llama Tamara, porque la considero un personaje clave, que nos puede dar mucha información sobre el universo que investigamos.
No les voy a explicar cual fue el método que escogí para la elección, porque llevaría tanto tiempo como el que me llevó hacer la carrera. Lo que sí les digo, es que este procedimiento tiene el 98% de efectividad. Esto en ciencias sociales significa que el margen de error previsto, es inexistente. 
Tamara será nuestra primera encuestada en esta ciudad y la única que no será anónima. Ella tendrá que responder a las preguntas con un si, con un no, o con un no sabe. He decidido hacerlo así, como forma didáctica.

 El encuestador solicitó nuevamente un aplauso para su conejito de indias y a boca de jarro comenzó con la primera pregunta:
-¿Te gusta tu casa? /sí/, ¿te gusta pasar largo tiempo en tu casa? /sí/, ¿Conoces la casa de Virginia? /no/, ¿te gustaría conocer la casa de Virginia? /no sé/ ¿conoces personalmente a Virginia? /no/. ¿Crees qué el de Virginia fue un acto responsable? /no sé/. ¿Un acto heroico? /sí/. ¿Un acto trágico? /sí/. Juan, el compañerito de juegos de Virginia ¿es culpable? /sí/.

 La última contestación fue espontáneamente aplaudida por la tribuna. El conductor del programa, atento al desenvolvimiento y a las actitudes que despertaba el mismo, consideró necesario irrumpir en el aire, tratando de calmar ánimos fervorizados:
-Queridos amigos televidentes y presentes, con todo mi corazón debo pedirles un favor muy especial. Quiero solicitarles que reservemos para nuestra intimidad, los juicios de valor sobre acontecimientos tan contradictorios como los que hoy nos tocan vivir.
El licenciado John Rodríguez está mostrándonos el sistema, por el cual, va a realizar sus encuestas, solo eso. Lo que manifiesta Tamara es una opinión, por lo tanto ni al licenciado, ni a Tamara les agradaría que estos resultados se generalicen. Yo sé que todos nos sentimos apenados y también exaltados por lo ocurrido. Pero dejemos que a los culpables los encuentre la justicia.

 Otra vez aplausos, en esta oportunidad aconsejados por el cartel.
La encuesta se extendió unos segundos más y la última pregunta quedó registrada como un “no contesta”, por parte de Tamara.
-¿Serías capaz de perder tus piernas para acoger todo lo que está recibiendo Virginia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario