martes, 12 de marzo de 2013

Capítulo de novela


"Siempre que llovió..." 

Capítulo V
Novela inaudita de Eduardo Wolfson
La rutina del Sanatorio Privado Community fue alterada con la internación de Virginia. El programa ómnibus destacó un móvil en la entrada de la habitación individual. Los convalecientes en el establecimiento, asombrados, observaban por las ventanas el gran despliegue de gente y de equipos que los rodeaban.
La imagen de una virgen portada en andas por cuatro religiosas, era seguida por una multitud rezando.
Partidos políticos y agrupaciones sociales, se apiñaron con sus banderas respectivas voceando diversas consignas, adaptadas por el saber popular a la epopeya que transitaban. Cuando los opositores al gobierno municipal coreaban: “Virginia es nuestra”, los oficialistas sostenían: “¡Ea!, ¡Ea!, ¡Ea!, en el sanatorio Virginia queda como nueva”.             Mientras tanto, las ONG se agruparon bajo el canto integrador: “No jodan, no jodan, Virginia hay una sola”
También, en la curva trágica de aquel ferrocarril nacieron los devotos, ellos construyeron un altar que fue desbordado por humildes ofrendas. El frío y el viento, no impidieron que los habitantes de la villa y peregrinos nuevos, encendieran velas en el sitio, donde el cuerpo de Virginia quedara fatalmente escindido. Los noticiarios no dejaron ninguna escena fuera de cuadro. 

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