sábado, 8 de junio de 2013

Capítulo de novela

"Siempre que llovió..."
Capítulo XIX
Obra inaudita e inédita de Eduardo Wolfson



Somos de izquierda hasta los tuétanos”. El cartel, expuesto en un canal de noticias, con importantes letras huecas sobre un fondo rojo, acompañado por una marcha militar de fondo, se comunicó regularmente. La misma frase sirvió para ilustrar la primera página del periódico matutino perteneciente al mismo multimedio.

El copete no admitió subtextos: “Los abogados elegidos por los padres de Virginia para proteger a su hija, confesaron profesar una extraña ideología, ajena al sentir mayoritario de un pueblo, que por su arrojo, lleva en su bandera los colores del firmamento”.
El diario más que centenario del país, resaltaba con respecto al tema: “los letrados no tuvieron ningún empacho durante el desarrollo de la conferencia de prensa en expresar, su fanatismo por llevar a cabo ideas disolventes de izquierda. Para tal fin, los jóvenes profesionales afirman desarrollar una estrategia, hasta ahora secreta.           Extraoficialmente, pero con origen en fuentes consustanciadas, se supo que dicho plan, tiene como objetivo predisponer a la opinión pública, contra empresas como los ferrocarriles y el Estado privatizador, a los que consideran sin fundamento, verdaderos genocidas.
Los padres de la niña, que designaron a los doctores González Sueyro y Barreiro Piazza, resultan por su ignorancia e indigencia, plenamente no imputables, ya que estos leguleyos los manipulan a su arbitrio, prometiéndoles la obtención de una jugosa recompensa. Lo que ellos califican como un crimen social, es a todas luces, un desgraciado y fatal accidente, protagonizado por dos niños que jugaban en el lugar y momento equivocados”.
Al mismo tiempo, un tabloide, destacado por un contenido más analítico, con gran pluralidad de ideas y de firmas, comentó: “Los abogados, jóvenes progresistas de Buenos Aires, conmovidos por el dolor de estas familias marginadas, decidieron poner el hombro y luchar a brazo partido, sin cobrar honorarios, en el emblemático caso de Virginia.
La intención de los juristas, quedó manifiesta en la conferencia de prensa brindada ayer, cuando señalaron que cualquier carátula sería chica para el crimen cometido, insinuando además, que no solo los ferrocarriles serían los victimarios, ni tampoco, la niña amputada la única victima.

 Como un quijote peleando contra molinos de viento, los doctores González Sueyro y Barreiro Piazza se enfrentan solos a un mundo de poderes, esperando, al menos, un epílogo reparador.”  

No hay comentarios:

Publicar un comentario