Fragmento de la novela inédita de Eduardo Wolfson "Los Comesandwich"
Reclamo oral de la subcomisión de poetas 1º parte
Soy poetisa, y de mi padre aprendí a caminar erguida por
la vida señor Juez. Así adquirí el hábito de andar por la ciudad mirando hacia
el cielo, o sea, que cumplí con el mandato paterno y al mismo tiempo, le
agregué valor, ¿me entiende?
Los funcionarios nunca significaron gran cosa
para mí, pero me parece un desatino que no considere relevante el informe de
nuestra subcomisión de poetas para comprender la causa de sus desapariciones. Sobre
todo teniendo en cuenta nuestra integración con vates y bardos.
Cuando
era joven, me gustaba observar las cúpulas de Buenos Aires, mejor dicho, esas
antiguas finalizaciones de edificios me producían algo mágico. Lo cierto es, que
real o virtualmente, me escapaba de la ciudad actual por las ventanas de esas
estructuras, avistando y compartiendo otros mundos pasados. Le comento esto,
porque a lo mejor, esos funcionarios, adoptaron un método parecido.
No me
estoy yendo por la tangente su señoría. Mientras la arquitectura aérea se
mezclaba con las vivencias pretéritas, yo recreaba escenas de intriga,
historias pasionales tétricas y de amor. Presenciaba suicidios famosos y
engaños anónimos.
Claro,
tiene razón, ese era mi mundo de fantasía, pero la realidad, le aseguro, no
tiene nada que envidiarle. En ella permanecen intactos, los pozos, los arreglos
sin terminar, los caños perforados, los bastidores de madera con tablas
quebradas a modo de guardaganado, cubriendo distintas perforaciones hechas por
empresas privatizadas en el siglo pasado, y también las odas muy elementales de
nuestro querido y nunca bien ponderado Neruda. Quien no le dice, que por esos
andurriales, también se le pudieron escurrir los funcionarios.
Pero fue
volviendo a las cumbres, allí, en ese territorio donde el sueño se transforma
en quimera, señor Juez, que me enamoré de Jorge Newbery.
En
efecto, hablo del funcionario municipal ya fallecido, aunque a usted, por
prosaico, le parezca irrelevante. Me sedujo hablándome del alumbrado público
que había impulsado para la ciudad. Usted sabía, que su hermano un día subió a
un globo, brindó con champaña, engulló unos canapés y bombones tomó el primer
viento y ¡Puf!, desapareció. Se ha preguntado, si en el canasto ¿no lo
acompañaba algún Comesandwich?
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