sábado, 8 de noviembre de 2014

Capítulo de novela

Fragmento de la novela inédita de Eduardo Wolfson "Los comesandwich"

Informe: "Formación de comisión multidisciplinaria de peritos notables"

Señores jueces. Señor Secretario. Señor Fiscal. Señor Defensor. Señora Defensora Oficial. Frente a la complejidad y gravedad del caso que nos ocupa, el tribunal, al inicio de este juicio, me ha confiado la formación una comisión multidisciplinaria de peritos notables. El fin: establecer con rigurosidad, en el estado que se encuentren, el paradero de los hasta hoy 130 funcionarios estatales ausentes. Con orgullo y satisfacción, debo comunicar a sus excelencias, que a 7 años de aquel pedido, he logrado designar al grupo, comenzar la investigación y emitir un primer informe, o informe preliminar.
            En la primera reunión, sociólogos, psicólogos, arquitectos, escritores, criminólogos, videntes policiales, sacerdotes, rabinos, pastores de diversas confesiones, periodistas y hombres de ley, nos mostramos azorados por la tragedia, pero al mismo tiempo, sentimos que la era, nos colocaba frente a un desafío histórico de proporciones jamás conocidas en la historia de la humanidad.           Por la cantidad de gente y la aparatosidad de los elementos necesarios abocados al caso, concluimos, que el sitio ideal, para sede central de la agrupación, era ese hotel del barrio de Retiro, que en otros tiempos, y bajo costumbres corrompidas de la sociedad, se pretendió transformarlo en un hospital de niños. Por suerte aquel experimento no se concretó, y hoy puedo garantizar que la concentración de peritos puede funcionar, gracias a que aquella alucinación no se produjo. El detalle de gastos pactados, y renovados, desde hace siete años en cada presupuesto que nuestro honorable parlamento aprueba, no lo verbalizaré, ya que las cifras resultan siempre tediosas, las mismas, obran en mi poder, para ser entregadas por secretaría al finalizar mi exposición, y que ella, resuelva la forma para darle transparencia y difusión.
            Si, debo comunicar, que esta comisión ha procedido a proclamar con la rúbrica de cada uno de sus miembros, un código de ética, que entre otras cosas, remarca con énfasis en su articulado, la necesidad de incurrir, solo en gastos necesarios para llevar a cabo sus actividades, sin provocar al Estado Argentino, entendiendo por tal a sus ciudadanos, erogaciones suntuarias o inútiles para los fines que fue creado. Copias del código de ética, fueron entregadas a los periodistas, que asistieron a la cena-show con motivo de la iniciación de trabajos.
            Antes de abordar el segmento medular del presente informe, debo mencionar una digresión, motivada por la portada, con que vuestro tribunal su señoría, rubricó a la primera formación de esta comisión. Me refiero a: “Equipo Inter y multidisciplinario de peritos”.  Dicha carátula, debo ser sincero, nos trajo en aquel instante, confusión y desorientación. Uno de nuestros componentes, advirtió, que el término inter hacía alusión al medio íntimo. Por lo tanto, interpretamos que los profesionales participantes, necesariamente, debíamos tener contacto y actividad en este tribunal.
            Pero la palabra compuesta multidisciplinario, conmovió la apreciación aludida, ya que entendíamos que en el seno de este juzgado, no contábamos con toda la materia gris suficiente, para atacar cada una de las cuestiones que el objetivo nos impone.
            Por la premura de la investigación que nos ocupa, decidimos esa misma noche, 7 años atrás, no retornar a nuestros hogares. Haciendo uso estratégico del presupuesto acordado para gastos y representaciones, reservamos para cenar, uno de los restaurantes, aún vigentes, en Puerto Madero.
            Inaugurada la “yantar-faena” de emergencia, comuniqué a sus integrantes que según mi criterio, el debate tendría que ceñirse a los términos cuestionados, para no derivar el cambio de opiniones hacia otros tópicos, que si bien serían conducentes, nos obligaría a retrasar nuestras conclusiones sobre el objetivo principal que encierra la ausencia sorpresiva, de 130 funcionarios.
            Si bien la mayoría de los presentes acordó con mi terminología, se procedió con criterio profesional a explicarla a través de un acta, cuya confección, se le encomendó al secretario de turno. También se señaló en dicho acta, la observación de uno de los polemistas. El colega sostenía, que en este episodio en particular, la palabra Multidisciplinario, resultaba antagónica del término inter. Consecuencia que no es para nada menor, si tenemos en cuenta que toda falsedad, es muy pronto revelada, pero que la acción compleja, como imperativo, hacia la denominación de nuestra comisión, resultaba mucho más enmarañada, y por lo tanto, sospechosa de ocultar un paralelo mágico, con respecto, a cual sería nuestra cabal interrogación.
            Imagínese el tribunal, que si nuestra acción debía ceñirse al encabezamiento, con que el señor Juez y su equipo, bautizaron a la agrupación investigadora hace 7 años, nuestro proverbial desarrollo, se vería trabado por dos factores fundamentales: 1) El límite a la cantidad de integrantes, indicado por el término inter. 2) La palabra compleja “Multidisciplinario”, se presenta en este contexto, totalmente a la deriva, como un peligroso iceberg, que desprendido de su glaciar padre, navega sin rumbo y sin sentido, sin indicarnos, en que coordenadas depositará su masa amorfa, en el que será sin duda, el último viaje.
             “Multidisciplinario”, significa un variado, heterogéneo, diverso número de disciplinas, pero no nos informa de cuantas ni de cuales se trata.  El pleno de la comisión de peritos entonces, por unanimidad, determinó que resultaba imprescindible concordar un régimen de trabajo unívoco. Entre ellos, un hombre de letras pero corto de vista, verbalizó una frase, que extinguió dejando suspendida la estela de una sonrisa. Dijo: “parece que las cosas se hallan encaminadas, pero no olviden que podemos tropezarnos con un jardín de senderos que se bifurcan”
            Fue así que dicho método tendría que constituirse en la vía por la cual creciera la síntesis de múltiples caminos, que ingresan por la trama de materias, entrometidas en el imponderable.
            Al tercer año de gestión, los encargados metodológicos, superando barreras burocráticas, informaron a la comisión y a la prensa la conclusión sobre la construcción de la regla, reunidos en esta ocasión, frente a un desayuno buffet que animaban diferentes agrupaciones musicales europeas, contratadas para la ocasión.
            Al poseer un procedimiento común, nos encontramos en condiciones de constituir los talleres de trabajo propiamente dichos. Estos sitios concebidos como acción concreta de cada una de las disciplinas involucradas, precisaban forzosamente poseer autoridades estratificadas, cada una con sus subordinados correspondientes.
            Para evitar posibles roces entre los miembros de cada taller, el triunvirato que preside a la comisión en su conjunto, decidió que llamar a concurso, era la forma más democrática y clara para adjudicar con responsabilidad los cargos a cubrir en cada taller. El inconveniente, surgió cuando hubo que determinar a los jurados para poder ponderar y elegir con ecuanimidad, a los postulantes.
            Luego de un arduo cambio de opiniones, y no pudiendo hallar unanimidad en el triunvirato, este decidió, una vez finalizada la feria judicial, convocar al plenario de Peritos, para poner a votación las decisiones no consensuadas. Triunfó por abultada mayoría, la opción, que contemplaba contratar como jurados a eminencias extranjeras, seguros así de contar con un veredicto imparcial, debido al desconocimiento personal, que ellos tienen de nuestros peritos profesionales.       En cuanto a las autoridades que se constituirían en cada taller, se acordó imitar a las que participan en el directorio de una sociedad anónima privada, tal como presidente, vice, secretarios, síndicos y vocales. Para constatar si la sociedad anónima era la mejor figura para el correlato de autoridades en el taller, por memo interno, pedimos la colaboración de un juzgado comercial, que prontamente, pasadas solo dos ferias judiciales, nos contestó, que a su entender, el camino elegido era el correcto, pero que tratándose de talleres, recomendaban por nuestra parte, efectuar una consulta con asociaciones de la pequeña y mediana empresa, haciéndola extensiva a directivos de colegios técnicos. Estos organismos, señor juez, para admitir  nuestros interrogantes, debieron implementar ciertos actos, previstos en sus respectivos estatutos.
            En el caso de la asociación de pequeñas y medianas empresas, debimos aguardar a que asuma el nuevo directorio, y que este a su vez, convoque a un referéndum a sus asociados. Nos emocionamos al saber por un trascendido, que el sí obtuvo una victoria aplastante. Así los responsables de la asociación se hallaban legítimamente autorizados para elevar a su federación, institución de segundo grado, los pormenores de nuestra inquietud, dejando en manos de esta la respuesta oficial, que conforma a todas las asociaciones de primer grado del territorio.
             En cuanto a los colegios técnicos, los directores, en su descargo, nos respondieron que ellos, según organigrama vigente, figuraban incorporados al cuerpo de educadores, y como tal, no les correspondía atestiguar, a no ser que el instrumento les sea delegado por cadena. Asimismo, amenazaban a este triunvirato, que de insistir por esta vía, propondrían a su asamblea un paro de actividades al comienzo del nuevo año lectivo. De todos modos, mostrándose conciliatorios, nos aconsejaban, que la requisitoria se la enviáramos a las cooperadoras escolares, y más precisamente a su tesorero. Sin abstenciones de nuestra parte, decidimos utilizar la ruta planteada.
            Al año siguiente, después de un meditado tiempo de reflexión, los tesoreros de las cooperadoras de escuelas técnicas reunidos en un Congreso General para tratar nuestros planteos, llevado a cabo en la ciudad de Mar del Plata, contestaron, que la mejor respuesta, según su parecer, la íbamos a obtener de los integrantes de la Comisión Interdisciplinaria de peritos judiciales.

            Reunidos entonces en sesión extraordinaria, en un hotel del lado brasileño de las Cataratas del Iguazú, por unanimidad, decidimos que los cargos que rigen a una sociedad anónima, resultan los más apropiados para que integren los talleres de dicha comisión.

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